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lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Andaluz o flamenco? Porfía en el Café del Correo

Demófilo Foto: tomada del blog nuestroarriate
Antonio Machado y Álvarez, Demófilo ya se había interesado por el flamenco en 1871, publicando en la Revista Mensual un artículo titulado Cantes flamencos. Entre 1878 y 1880 siguió mostrando interés por el género, escribiendo artículos sueltos. Pero no es hasta 1881 y enmarcado en la corriente folklorista que entonces se desarrollaba en Europa, cuando le dedicó una monografía con su libro Colección de cantes flamencos, parece ser que animado por su amigo, el eminente lingüista alemán Hugo Schuchardt que, asimismo —y en ése mismo año, aunque algo más tarde— publicó su Die cantes flamencos. Por si fuera poco punto de partida en la bibliografía flamenca, también en 1881, Manuel Balmaseda publicaba el primer cancionero de coplas populares.

Demófilo fue evolucionando con respecto a su visión del flamenco y en el tiempo que lo estudió incurrió en algunas contradicciones. Cosa normal. Así, cuando acomete su trabajo Cantes flamencos, de 1887 —que es una obra nueva, no una reedición de la de 1881— ya existen diferencias perceptivas notables en el autor.

La visión machadiana de la contraposición entre gitanos y andaluces, según Enrique Baltanás, sería la que sigue: "Andaluces: fantasía risueña y rica, genio festivo y picaresco; Gitanos: fantasía lúgubre y tétrica, pueblo misterioso y desconocido".(1)


Las diferencias entre "cante andaluz" y "cante flamenco" han suscitado encendidas polémicas que, en determinados sectores inmovilistas, aún gozan de cierta vigencia. Siendo una discusión comprensiva para la perspectiva y la visión del siglo XIX, pero increíblemente ridícula y estéril para la actualidad.

¿Para cuándo un inventario en Cádiz de elementos singulares e históricos?

Situémonos en 1888. Cádiz conservaba un café, el Café del Correo, el cual tuvo un gran esplendor en el Cádiz de las Cortes, donde los diputados discutían sus ideas tras las sesiones y del que milagrosamente se conserva su rótulo en mármol rosa. Dicho establecimiento, a la sazón, funcionaba como Café Cantante y estaba regentado entonces por José Durio Montañez, según la diferente documentación conservada en el Archivo Histórico Municipal de Cádiz.

La noticia, una de las más tempranas al respecto, no tiene desperdicio. El Gobernador, que no tiene un pelo ni de flamencólogo ni de carajote, echa mano del jabón y se lava las manos ante un asunto tan peregrino:

Diario de Cádiz, 13 de abril de 1888
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(1) MACHADO Y ÁLVAREZ, Antonio, Colección de cantes flamencos, recogidos y anotados por Antonio Machado y Álvarez "Demófilo". Edición, introducción y notas de Enrique Baltanás, Sevilla: Portada Editorial, 1996.

2 comentarios:

  1. El temita tiene miga amigo. La percepción de lo flamenco y lo andaluz a finales del XIX. Miga pa mojar. Estoy contigo: ¡¡un inventario ya!! y que preparen tres mil y pico folios, uno por año. Gracias por el blog

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    1. Gracias siempre a ti por comentar. Hasta hace poco, Cádiz era -con diferencia- la ciudad con más caoba y mármol por metro cuadrado. Las actuales "rehabilitaciones" de vivienda (repárese en la intención del entrecomillado) están expoliando impunemente este patrimonio, con la connivencia de las administraciones y de algún que otro arquitecto. Tras la madera americana y los mármoles genoveses, lo tercero que cae en codicia son las lozas de Tarifa... ¡y no pasa nada, para nuestra vergüenza y desgracia!
      Gracias por participar y sigue afinando noticias que somos muchos lectores los que atentos esperamos. Un abrazo.

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