Otoño de 1512. Una goleta navega rumbo a Cádiz. Una galerna la encalla en la Punta la Nao. El cargamento es sumamente valioso; trae estibado los misterios aurorales del flamenco. Lingotes de seguiriya y soleá, plata pura de corridos y tonás, de cantiñas y perlas preciosas de aroma indiano. Por testigo su orilla y la sangre dinástica de la gente del bronce. Pericón lo dijo y el poeta de Archidona dio fe.
Aquí están los fardos, sin pretensión de fardar. Papeles flamencos de Cádiz y sus Puertos.