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viernes, 26 de abril de 2013

Ópera Flamenca en la Playita de las Mujeres (1927-1933)


Antigua Plaza de Toros, con el sol a media tarde y la marea llena cubriendo la Punta de Poniente. AHMC

La Ópera Flamenca fue una controvertida etapa (1927-1933), en la que todavía se discute hasta la razón de ser de aquella denominación, hoy en desuso. Y está bien que así se haga —véanse las últimas investigaciones, bien afinadas, en lo que a su cronología se refiere—. Las grandes figuras de la época y otras de menor relevancia, llenaron los cosos taurinos de toda España, con una estética competitiva indiscutible, en la que cada artista era anunciado con adjetivos grandilocuentes, legando una cartelería, que el tiempo nos presenta frívola, con enormes artistas, publicitados bajo la machacona moda de sempiternas frases, a modo de subtítulo: emperadores, renovadores, ruiseñoressoberanas, poetas, recitadores, reyes, brujos, ases, y una legión de Niños y Niñas, engrosando la compañía; figuras todas, bajo la astuta batuta del mago Vedrines y su chistera. 

Recientemente, Antonio Barberán ha profundizado también en su Callejón sobre esta etapa y su relación con Cádiz, con datos indispensables, que no dudamos en recomendar sus tres entregas: primera, segunda y tercera.


Diario de Cádiz, 5 de agosto de 1930


La última plaza de toros de Cádiz fue inaugurada en 1929. Se trataba, conforme a los trabajos de Francisco Orgambides, de la plaza número once, tras las diez anteriores que tuvo la ciudad; siendo la Plaza de San Roque de 1717, el primer edificio de la historia gaditana destinado a albergar corridas, con posterioridad a las que se celebraron en la Plaza de San Antonio o Campo de la Jara y en la Corredera de las Águilas, cuyos festejos se remontan al siglo XVI.






jueves, 18 de abril de 2013

Manuel Torre concursa en Cádiz (1925)


Los concursos de cante y baile flamenco debieron ser bastante tempranos. Somos de natural competitivos, por tanto no es de extrañar que ya en 1903 tengamos constancia de la celebración de uno —no así de su desenlace—. Y los que aparecerán. ¡Dale tiempo a la gotita... y tú verá la estalagmita!

Contábamos en otra ocasión que los prestigiosos jerezanos hermanos Torre, Manuel Torre y Pepe Torre, actuaron en Cádiz el 25 de abril de 1903, en el Teatro Circo Gaditano, cosechando mucho éxito y siendo una de las grandes atracciones de la función, junto a las también destacadas figuras gaditanas de Enrique Jiménez Hermosilla y de Vicente el Colorao.

Hoy traemos un anuncio insertado en el periódico El Noticiero Gaditano, programado para el sábado, 3 de enero de 1925, en el que el espectáculo se publicita específicamente como concurso de cante y baile flamenco.

Participan los bailaores Francisco Serran y Antonio Ramírez; las bailaoras Hermanas Sevilla; los cantaores Pepe Torre y Manuel Torre y el tocaor El Niño de Huelva.


sábado, 13 de abril de 2013

El Cante (V). Un periódico flamenco

Quinta y última entrega del periódico sevillano El Cante, la curiosa publicación de 1886-1887, dirigida por Fructuoso Carpena, que tenía su redacción y administración en la calle Placentines de la capital hispalense. 

Si algún lector se incorpora y desconoce las anteriores entradas, aquí las enlazamos, por si fueran de su interés ojearlas y hojearlas —de ojo y hoja—: primera, segunda, tercera y cuarta.

¡Nuestro gozo en un pozo! Nada de nada sobre la biografía de Silverio Franconetti, prometida en el número anterior (¿?). Una lástima, aún cuando sólo hubiesen sido cinco o seis esclarecedoras líneas. Homenaje a otro ilustre sevillano: Gustavo Adolfo Becquer. Colección de tonás, seguidillas y soledades, bajo el epígrafe de Cante antiguo y una defensa a los cafés cantantes de Silverio y El Burrero, despreciados por la burguesía como centros de barbarie.

Aquí finalizan las entregas de esta rareza hemerográfica, depositada en la Hemeroteca Municipal de Madrid y dada a conocer en su día, en edición facsímil y bastante antes que servidor, en la obra recopilatoria y conmemorativa de tres imprescindibles figuras del arte flamenco: Aurelio Sellés, Bernardo de los Lobitos y Pepe de la Matrona (1).


El Cante, 15 de enero de 1887. Hemeroteca Municipal de Madrid

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(1) VVAAAurelio, Bernardo, Matrona. Cien años que nacieron, Madrid: Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. Ministerio de Cultura, 1987 (Págs. 144-174).

sábado, 6 de abril de 2013

Que mis peines son de azúcar


Allá por agosto de 1907 y de acuerdo con el investigador Rafael Garófano, doctor en filosofía y letras y especialista en historia de la imagen, el industrial gaditano, Francisco Escudero Guerra estableció en Cádiz su cinematógrafo (1). Muy pronto su barracón de cine, instalado en las zonas portuarias de la ciudad, incluyó espectáculos de Variedades que, con el tiempo, fueron creciendo en cantidad, llegando a convertirse la proyección de la película en el complemento del espectáculo y no a la inversa, como en principio sucediera.

Gracias a la investigación de Garófano, y en virtud de la minuciosa descripción que, en 1912, ofrecía el periódico La Opinión Pública, sabemos que su interior estaba formado por: "Preciosas columnas de madera tallada sirven de basamento a una correcta galería tirada a cordel, formando un elegante salón "partido por gala en tres". El techo del salón lo constituyen preciosos lienzos que "chorrean" arte y las paredes revestidas de tela "calamoche", le dan aún más confort y elegancia. Tanto las puertas de entrada como las de salida  están provistas de cómodos y artísticos escalones, de cemento armado, imitando madera apolillada." (2). Dos años antes de esta precisa descripción, la barraca del, Cine Escudero, había sufrido un incendio que pudo haber tenido consecuencias desastrosas, al tratarse de una estructura en la que abundaban la madera y todo tipo de material inflamable.

Su último año de funcionamiento fue 1917, justo el que hoy traemos aquí, con once preciosos carteles del Cine Escudero de la actuación de la extraordinaria cantaora, Pastora Pavón, Niña de los Peines, con el toque de una de las grandes figuras guitarrísticas que acompañaron a la trayectoria de la sevillana, el tocaor gaditano Juan Gandulla Habichuela.

Once carteles, tres de ellos anunciando en breve su aparición. Once aportaciones a la iconografía flamenca, que merecen ser acompañados de once preciosos retratos de Pastora, del fotógrafo catalán, Antonio Esplugas, conservados en Barcelona y recientemente mostrados por el blog papeles flamencos.

Para disfrute de farderos, claro.























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(1) GARÓFANO SÁNCHEZ, Rafael, Crónica social del cine en Cádiz, Cádiz: Quorum Editores, 1996 (Pág. 51).

(2) GARÓFANO SÁNCHEZ, Rafael, El cinematógrafo en Cádiz. Una sociología de la imagen (1896-1930), Cádiz: Fundación Municipal de Cultura, Cátedra Adolfo de Castro, 1986.