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jueves, 31 de enero de 2013

"Mi, este y yo" (II), virtuosos y solidarios (I897-1900)

Los excéntricos "Mi, este y yo" prolongaron sus actuaciones algunos años más a 1896. Su concepción artística, que había estado claramente inspirada en la de los concertistas catalanes "Los tres negros bemoles" (1), originó —como todo lo que marca tendencia— que florecieran éste tipo de formaciones, de músicos virtuosos, en algunos casos, inventores y constructores de sus propios instrumentos (como hoy Le Luthiers), y todos, músicos, con un alto nivel de formación y de ejecución instrumentista (2).

En ése sentido, éstas agrupaciones se multiplicaron por Cádiz, tales como: "Garri, Guerri, Gorri", que en 1899 compartían con las compañías de actores las tablas del Teatro Circo Gaditano (3); "Tú, él y otro", virtuosos que actuaron en el Teatro Principal de El Puerto de Santa María, junto a la famosa comparsa "Los relojes", de El Tío de la Tiza (4); "Los tres blancos sostenidos", magníficos músicos que actuaron en 1900 en el Liceo Albarrán y en el Liceo Gaditano (5) y "Coll, Med, Bon", nombre que contenía las iniciales de los primeros apellidos de sus músicos (Bernardo Collado, Juan Torres Medu y José Bonifaz), que revolucionaron los teatros y actuaron con extraordinario éxito en el Liceo Albarrán (6).

En la documentación del Archivo Histórico Municipal de Cádiz de 1896, no se conserva la instancia oficial de "Mi, este y yo" (apenas han sobrevivido las instancias de dicho año). Todo lo contrario del siguiente:

Archivo Histórico Municipal de Cádiz, caja número 6.198

Esquela publicada en Diario de Cádiz el 25 de febrero de 1898 por los caídos en las guerras coloniales

En 1897, "Mi, este y yo", vuelven a actuar en el Carnaval y no pierden su carácter benéfico, destinando parte del ingreso de sus actuaciones a beneficio de los soldados enfermos y heridos que regresaban de la "ingrata Manigua" y de Filipinas. Actuaron en la Academia Filarmónica Gaditana de Santa Cecilia, centro en el que se concentraba la élite de los músicos gaditanos:


Diario de Cádiz, 6 de enero de 1897
Diario de Cádiz, 15 de enero de 1897

El 3 de febrero de 1897, actuaron en el Círculo Católico Obrero y luego marcharon por la provincia actuando en Puerto Real, Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, y después hacia Sevilla:


Diario de Cádiz, 3 de febrero de 1897
Diario de Cádiz, 12 de febrero de 1897

El 3 de mayo actuaron en el Gobierno Militar en honor del Duque de Nájera:


Diario de Cádiz, 4 de mayo de 1897


No hay rastro de su participación —al menos yo no la he encontrado— en el Carnaval de 1898. Sin embargo sí en 1899 como se puede leer a continuación, en cuya segunda noticia, confirma que sí participaron el año anterior (como parecía lógico), a pesar de que la prensa periódica no lo reflejara (o yo no lo encontrara):


Diario de Cádiz, 25 de enero de 1899
Diario de Cádiz, 17 de febrero de 1899

El 18 de febrero de 1899 participaron en un concierto en el Círculo Conservador de Chiclana de la Frontera:


Diario de Cádiz, 25 de febrero de 1899

En el año 1900, "Mi, este y yo" volvieron con fuerza, según se puede leer en las crónicas periodísticas que reflejaron sus ensayos:


Diario de Cádiz, 18 de febrero de 1900
Diario de Cádiz, 23 de febrero de 1900

En marzo de 1900 actuaron en el Liceo Albarrán y en el mes de mayo se unieron a un espectáculo, en el Teatro Circo Gaditano que se organizó expresamente a beneficio de un periodista de la ciudad. Participaron junto a la prestigiosa comparsa "Los luceros" de El Tío de la Tiza, cuyo tango de "A la plaza de abastos / de esta gran población" popularizaría Chano Lobato, cien años después:


Diario de Cádiz, 12 de marzo de 1900
Diario de Cádiz, 19 de marzo de 1900
Diario de Cádiz, 24 de marzo de 1900
Diario de Cádiz, 27 de marzo de 1900
Diario de Cádiz, 16 de mayo de 1900
Diario de Cádiz, 23 de mayo de 1900

_________________________

(1) De hecho tuvieron en Cádiz a sus homónimos "Los tres negros bemoles" en 1890.

(2) Hay abundantes ejemplos: "Los enormes" (1890); "Carando, Pelote y Chibiqui" (de 1892, representando al célebre Tío Carando); "Lepe, Lepijo y su hijo" (de 1893, cuyo nombre proviene de un dicho de la época que le sacaron a un obispo gaditano. Rafael Alberti escribió, con idéntico título, una farsa perdida e inacabada); "El cañáfono" (1893); "Carando, Pelote, Chibiqui y Pelotito" (1894)...

(3) Diario de Cádiz, 25 de marzo de 1899.

(4) Ibídem, 8 de abril de 1899.

(5) Ibídem, 7 y 17 de abril de 1900.

(6) Ibídem, 27 de mayo de 1900.

miércoles, 30 de enero de 2013

"Mi, este y yo" (I), virtuosos y solidarios (I896)

"Mi, este y yo". en su etapa en la que postulaban para los damnificados de las guerras coloniales.
Biblioteca de Temas Gaditanos. Fondo de Ramón Grosso

Entre los muchos excéntricos musicales que gozaron de fama, figura el trío de virtuosos instrumentistas que, primero bajo el nombre de "Terceto andaluz" y luego como "Mi, este y yo", irrumpieron con fuerza en el año 1896, en el Carnaval gaditano, y una vez pasado éste, postularon para los heridos de las Guerras de Cuba y Filipinas.

Preciosa fotografía. Rufino Noa posa con el "botellófono", instrumento
que obtenía las notas musicales, en función del nivel del líquido de cada
botella, como hacía El Tío de la Tiza en sus composiciones. Obsérvese
la baqueta en su mano derecha. Foto BTG, fondo Ramón Grosso
Lo componían Rufino Noa (violín), Juan Torres Medu (bandurria) y Juan Morales (guitarra). El abanderado se llamaba Cándido de la Mata

Según el médico e investigador Ramón Grosso "los ingresos que obtuvieron en dichas postulaciones, principalmente por las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla fueron enviados por mediación del Gobernador Civil de Cádiz al diario madrileño El Imparcial, que dirigía Eduardo Gasset, para engrosar la suscripción abierta por el citado periódico.

En Cádiz recorrían las calles en un landó, y llevaban los mozos de librea para los instrumentos. Su repertorio era muy extenso, constituyendo más de setenta piezas distintas, entre las cuales figuraba el popurrí y la pavana de Lucena; valses Dolores; pasacalle de El Padrino del Nene; cuplés de Varietes; Los presupuestos de Villapierde; La boda de Luis Alonso; Los Cocineros; El traje de luces... etc.".

También interpretaban aires flamencos con los que solían cosechar grandes aplausos. Razón por la cual los traemos aquí.

La primera noticia de ellos, data del 4 de enero de 1896. El periódico destaca el éxito que obtienen por la interpretación del pasodoble Cádiz y la jota La madre del cordero:

Diario de Cádiz, 4 de enero de 1896

Días más tarde, actuaron en el Centro Obrero Católico. Algo después lo hicieron en el Círculo Republicano y ya se recoge en la noticia la intención que tienen de agruparse en el Carnaval con instrumentos extraños:


Diario de Cádiz, 7 de enero de 1896
Diario de Cádiz, 20 de enero de 1896

El 26 de enero debutan en el Teatro Principal de El Puerto de Santa María, junto al bajo cómico Ángel Carmona y a la tiple Aurora Medina:


Diario de Cádiz, 26 de enero de 1896

Ya inscritos formalmente en el ayuntamiento para tocar por las calles en Carnaval, figuran como "Mi, este y yo", que será el nombre que les daría popularidad por espacio de varios años. La prensa recoge también su tipo:


Diario de Cádiz, 14 de febrero de 1896
Diario de Cádiz, 15 de febrero de 1896

El fotógrafo Ángel Lebrón era nombrado corresponsal en Cádiz de la revista ilustrada Blanco y Negro y los inmortalizaba con su cámara. Dicho fotógrafo figura en el minucioso censo, de elaboración propia, que el experto en fotografía (e imagen), Rafael Garófano, nos ofreció en su trabajo Cádiz en la fotografía del siglo XIX (1), en el que se nos indica que su segundo apellido era Calzado y su gabinete fotográfico estaba instalado en el número 11 de la Plaza Isabel II (hoy San Juan de Dios):


Diario de Cádiz, 21 de febrero de 1896

En el mes de marzo actuaron en el Teatro Eslava de la calle Hospital de Mujeres, junto a los celebérrimos "Viejos cooperativos", ex comparsistas que habían salido con El Tío de la Tiza y que nueve años después de su primera salida (1887), aún se mantenían en activo con extraordinario éxito y con su antigua denominación. Dicha actuación se repetirá en el Teatro Principal de San Fernando el 22 de marzo:


Diario de Cádiz, 6 de marzo de 1896
Diario de Cádiz, 22 de marzo de 1896

El 4 de abril reaparecían en el Teatro Circo Gaditano juanto a una compañía de zarzuela y dos cantaoras de malagueñas, lamentablemente anónimas:


Diario de Cádiz, 3 de abril de 1896

El 11 de mayo actuaron en el Círculo Vico de Cádiz en donde ejecutaron un popurrí de aires andaluces. Nueve días más tarde acuden a un concierto en un domicilio privado:


Diario de Cádiz, 11 de mayo de 1896
Diario de Cádiz, 25 de mayo de 1896
Diario de Cádiz, 20 de junio de 1896

Por último la Venta Eritaña del barrio de San Severiano acogió las actuaciones de estos magníficos virtuosos:


Diario de Cádiz, 22 de junio de 1896 (edición de tarde)
Diario de Cádiz, 12 de julio de 1896
Diario de Cádiz, 24 de julio de 1896


En 1951, siendo ya un octogenario residiendo en Madrid, Rufino Noa, concedió una entrevista en la que detallaba muchas vivencias interesantes y ampliaba información sobre este peculiar "Terceto andaluz". Esperaremos a que la marea traiga más grados para que nos arribe dicha entrevista dentro de un fardo.

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(1) GARÓFANO SÁNCHEZ, Rafael, Cádiz en la fotografía del siglo XIX, Cádiz: Unicaja, 1993 (Pág. 162).

lunes, 28 de enero de 2013

Manuel de Falla escucha malagueñas en un fonógrafo (1895). (A Carlos Martín Ballester)

Es de común aceptación que Manuel de Falla y Matheu (Cádiz, 1876-Alta Gracia, Argentina, 1946) dio su primer concierto público, a las ocho y media de la tarde de un 16 de agosto de 1899 en el Salón de Manuel Quirell, que estaba establecido en el número 17 de la calle Rosario y que cedió para tal ocasión un gran piano de cola Chassaigne. Así lo refieren todos sus biógrafos y algunos, incluso (Serafín Pró y Ruiz), adelantan unos meses su debut a ese año de 1899 con otra audición pública que el Maestro dio en el Casino Gaditano. En cualquier caso, así lo dice la lápida de dicha finca, que el propio Quirell colocó antes de verle la cara al siglo XX, siendo el empresario gaditano todo un visionario, como bien dice Gema León en su estudio sobre el músico universal, sabedor de que estaba ante un debut histórico y ante un genio emergente (1). 




Aquel concierto del Salón de Manuel Quirell estuvo auspiciado por varios nombres propios (Fernando García de Arboleya, César Lovental, Adolfo García y Ludolfo Uhthoff) y apadrinado por su amigo y profesor de la Academia Filarmónica Santa CeciliaSalvador Viniegra, que interpretó el violonchelo (y en cuya casa particular de la plaza Candelaria ya había actuado). También por Salvador Tello de Meneses (profesor del Real Conservatorio de Madrid) que ejecutó el violín y por el eminente profesor Antonio Rivas que lo hizo con la viola. Todos acompañaron a un Manuel de Falla de veintidós años, que tocó el piano extraordinariamente bien. 

La primera parte estuvo dedicada a los compositores del XIX y en la segunda, Falla estrenó obras propias, ya compuestas por él, como Melodía (dedicada a su mentor Viniegra), Cuarteto en Sol (para violín, viola, violoncello y piano), Serenata andaluza (para violín y piano) y Nocturno que lo interpretó en la tercera parte del concierto.

El hijo de Salvador Viniegra, Juan José Viniegra y Lasso de Vega (en colaboración con Carmen y Carlos Martel Viniegra), también nos habló de aquél célebre concierto de la calle Rosario, del cual tuvo información de primera mano:

"Allí acudió lo mejor de la ciudad, así como los amantes de la música, que no escasean en Cádiz. Colaboraron en aquella ocasión con Manolo, don Salvador Téllez (sic) de Meneses, violinista gaditano, profesor del Real Conservatorio de Madrid y mi padre que, como hemos dicho anteriormente, tocaba el violoncello. Manolo, como es natural, despertó el entusiasmo del auditorio que le ovacionó fervorosamente. Tan grande fue el triunfo, que Quirell, una vez terminado el concierto, anunció en voz alta que para recordar el feliz acontecimiento, pensaba poner una lápida de mármol en aquél lugar con esta inscripción... (...)" (2):

Ana La Morilla con Manuel de Falla , 1878
Conocemos que la sirvienta de Falla, Ana La Morilla le cantaba en su infancia, aires flamencos, en su domicilio de la plaza de Mina. Manuel de Falla llegó a decir:

"En mi primerísima infancia cuando yo sólo tenía dos o tres años (...) los cantos, las danzas y las historias de La Morilla me abrieron las puertas de un mundo maravilloso."


"Las primeras experiencias son el venero de la vida", añadió con el tiempo Félix Grande, refiriéndose a la indudable mella que dichas melodías y melismas de aquella nodriza hicieron en las composiciones posteriores del Maestro. Y prosiguió: "Ser músico y haber nacido en Cádiz al filo del postrer cuarto del siglo XIX bien puede producir una montaña musical: la que se llama hoy Manuel de Falla. (...) En la época de la infancia de Falla, Cádiz era uno de los pocos lugares de la tierra donde podían escucharse los cantes más ricos de raíz y sucesiva tradición". (3)

El poeta José Ramón Ripoll, coordinando y escribiendo una introducción-estudio de una reedición que la Diputación Provincial, con Rafael Román, sacó del libro de Viniegra (hijo), decía en sus apuntes preliminares:

"(...) ...atraído por la rareza de aquellos sistemas tonales, por sus requiebros y, principalmente, por la mixtura de escalas mantenidas en la guitarra, el niño Falla pudo intuir levemente que a pocos metros de su casa tenía lugar uno de los más altos y profundos sucesos de la expresión musical. En las casas del barrio de Santa María nacieron y vivieron famosos y punteros cantaores, bailaores y guitarristas de todos los tiempos, y no es difícil suponer algún fortuito encuentro entre el joven músico y alguno de aquellos artistas populares. Siempre he pensado, en el Cádiz de mi imaginación, en aquél Falla deseoso de conocer, escuchando al célebre Enrique el Mellizo, patriarca del cante grande, cuando éste le lanzaba siguiriyas al mar en las noches de viento y locura; o cuando callejuela abajo, salía de la Iglesia del Nazareno entonando la melopea que acababa de oírle al oficiante y de donde posiblemente surgió su popular malagueña. Son fantasías posibles pero improbables, aunque de Cádiz se lleva el poso donde han de caer familiarmente las posteriores enseñanzas y descubrimientos"(4).

Bien. Adentrémonos en el mundo real, minuciosamente descrito, con ése lujo de detalles con que lo hacían los periodistas de hace un siglo y pico, atestiguando en el formato sábana del Diario de Cádiz, el contacto de Manuel de Falla con el arte flamenco; el "fortuito encuentro", como bien imaginó José Ramón Ripoll. En este caso en una audición fonográfica, privada, precisamente en el mismo Salón de pianos Quirell de la calle Rosario, cuatro años antes, es decir, en 1895 cuando Falla tenía dieciocho (para diecinueve) años, acompañado de su padre, y con la vocación compositora a flor de piel, según se desprende de la carta que el propio músico le escribió a Roland-Manuel, en 1928, haciendo alusión a cuando él contaba con diecisiete años de edad:

"(...) A partir de ese momento, algo como una convicción tan temerosa como profunda me impulsaba a dejarlo todo para dedicarme completamente al estudio de la composición".


Ya una audición en la calle Ancha, en el Salón Edison, a cargo de Armando Hugens, el 20 de enero de 1894, había mostrado en el fonógrafo la malagueña del Mellizo, junto a romanzas, peteneras y otras piezas musicales. Verla aquí.


El surtido musical fue variado. Entre las piezas escogidas para la audición iba una malagueña cantada por Joaquina Payáns, una cantaora, recogida en el DEIF, excelente intérprete de malagueñas, además de serranas, tangos y su peculiar versión del cante de los jabegotes.

Joaquina Payans. Óleo de José del Nido
Ya la Academia de Santa Cecilia de Cádiz había celebrado audiciones fonográficas, precisamente de esta misma cantaora y de otros artistas (que ya arribarán en otro fardo, con otra marea).

Este aguaje nos trae a un Manuel de Falla, tremendamente atento al invento de su época, decisivo para su formación: un maravilloso aparato que "atrapaba" la voz humana y las melodías. ¿Dónde estará —si es que está en alguna parte— el cilindro de cera con el discurso impresionado de Emilio Castelar, que Falla escuchó?

Todo sucedió en el mismo salón donde, años más tarde, Manuel de Falla estrenaría su virtuosismo, como pianista y como compositor. Entre candelabros de un solo pie, frondosas esparragueras y costillas de Adán, ponches generosos, vinos jerezanos, pastas, dulces y una servidumbre atenta a la burguesía. La crema de la crema de los músicos gaditanos de finales del siglo XIX, alrededor de un aparato que leía el sonido impreso en un cilindro de cera. Enfrente de la Santa Cueva, a la vera de donde Joseph Haydn compuso Las siete palabras y Goya pintó. 

Lean, lean, acomódense y oigan, oigan... ¡Que el fonógrafo va a comenzar! 


¿Un vino Pago de Macharnudo, de Agustín Blázquez, señor? 

¿Una pastita del obrador de Feduchy, señorita?...




"AUDICIÓN FONOGRÁFICA

Muy concurrido y animado estuvo anoche el elegante salón de pianos de D. Manuel Quirell de antiguo instalado en la calle del Rosario, con motivo de la audición fonográfica, de carácter íntimo y familiar, por lo que las invitaciones fueron muy limitadas, tanto que exclusivamente se extendieron entre los amigos del dueño de la sala que por casualidad habían estado los últimos días en su casa.


Ello, no obstante, el Sr. Quirell transformó la sala en una confortable vivienda adornada con mucho gusto con plantas y flores.


Había hecho desaparecer todos los pianos, menos uno, gran modelo vertical de cuerdas cruzadas y construcción francesa, aunque concluida en Barcelona, Chossaigne freres (5) y un magnífico armonium.


Por todo el lienzo de las paredes se habían colocado numerosas sillas y aumentaban la iluminación con magníficos candelabros de un sólo pie y muy artísticos con infinidad de bujías.


El Sr. Hugeus, propietario del fonógrafo ya conocido en Cádiz, por haber visitado nuestra ciudad no hace apenas un año, de paso otra vez, fué puntual en acudir á la hora de comenzar la audición.


Entre la concurrencia, como mencionaremos más abajo, hallábanse conocidos profesores músicos de esta localidad, que habían sido citados para impresionar sus trabajos en la lámina sensible del fonógrafo, así como distinguidos aficionados al arte músico, en sus dos esferas vocal é instrumental.


Las audiciones fonográficas se verificaron en dos sesiones; una á primera hora y otra á la mediación de la velada.


Las señoritas y familias que concurrieron, quedaron verdaderamente sorprendidas de lo maravillosamente que se oyeron las siguientes impresiones, entre otras muchas:


Discurso de D. Emilio Castelar (los pueblos latinos); La Inteligencia, poesía de D. Clemente García de Castro, tan conocido en nuestros círculos literarios; La Risa, que produjo verdaderas explosiones de ídem, El adiós á Elsa y otro número del Lohengrin, de Wagner, cantado por el Sr. Borgatti, tenor que hace concebir las esperanzas de un nuevo Gayarre; una escena graciosísima de la obra de Javier de Burgos Dª Inés del alma mía, entre los artistas del Teatro Lara de Madrid, Matilde Rodríguez y José Rubio; otra de la comedia de D. Miguel Echegaray Los Hugonotes, entre aquel actor y Ramón Rossell; de Tolsti, algunas romanzas, entre ellas Penso, que fué impresionada en otra ocasión por la distinguida aficionada señora de Lacoste, Non posso vivere..., Perche languir, cantado por la Sra. de Aguado, muy aplaudida en los círculos aristocráticos de Madrid, y Vorrei morive y Ti amo ancora, cantadas por el barítono español Sr. Latorre, actualmente muy aplaudido en Milán; las Malagueñas de la célebre Joaquina Payans, titulada la Patti del género flamenco, y en fin otras muchas que no podemos recordar.


En el intermedio de la primera á la segunda audición fonográfica se interpretaron preciosos números musicales.


Entre ellos recordamos:


La sinfonía de Suppé Pique dame, á cuatro manos por los profesores Srta. Teresa Colomer y Eduardo Romero, interpretada magistralmente con el Chassaigne antes mencionado, precioso instrumento, provisto de un aparato llamado sordina, que permite apagar el sonido del piano, cuando conviene.

De estos instrumentos lleva ya vendidos muchos el Sr. Quirell. Muchos aplausos premiaron aquella primorosa ejecución.


El Sr. Romero interpretó dos dificilísimas piezas, la Fantasía de Fausto, de Pujol, y la Tarantela de Rubinstein.


Se le hizo una ovación.

La Srta. Colomer interpretó la preciosa mazourka de que es autora, á petición de los concurrentes.

La Sra. de Lacoste cantó, como ella sabe, con buen gusto, estilo y afinada voz, la romanza Vieni á me, las carceleras de Chapí de las Hijas del Zebedeo, que fueron impresionadas, y la romanza de El rey que rabió.


Fue colmada de aplausos y elogios por parte de todos.


Siempre se oye con gusto su excelente escuela é irreprochable método de canto
.


La niña Soledad González, cantó muy bien la jota de Los Zangolotinos.


Tanto á ésta como aquélla les acompañó en el piano la Sra. D.ª Aurora Noya de Sheffer.


El conocido violinista Sr. Cordonier, interpretó con aplausos el Nocturno de J. Monasterio y el preludio de El Anillo de Hierro.


La primea de estas piezas fué recogida por el fonógrafo.


A la hora en que escribimos aún continúa el concierto.





Entre los asistentes recordamos á las familias que siguen:


D. Miguel Fernández de Celis, su señora, hermana é hija; D. Ricardo Fernández de Celis; D. Manuel Dueñas y familia; D. Rafael Caruana; Sr. Marqués de la Calle y su hermano D. Bernardo; el Sr. Thenart; D. Manuel de Dios; don Juan M. Lacoste y Sra.; Sra. Viuda de Colomer é hijas; Srta. Braojos; Sra. de Letchos; Srtas. de Briones y Jordan; el Sr. Roca y su esposa; D. José Falla é hijo; D. José Rodríguez Fernández; Sra. Viuda de Elizalde é hijas; D. Benito Picardo; D. Eduardo Romero; los Sres. Montero y Aguirre; el coronel Alba; su esposa é hija; Sra. de Pontrémuli é hija; Sres. Sheffer, la Sra. de Quirell y Sres. de don Armando Hugens, estos últimos haciendo los honores con gran distinción.


Se sirvieron á los citados, ponches, vinos, pastas y dulces, sin descansar un momento los camareros en este servicio.


Todos conservan grata memoria de la audición."


Diario de Cádiz, 29 de enero de 1895
__________________________

(1) LEÓN RAVINA, Gema, Manuel de Falla y Cádiz, Cádiz: Ediciones Mayi, 2009 (Págs 94-98).

(2) VINIEGRA Y LASSO DE LA VEGA, Juan José, Manuel de Falla su vida íntima, Cádiz: Diputación Provincial de Cádiz, 2001 (Pág. 57).

(3) GRANDE LARA, Félix, Memoria del flamenco 2, Madrid: Espasa-Calpe, 1979 (Pág. 470).

(4) VINIEGRA Y LASSO DE LA VEGA y RIPOLL, José Ramón, Ob. cit. Pág.8.

(5) ¿Será el mismo piano Chassaigne en el que, cuatro años más tarde, Falla daría su primer concierto público? Seguro que sí.

viernes, 25 de enero de 2013

El Tío de la Tiza Hijo Predilecto de Cádiz

Fotograbado de la Revista Actualidades, 1903.
Biblioteca Nacional de España
La noticia saltaba a través de las agencias periodísticas, a media tarde del pasado 22 de enero de 2013: Antonio Rodríguez Martínez "El Tío de la Tiza" (1861-1912), "Padre" del Carnaval gaditano, era nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad por la Comisión de Honor y Distinciones del Ayuntamiento de Cádiz. Sin duda una feliz noticia. Sin 'la menor' duda (como la tonalidad en la que empezaba su tango más conocido de 1905). Añado más: con este nombramiento brota un resquicio de justicia; una bocanada de cordura para esa memoria tan amnésica —y tan lamentablemente endémica de Río Arillo hacia dentro— para con las figuras gaditanas.

Largo como uno de sus popurrís decimonónicos (por ejemplo el de "El ferrocarril" de 1892) y tortuoso como el recorrido que hizo este coro desde el bario de La Viña hasta el Teatro Eslava, ha sido el camino andado hasta llegar a la actual y justa declaración de Hijo Predilecto, que no llega —precisamente— el año del Centenario de su fallecimiento. Pero llega.


Partida de nacimiento de Rodríguez. AHMC, Libro registro de nacimientos desde el
27 de junio de 1861 hasta el 5 de febrero de 1862
. Libro 6.033, registro 861.








Para empezar había que demostrar, con pruebas incontestables, que Rodríguez había nacido en Cádiz capital; de lo contrario, el ayuntamiento gaditano, tan sólo hubiese podido aspirar a nombrarlo Hijo Adoptivo. Por razones obvias.


Partida de Bautismo de El Tío de la Tiza. Archivo de la Parroquia de San Lorenzo
Libro de bautismo de la Parroquia de San Lorenzo de Cádiz de 1861
(número 11, signatura 34, folio 146 vuelto).
Padrón de 1864. El pequeño Rodríguez viviendo con sus padres en Rosario Cepeda, 7.
AHMC Libro 1.653.


Casa natal, Rosario Cepeda, nº 7
Desde luego que no tengo un bouquet de lilas en la mano para echármelas a mí mismo, pero es preceptivo y muy conveniente recordar que de no ser por la Revisión Biográfica, de seiscientas ochenta y cinco páginas, producto de siete años de investigación, que publicamos en el año 2007 (1), la distinción jamás hubiese sucedido, ya que su anterior biógrafo, Ricardo Moreno Criado, lo hacía natural de Conil de la Frontera (Cádiz) y nacido mucho antes, en 1833; biografiando a otro Antonio; otro Rodríguez y otro Martínez (2).


Doña Concha con sus hijos y nietos y el periodista Emilio López,
recibiéndonos en su domicilio malagueño. Foto José Braza
De no ser por la citada Revisión, tampoco hubiese ocurrido que uno de sus descendientes directos —de la única rama, por cierto, que de sus cuatro hijos dejara descendencia— se hubiese puesto en contacto con nosotros: su biznieto José Luis Sánchez Rodríguez, hijo de doña Concha Rodríguez Martín, su octogenaria nieta —en la actualidad nonagenaria— a la cual visitamos, junto con el periodista Emilio López y el fotógrafo José Braza, en su domicilio malagueño en febrero de 2009 en donde ya gestamos (el diario así lo refleja) la idea de hacer un Congreso Monográfico, tres años antes de que "los listos" aprovecharan el oportuno paso del tren sin barreras, soterrado por los fondos públicos del ayuntamiento.

Con esos antecedentes y vislumbrando en el horizonte la efeméride que se avecinaba —que no era otra que la del Centenario de su muerte (1912-2012)— en noviembre de 2011, cursamos a la primera autoridad del ayuntamiento de Cádiz, o sea, a la alcaldesa, el siguiente escrito, en el que advertíamos de la conmemoración para la que nadie había preparado nada. En segundo lugar, solicitábamos la concesión del Antifaz de Oro; en tercer lugar, la colocación de una placa en su finca natal de Rosario Cepeda; y en cuarto lugar, pedíamos ayuda económica para la celebración de un Congreso Monográfico sobre su figura:




El Antifaz se le concedió, gracias a que la asamblea soberana aprobó por mayoría nuestra propuesta. Y bueno estaba lo bueno; caramba con tanto bueno... A partir de ese momento, los circuitos cortacircuitados de la memoria empezaron a funcionar; las neuronas aletargadas volvieron a dar signos de vida y todo el mundo se acordó de "El Tío de la Tiza": asociaciones, colectivos, aulas y partidos políticos se apresuraron a adherirse (en algunos casos) o a subirse a la batea de la propuesta (en otros). 
"This is Cádiz and sucking is a must".





Foto Diario de Cádiz
El escrito no fue contestado. ¡Tuviera que ver! Ni por Teófila Martínez, ni por ninguno de sus concejales; ni siquiera agradecido. Pero el consistorio gaditano, bien que abría el Concurso Oficial de 2012 con el acto de la concesión del Antifaz, haciéndose la foto en el escenario, claro está, y permitiendo —vergonzosamente— que el viaje de Málaga a Cádiz de los descendientes de "El Tío de la Tiza" fuera costeado por ellos, así como el almuerzo. Cuando se rectificó se hizo tarde. Se hizo mal. Rematadamente tarde. Rematadamente mal.


Foto La Voz Digital

Foto La Voz Digital
Lo peor y más mezquino que puede hacer una persona en esta vida es faltar a su palabra. Y eso fue, exactamente, lo que, tras el uso y rédito político que se le había sacado al acto, hizo el Concejal Delegado de Fiestas, Vicente Sánchez Costa, que se había comprometido, en presencia de su nieta y de quien esto suscribe, a ayudar a la celebración del Congreso que, sobre la figura de Rodríguez, estábamos preparando para abril de 2012, junto a ASIN-E y a colocar la placa en su casa natal. Faltó a su palabra, sin despeinarsele la rayita de al lado, sumiso y tremendamente obediente al adiestramiento de su alcaldesa.




David Palomar, con Mariana Cornejo, Carmen de la Jara, El Niño de Sola, Diego Montoya, la bandurria de Emilio Martín y las guitarras de Juan José Alba y El Niño de la Leo. Foto José Antonio Pérez Peralta




Suso Espiñeira interpretando el tango de "Los claveles"
con el acordeón, como se hizo en 1896 *

Pero el Congreso se celebró y tuvo un nivel de participación muy brillante, tanto por el contenido científico de sus ponencias como por la talla de sus ponentes, agrupando a los mayores y mejores especialistas (Alberto Ramos, Marcos Zilbermann, José MarchenaTito Rivadeneira, José Luis López Aranda, Carlos Martín Ballester... así como una notabilísima participación artística que aglutinó a la Camerata de Plectro A Tempo, a la Orquesta Plectrum Gaditanum y a los artistas flamencos Mariana Cornejo, Carmen de la Jara, David Palomar, Niño de Sola, Juan José Alba, Niño de la Leo y Diego Montoya), acorde con la nombradía del personaje. Todo, a pesar del boicot, nada disimulado, que desde San Juan de Dios se le hacía; y pese a la pregunta que el compañero Pedro Espinosa efectuaba desde La Azotea del Diario de Cádiz.


José Luis López Aranda *
Tito Rivadeneira *
Teresa Rapsomanikis y Tito Rivadeneira **
Carlos Martín Ballester *

Así las cosas. Como biógrafo suyo, aplaudo, apoyo, celebro y me congratulo enormemente de que el principal responsable de que en el arte flamenco exista un estilo llamado tanguillo, Antonio Rodríguez Martínez "El Tío de la Tiza", vaya a ser distinguido con el nombramiento de Hijo Predilecto.


Francisco Rodríguez García (Cádiz, 1893), hijo de
El Tío de la Tiza, con su mujer y cuñada. Fue un
magnífico saetero en el barrio sevillano de La Calzá
y un excepcional intérprete de cantiñas.
Máxime cuando su hijo Francisco Rodríguez García pasó penurias económicas, viviendo en chabolas de adobe, en la Sevilla de la primera mitad del siglo XX, pudiendo haber vivido, holgadamente, de la renta legítima de las obras musicales y literarias de su padre, si éstas hubiesen sido reclamadas en tiempo y forma en la SGAE.

Sin duda será un gran día. El cielo se pondrá Periquitúliqui; aplaudirán las cigarreras del espalillao; le esperarán impacientes, Manolo Bonmatti (que cerrará su tienda de velamen para buques), Domingo Viaña y Joaquín Requejo (que aparcarán sus ocupaciones teatrales), Figarito (dejará la redacción de su periódico); Mariano Blanco y Miguel Mihura (aguardarán sonrientes desde la calle Doctor Dacarrete); todos los acomodadores del Teatro Circo Gaditano junto a Antonio Fatou (que cerrará su cristalería); las tiples del Círculo Modernista lo esperarán con sus mejores galas; el dueño de La Lonja de la calle nº 2 de Columela, esquina a Sacramento, Remigio Sánchez (lo esperará y no le reclamará su cuenta a tiza); sus cooperativos compañeros de la fábrica de gas, movilizados por Santiago Hucha; Aurelio Paspatti y Juan Pedro Parodi (que ya le están componiendo una música solemne para el acto); sus comparsistas gaditanos y sevillanos (los de La Viña y los de la Alameda de Hércules); la insigne María Guerrero "la Grande" ha preparado en El Principal una cantata con aires de tangos; las canzonetistas Pilar Cohen y Amalia Campos; sus discípulos Manolo Cañamaque, Francisco de Llames, José Suárez, El Batato, Barbarrusa, FlandiClaudio Sánchez... 

Doña Concha, nieta de El Tío de la Tiza,
saboreando los erizos de la tierra de su abuelo

¡Y su suegra! —como él ya dijo— la madre de Doña Rafaela García Puya, que le dio cuatro vástagos y que como nadie le espera impaciente desde la Almadraba de San José, en donde aparecieron los duros columnarios!

Será un gran día. Será su día. Esperemos que sus descendientes no se tengan que costear el viaje desde Málaga hasta Cádiz. Ignoramos si como biógrafo —y como responsable de que se le pueda nombrar Hijo Predilecto en lugar de Adoptivo— me invitarán al acto. Es una incógnita y como tal, ya se despejará. A lo peor pesa más de la cuenta que una Fiscal Jefe haya admitido a trámite la demanda por la desaparición del cuadro de Costus Los Mojosos, cuyos responsables de la pérdida —por cierto— son exactamente los mismos que ahora homenajean al insigne Maestro.


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(1) OSUNA GARCÍA, Javier, El Tío de la Tiza 1861-1912. Revisión biográfica, Cádiz: Caja San Fernando, 2007.

(2) CRIADO MORENO, Ricardo, El Tío de la Tiza. Su vida y su obra, Cádiz: El Autor, 1980 (Cádiz: Jiménez-Mena).

* Fotos carnavaldecadiz.com

** Foto elbaluartedecadiz.es