Chano Lobato |
Corría el año 1989. Se había disuelto Alianza Popular, el partido creado por siete ex ministros franquistas. El príncipe Akihito barruntaba relevo; al poco, fallecería su padre, Hiroito —¡ay porejito!, le cantaron por aquí—. Salman Rushdie publicaba Los versos satánicos y desataba la furia del mundo musulmán y en Pekín se había iniciado la revuelta de la Plaza de Tiananmen.
En Cádiz, un mago salvadoreño sacaba de su chistera, regates imposibles, haciendo magia con un balón al filo del banderín de corner y bebiéndose a tragos la vida, le daba coba a un gallego que le entrenaba, con sus sempiternas noches de faldas y alcohol: la ecuación de la vida para un genio que te hacía una cachita, una culebrita macheteada o le daba decenas de volaítas a una naranja, más pronto que decir amén. La vida en siete sorbos.
Mágico González y Juanito Villar ante las cámaras de TVE |
Camarón en Abbey Road (Londres) |
Otro mago, sorprendente, con increíbles similitudes al anterior, de ser y de estar ante la vida; melenudo como él, imprevisto como él, tímido como él, célebre por sus espantás como él, también genio de origen humilde, nacido en La Isla de León, Camarón, ultimaba en Abbey Road, su penúltimo long play de vinilo con la Royal Philharmonic Orchestra; disco que presentaría en la Navidad de ese mismo año, un 3 de diciembre de 1989 en el Teatro Andalucía de Cádiz.
Foto: Jaime Gorospe |
Fernando Quiñones, Josefina Junquera y Pilar Paz Pasamar |
Antonio Reguera |
A finales del mes de marzo de ese año, oficiosamente, y en abril, ya de forma oficial, nacía en Cádiz una nueva emisora de radio: Canal Sur Radio S. A., filial de la Radio Televisión de Andalucía. En la primera quincena de mayo efectuaba su período de prueba y el día 29 de ese mismo mes se presentaba al público de Cádiz en el Hotel Atlántico, ante toda la sociedad gaditana, con una representación nutrida de invitados ilustres, autoridades y celebridades, variopintas, desde los poetas Fernando Quiñones y Pilar Paz Pasamar, al cantautor Javier Ruibal o al gurú de la pocavergüenza, Antonio Reguera.
El Peña, último galán del Cortijo, interpretando Ágata, tras su gira con Los Beatles de Cádiz |
Juan Martínez Neto, Juman, hijo de Pericón de Cádiz |
Canal Sur ocupaba una finca en la céntrica Plaza de España y una antena de veinte metros de altura, coronaba la azotea del inmueble. El emplazamiento de los estudios de Cádiz tenía desde allí mismo el centro emisor, con una potencia de 5/5 Kw. y le fueron asignadas las frecuencias 102.5 y 104.4 de la Frecuencia Modulada.
Carmen Abenza y Mariana Cornejo. Atrás, Curro la Gamba y Manolo Gago |
Dirigía la delegación gaditana Pepe Cervantes, y Paco Sánchez, eminente radiofonista y fotógrafo especializado en flamenco, lo hacía desde el organigrama primigenio de aquella incipiente emisora autonómica.
Luci Vera, Javier Osuna y Mariana Cornejo |
Joaquín Linera Cortés, El Niño de la Leo |
Ningún artista fue cobrando. Todos actuaron de forma altruista; ése fue el pacto alcanzado con Jesús Antonio Pulpón. Pero la guasa meridional afloró como en las salinas cristaliza la flor de sal, o el velo de flor emerge en la superficie de la bota de manzanilla: un corrillo travieso de flamenquitos de Cádiz: (comandados por Juanito Villar y Pansequito) se pusieron de acuerdo para gastarle una broma a Rancapino —que le gustaba una peseta, más que a un cangrejo moro una lapa— al que le dijeron que todos habían cobrado ya por adelantado y le había pagado en efectivo un tal Javier Osuna...
Como pueden imaginar, Rancapino me persiguió por todo el Hotel Atlántico, —como una palometa a una parpuja— exigiendo que arriara la carná. Desde las cabinas telefónicas del hotel, en plena actuación, tuve que desenredar el nudo ballestrinque llamando a Sevilla a las oficinas de Pulpón quien, una vez enterado de la cuestión y al otro lado del hilo telefónico, me dijo:
—No se preocupe, Sr. Osuna. ¿Tiene usted ahí cerca a Rancapino? Póngamelo al teléfono, si es tan amable, y deje el asunto en mis manos... (dijo el famoso manager)
—¡Sí, sí!; ¡Bueno, bueno!; ¡Vale, vale!; ¡Claro, claro!... ¡Lo que usted diga, don Jesús Antonio Pulpón! (concluyó Rancapino)
Beni de Cádiz. Siempre elegante |
Veintisiete años hace. Y juraría que fue ayer.
Manolo Sanlúcar entrevistado por Manolo Curao |
Rancapino acordándose de Caracol. Atrás El Niño de la Leo |
Chano Lobato, por alegrías, acompañado de su hijo Chanito |
Carmen Abenza y Mariana Cornejo |
Carmen Abenza y Mariana Cornejo con las palmas de Curro la Gamba y de Manolo Gago |
Carmen Abenza y Mariana Cornejo |
Carmen Abenza y Mariana Cornejo |
Mariana Cornejo, Chano Lobato, Manolo Curao, Chanito y Carmen Abenza |
Curro la Gamba conversa con Manuel Curao y Carmen Abenza |
Reyes Martín. Atrás, María Jesús Figuereo, Ani la del Pina y Luisa la de Enrique |
El Niño del Parque y El Niño de la Leo |
Jineto, Manoli de Gertrudis, Juanito Villar y Manolo Curao. Al lado, Carmen Abenza y Gertrudis |
Juanito Villar. Atrás, Manoli de Gertrudis, El Niño de la Leo y Jineto |
Manoli de Gertrudis, Niño la Leo, Juanito Villar, Gertrudis y Jineto |
Gertrudis |
Gertrudis |
Gertrudis |
Con José Peña Herrera, El Peña, Luci Vera, Mariana Cornejo, María Jesús Figuereo, Reyes Martín, Ani la del Pina, El Libi y Miguel el Mellao, se hizo uno de los radioteatros cómicos, más divertidos y de un humor inteligente, propio de una época, de personajes excepcionales y maestros de la improvisación, que hicieron reír a toda una generación de oyentes. El radioteatro formaba parte del magazine, conducido por Salvador Estudillo y producido por Javier Osuna.
Javier Osuna |
Ani la del Pina, Luci Vera, El Libi, El Peña, María Jesús Figuereo y Reyes Martín |
Luci Vera, Ani la del Pina, El Peña y María Jesús Figuereo |
Luci Vera, El Peña y María Jesús Figuereo |
Ani la del Pina, Luci Vera, El Peña, El Libi y María Jesús Figuereo |
El beso de dos enormes artistas: Luci Vera y El Peña |
Ani la del Pina, Luci Vera, El Peña y María Jesús Figuereo. Arriba, El Libi, Salvador Estudillo y Reyes Martín |
La gaditana Luci Vera, del barrio de Santa María, íntima amiga de Mariana Cornejo. ¡Genio y figura!
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