Foto: Andrés Ramírez |
Foto: Andrés Ramírez |
FICHA ARTÍSTICA.
Gran Teatro Falla.
XXXI Festival de Música Manuel de Falla
Sábado, 16 de mayo de 2015. 21:00 h.
Espectáculo: Denominación de origen.
Duración: 2 horas.
Cante: David Palomar. Baile: María Moreno. Guitarras: José Quevedo el Bola, Rafael Rodríguez y Riki Rivera. Palmas y Jaleos: Anabel Rivera, Roberto Jaén y Miguel Mera Katumba. Percusión: Paquito González. Colaboración: Coro de Luis Rivero.
Foto: Andrés Ramírez |
Foto: Andrés Ramírez |
Foto: Andrés Ramírez |
CRÓNICA
(Voz en off):
“(...) Va a comenzar el espectáculo. Por favor, apaguen los teléfonos móviles…” (advertencia tan amable como inútil).
Foto: Los fardos |
Acto 1. Suena Mariana Cornejo por bulerías. Limpia y conmovedora: "Me enterao que de mí vas hablando / y tirando mi nombre por suelo…" Sube el telón y la figura de David Palomar llena todo el escenario del Gran Teatro Falla. Traje de chaqueta gris. Camisa blanca. Corbata fucsia moteada. Su pose, quieta y elegante, con los brazos en caída natural y la vista baja, transmite respeto.
Foto: María Aragón 'La Gafa'. Fuente: Chalaúra.com |
Foto: Paco Lobato |
Foto: María Aragón 'La Gafa'. Fuente: Chalaúra.com |
Acto 3. Se sienta al lado de Rafael el Cabeza y se rebusca, introspectivo, por seguiriya. Se pelea en cada tercio, de preparación: "La ceniza que tú le rindes culto / te daña y te ciega…" Rafael, muy pendiente, le arropa con un toque viejo, casi en desuso, rancio, con un dominio de pulgar y golpeo en madera, harto personal. Y David se prepara para acometer el macho, con suma valentía: "Le arranco las entrañas, / le arrebato yo la vía / si a la barriga de mi niño le faltara la comía".
Acto 4. Se camela al auditorio con el anecdotario de Chano Lobato, en comandita por tierras burgalesas con el Chato la Isla, y la guasa que campea ante la figura del Cid Campeador. Un bonito recorrido de estilos por garrotín, tangos del Piyayo y trianeros, acordándose del Titi, nos recuerda la raíz negrita y el aporte americano, sobre un patrón rítmico que irrumpiría en los géneros flamencos, de ascendencia ultramarina.
Acto 5. Acomete un clásico bolero por bulerías, de Enrique Fabregar y Mario Molina. ‘Borrasca’: "Cuando se nuble nuestro limpio cielo / cuando aparezca nuestro amor, borrasca". Los coreados son impecables. Aromas de Cádiz de Adela la Chaqueta y un aire utrerano del mejor Bambino. La guitarra de Bolita hace el mejor homenaje a una bella versión. David se duele y eleva el bolero cubano, como un bálsamo sentimental, que se despliega por todo el teatro, igual que aquella fragancia de canela y limón que dejaran 'Los corrusquillos'.
Foto: Paco Lobato |
Foto: Inma Rodríguez |
Foto: Paco Lobato |
Acto 4. Se camela al auditorio con el anecdotario de Chano Lobato, en comandita por tierras burgalesas con el Chato la Isla, y la guasa que campea ante la figura del Cid Campeador. Un bonito recorrido de estilos por garrotín, tangos del Piyayo y trianeros, acordándose del Titi, nos recuerda la raíz negrita y el aporte americano, sobre un patrón rítmico que irrumpiría en los géneros flamencos, de ascendencia ultramarina.
Acto 5. Acomete un clásico bolero por bulerías, de Enrique Fabregar y Mario Molina. ‘Borrasca’: "Cuando se nuble nuestro limpio cielo / cuando aparezca nuestro amor, borrasca". Los coreados son impecables. Aromas de Cádiz de Adela la Chaqueta y un aire utrerano del mejor Bambino. La guitarra de Bolita hace el mejor homenaje a una bella versión. David se duele y eleva el bolero cubano, como un bálsamo sentimental, que se despliega por todo el teatro, igual que aquella fragancia de canela y limón que dejaran 'Los corrusquillos'.
Foto: Paco Lobato |
Acto 6. Una
mascota por montera: y vámonos rumbo a la rumba de la calle Botica, con
cacharritos pa´cá y pa´llá, del Chano más festero, que, debatido entre los rangos de princesa o marquesa de una tal Magdalena, fundía
melaza negra con azúcar cande —y eso que Juan Ramírez era diabético— y cultivaba como nadie la caña de azúcar morena de su negrita Tomasa; por eso Celia y Lucrecia morían con su bailongo. ¡Titirigú! Gran repercusión en todo el teatro,
porque ¡vaya percusión —doble— la que invadió el escenario!, enriquecida
por las sonantas mandingas de Riki Rivera y el Bola.
Foto: Paco Lobato |
Foto: Paco Lobato |
Actos 7 y 8. Momento cumbre. Tras la figura del cantaor se colocaban, embutidos en un precioso traje amarillo mostaza, el cuerpo y los brazos de una bailaora ¡de aquí te espero!: María Moreno. Raza y fuerza en su danza que te traspasa hasta el tuétano del alma y sonríes de emoción inevitable. Su baile muestra los dos extremos: sensualidad y sobriedad. Se alcanzan momentos "carlosaurianos", basados en una estampa caracolera, de posguerra, por sevillanas, que llevan la rúbrica de letra y música de David. Se hilvana, inteligente, con un capote el siguiente número, estrenando la nueva quinta seguidilla de Paco de Lucía y por alegrías del Corralón de su barrio, rinde homenaje a José María Manzanares, con su tirititrán de albero y piedra ostionera.
Foto: Inma Rodríguez |
Foto: Inma Rodríguez |
Foto: Paco Lobato |
Acto 11. Llegó el tanguillo, picarón, canalla y sinvergonzón, que hablaba de tortugas de aljibes que replegaban cabezas y rechupaban larvas de mosquitos, ¡caramba!, en aquellas casas palaciegas del Cádiz de ayer. Eran las diez y pico de la noche y con el cambio de marea el levante ya era dueño y señor de las calles gaditanas, por ello, el viento aceleró algo más de la cuenta la velocidad del metrónomo. Sergio Carrasco y compañía pusieron la nota más polifónica y recordaron su origen de batea de la Plaza de la Libertad.
Foto: Paco Lobato |
Foto: Inma Rodríguez |
Acto 12. Torrotrón, torrotráun periconiano. Qué necesaria es la tradición oral y que nuestros mayores transmitan las melodías y formas de su tiempo. ¿Cuarenta novias? ¡Eso son cuentos que tiene usted, oiga! Su abuela Adela se lo transmitió por tanguillos recitados, que se pierden en la memoria oral del tiempo, y él lo metió por chuflillas, dándole su mejor composición melódica. El público lo agradecía. Era difícil —siquiera igualar— la segunda guitarra de la grabación de ésta bulería que abre el disco, con Diego del Morao. Pero lo cierto es que costaba diferenciar aquella grabación de éste directo: Riki Rivera, con sus inconfundibles movimientos gestuales cuando toca, hizo, junto al Bola, vibrar a todo el teatro.
Foto: Paco Lobato |
Acto 13. Había un mantón especial en el respaldar de una silla de enea. ¡Ea la ea! Nana para otra Nana (Mely se lo cedió). Amplitud de registro y transvase de tonos menores a mayores, como el que pasa de puntillas por la luna caletera que está pendiente y vigilante de la duermevela de su niño y de amenazadores mundos teñidos de grises.
Foto: Paco Lobato |
Foto: Paco Lobato |
Acto 14. Fin de fiesta. Bulle que bulle y burla que burla. Todo el mundo en semicírculo y su pataíta por bulerías. No se salva ni el percusionista. Y el personal que ha ido a verle al teatro, entregado con un espectáculo de mucha categoría. Sin grandes puestas escénicas, ni complejas tramas; ni proyecciones jeroglíficas, ni metáforas imposibles de acertar. Esas que hacen necesario que te entreguen en el foyer del teatro un prospecto explicativo, a ser posible en varios idiomas, para que entiendas por qué razón —un poné— un muñeco de quince metros de altura entra al escenario, o sale un bailaor vestido de monja de clausura con barba de tres días, con falda y torso desnudo de monje tibetano... Que puede significar toda la metáfora que usted quiera que signifique y más allá. ¿Será por significar?
Foto: Inma Rodríguez |
Foto: Paco Lobato |
Foto: Paco Lobato |
Foto: Paco Lobato |
¡Nada de eso! Cante honesto. Baile honesto. Toque honesto y puesta en escena honesta. ¡Flamenco sin ojana!
David Palomar, sonriente, exultante, mirando a la pintura de Felipe Arbazuza, escucha en el teatro que pisó de niño, a todo el coliseo de ladrillos neomudéjares puesto en pie, con el mismo toque de palmas buleaeras y acentuadas de compás, que pidió su cuñado Riki Rivera, cuando ganó el Premio Goya, que a todos nos hizo llorar de emoción.
Foto: Paco Lobato |
CONTRACRÓNICA
(Mismo teatro, misma función).
Vanessa Mary y Jona Alberto han venido de la playa a ver al Palomar. Leggings negro y blusa de gasa gris a lunares, con zarcillos de coral de mentirijilla (para ella). Vaqueros y jersi marcamúsculos (para él); con tatuaje que circunda bíceps, y rostro clonado de barba recortada y pelo como la Piera Barco, a lo Sergio Ramos. Han tenido el tiempo justo de ducharse y llegar —tarde, por supuesto—. Una vez que sus culos han sentado reino en el Paraíso del Gran Teatro Falla, encienden su Marfhon VCJ3 con pantalla AC-15 y estabilizadores de membrana de coco galvanizado (ella); y su Galaxi A31CJ, con dispositivo X22T y cuarto baño alicatao (él).
Las irrespetuosas pantallas alumbran en blanco cegador sobre negro, sus caretos y el de las quince personas que están sentadas a su alrededor. Con una velocidad de violinistas virtuosos, escriben con sus dos pulgares:
"—Kiya esti nel Falla. Esta to way esto :D!! Yan pesao. Díseselo a la Mela xDDD" (ella).
"—Diooooo no te lo va cree compare :O!!! la que estuvo anoxe cormigo esta en el Falla! <3" (él).
(Mismo teatro, misma función).
Vanessa Mary y Jona Alberto han venido de la playa a ver al Palomar. Leggings negro y blusa de gasa gris a lunares, con zarcillos de coral de mentirijilla (para ella). Vaqueros y jersi marcamúsculos (para él); con tatuaje que circunda bíceps, y rostro clonado de barba recortada y pelo como la Piera Barco, a lo Sergio Ramos. Han tenido el tiempo justo de ducharse y llegar —tarde, por supuesto—. Una vez que sus culos han sentado reino en el Paraíso del Gran Teatro Falla, encienden su Marfhon VCJ3 con pantalla AC-15 y estabilizadores de membrana de coco galvanizado (ella); y su Galaxi A31CJ, con dispositivo X22T y cuarto baño alicatao (él).
Las irrespetuosas pantallas alumbran en blanco cegador sobre negro, sus caretos y el de las quince personas que están sentadas a su alrededor. Con una velocidad de violinistas virtuosos, escriben con sus dos pulgares:
"—Kiya esti nel Falla. Esta to way esto :D!! Yan pesao. Díseselo a la Mela xDDD" (ella).
"—Diooooo no te lo va cree compare :O!!! la que estuvo anoxe cormigo esta en el Falla! <3" (él).
Entre los dos contabilizan 19 llamadas perdidas; 46 solicitudes de amistad (37 de las cuales, son de desconocidos); 13 "me gusta", 8 privados y ella 1 mensaje de voz de su madre, Amparo, del que no pospone su audición:
"—Vane: t´he dejao gazpacho en la nevera; hay también tortilla de papa. No te vayas a recoger mu tarde, ¿eh? ¡Ten cuidaíto, shoshete! Ya sacao yo a la perra!!!".
No
se han enterado ni siquiera que era un bolero. La bolera (de bolos) es la
palabra, más próxima a la anterior, que procesa su cerebro. Tampoco se han coscado mucho del resto del repertorio. Encienden una y otra vez su móvil y ella se da cuenta —con entripado bien gordo— que el Borja (el amigo del Enri, el que para en el Tobba y en el Babilonia, con el Fede y el Luisma) está conectado ¡y no le wasapea!
Cuando en el escenario se bailaba y se cantaba por soleá con una comunión artística poco vista; cuando tres guitarristas de primer nivel daban una clase magistral; cuando una parte de atrás se la rifan, porque no se puede tener más compás... Vanessa Mary y Jona Alberto estaban pendiente de mirar en el Face, cuántos 'me gusta' habían contabilizado y de camino subir la foto que se había hecho con los leggings negro del Piojito y las Converse de él.
Han abierto la boca nueve veces —en una ocasión casi se le cae el chicle a él—; se han hecho veintitrés selfies y han deslizado con el dedo pulgar todas las fotos que hicieron por la mañana en La Caleta. Ella piensa una frase que cree ingeniosa, y con cara de haber descubierto la Teoría de Cuerdas, escribe en el estado de su Marfhon VCJ3:
"—Vive lo cercano y lo tangible y olvídate de lo irreal”. Frase que —obviamente— no entiende, pero sin embargo "le gusta".
Están locos por llegar a casa y subir las fotos para divulgarle al mundo cibernético que han estado en un espectáculo en el que —sin embargo— no han estado.
PD. El sábado, 16 había cientos de Vanessas Marys y de Jonas Albertos diseminados por el Gran Teatro Falla, con móviles encendidos, muy a pesar de la buena voluntad de la vocecita en off; para contradicción de ellos y descomunal falta de respeto al auditorio.
Han abierto la boca nueve veces —en una ocasión casi se le cae el chicle a él—; se han hecho veintitrés selfies y han deslizado con el dedo pulgar todas las fotos que hicieron por la mañana en La Caleta. Ella piensa una frase que cree ingeniosa, y con cara de haber descubierto la Teoría de Cuerdas, escribe en el estado de su Marfhon VCJ3:
"—Vive lo cercano y lo tangible y olvídate de lo irreal”. Frase que —obviamente— no entiende, pero sin embargo "le gusta".
Están locos por llegar a casa y subir las fotos para divulgarle al mundo cibernético que han estado en un espectáculo en el que —sin embargo— no han estado.
PD. El sábado, 16 había cientos de Vanessas Marys y de Jonas Albertos diseminados por el Gran Teatro Falla, con móviles encendidos, muy a pesar de la buena voluntad de la vocecita en off; para contradicción de ellos y descomunal falta de respeto al auditorio.
Fantástica entrada, como siempre, Javier.
ResponderEliminarEn relación con la última parte del artículo he de darte la razón. Hace unas semanas asistí en Puerto Real a la función "Caminando con Machado", donde José Sacristán recita poemas de don Antonio acompañado por una violonchelista. ¿Cómo es posible que ante tanta maestría en el escenario, ante tanto talento, experiencia y belleza haya gente que pase parte de la función pendiente del maldito teléfono? No lo puedo comprender.
El arte y la cultura merecen un respeto que muchos aún no comprenden. Harían mejor quedándose en casa.
Un abrazo,
Antonio Montesinos
Muchas gracias, Antonio. Tienes toda la razón. Lo de los móviles es de locos y la aceptación por parte de la sociedad de este tipo de comportamientos, riega y le da nutrientes a que se le siga faltando el respeto a los escenarios. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarA las Vanesa Marys y a los Jonas Albertos le sumo, con tu permiso, los que pueden ser sus padres que demuestran menos paladar que los chavales, con jaleos y gritos más propios de un espectáculo carnavalero que de uno flamenco. A mi juicio, parte del público se cargó, por ejemplo, el momento del toreo, intentando ser más protagonista que el protagonista. (Muero en tu crontracrónica y en tu crónica) Un abrazo¡
ResponderEliminarPermiso y razón. ¿Cómo no va a tener permiso mi escritora-periodista más mejón del emporio del orbe? ;) Es cierto, me fijé también en ése irrespetuoso detalle que, por fortuna, se ahogó en su propio ridículo. Muchas gracias, Tamara. Y yo muero con tu generosidad. Un abrazo.
EliminarCon su permiso D. Javier, Segunda Contracrónica. Enero de 2015 Presentación de Denominación de origen y con mi amigo Paco Lobato asisto a la firma en "el Melli". Allí me comprometo a asistir a esta actuación. La familia de mi amigo y la mía hicimos un hueco en nuestras ocupaciones y programamos asistir a ese templo, que yo adoro por el carnaval, para ver a Palomar. Viaje, residencia para la mascota, hotel, entradas al teatro. Cuando la magia de David Palomar y de todos los artistas que actuaron empezó a inundar el ambiente me olvide de los esfuerzos hechos para asistir, del templo donde me encontraba. Todos nos encontramos atónitos ante el impresionante despliegue de arte, escuchando esa voz, esas guitarras, esa percusión, ante la majestuosidad del baile de María, ante la elegancia de un espectáculo que se ofrece desde dentro del artista. Que alguien tenga la oportunidad, única, de asistir a ese momento y se dedique a estar pendiente al móvil demuestra el grado de estupidez en el que vivimos. ¿Que importan las Vanes y los Jonas Alberto? a pesar de ellos se vivío una gala impresionante. (Las fotografías de mi amigo Paco son una maravilla, tu crónica una lección magistral.
ResponderEliminarCelebro mucho que pasaras una bonita velada, José. El espectáculo fue de altura y todos se entregaron sin medias tintas. Lo importante fue lo que narra la crónica. La 'moviladicción' debemos tomárnosla, aparte de con sentido de humor, como punto de reflexión de un hecho que no debemos pasar por alto y hemos de ser autocríticos con el uso compulsivo que se le está dando a estos artilugios. Gracias por comentar y un saludo afectuoso.
EliminarFelicidades por la crónica y la contracrónica, ambas tan gaditanas. Te ñado una humilde aportación sobre los Cantes de "El Piyayo". Un abrazo.
ResponderEliminarCANTES DE “EL PIYAYO”
Los Cantes de El Piyayo –tradicionalmente se denominan en plural, aunque sólo existe un estilo-, debiera ser considerado, según mi opinión, un cante más de ida y vuelta, si así aceptamos la denominación, Son llamados así por ser Rafael Flores Nieto “El Piyayo” (Málaga, El Perchel, 1864 - 1940) su creador ; aunque serían los también malagueños Manolillo “El Herraó” y Ángel de Álora los que dieran estructura flamenca y musical definitiva al mencionado estilo, en necesaria colaboración con los guitarristas de la época como apuntamos debajo.
Éste es un cante claramente aguajirado con un toque muy personal, en cuyo secreto siempre han estado los viejos guitarristas malagueños de los que han aprendido los actuales: el caso de Juan “El Africano” es paradigmático de lo que hablamos.
Creado sobre la base de los aires de guajira, aun con intentos de tango flamenco, es similar en su estructura melódica y musical al citado cante americano, pero en este caso el cante se remata con un tanguillo que siempre nos ha parecido algo impostado. Sin embargo, ha sido confundido frecuentemente y aún hoy se sigue cayendo en el mismo error. Todo por mor de una versión basada en el cante original grabada por Antonio Mairena a la que tituló "Tangos de Málaga"; cuando los Cantes de “EL Piyayo” no son tangos de Málaga (del Perchel sería más justo decir, aún teniendo en cuenta su clara influencia sacromontana), de muy distinto aire y características musicales diferentes. Los erróneamente denominados Tangos del Piyayo –otra cosa es que se utilicen letras y aires originales para cantar tangos lentos- no son Cantes de “El Piyayo”, que son un cante personalísimo que sólo a él pertenece, aunque otros hayan contribuido a engrandecerlo y ya forme parte del acervo cantaor cubano-malagueño. Pero, siempre, según mi humilde criterio, con el nombre correcto de Cantes de “El Piyayo”.
Esta letra es corriente escucharla por el citado cante:
En la cámara de popa
traigo toítos mi tesoros,
traigo el caballo de oros
y la manilla de copas,
con toíta su demás tropa,
sotas, caballos y reyes,
lo traigo en tan buenas leyes
para cuando salte a tierra...
Si tu boquita fuera
un terrón de azúcar,
estaría toda la noche
chupa que chupa.
Si tu boquita fuera
aceituna verde,
estaría toda la noche
muele que muele
Muchas gracias, Paco por tu aportación y por comentar.
EliminarUn abrazo.
Atinada tu crónica, como siempre. Certera la contracrónica, como no podía ser de otra forma. Desde las alturas mi impresión es la de que asistí a una actuación para recordar, con un Palomar más grande que el escenario, y un grupo de artistas para enmarcar. Y sí, la alfombra de "lusecitas" no era el mejor panorama desde el paraíso. A la mañana siguiente, en el foyer del Falla aún latían los ecos de los tangos que parecían proceder de entre los pliegues de terciopelo rojo.
ResponderEliminarGracias, Ana. Estoy de acuerdo contigo: fue un gustazo que nos regaló a todos, arropado por una banda de estupendos artistas. Gracias por comentar.
EliminarYo no tengo ni idea de flamenco pero disfruté de lo lindo con el espectáculo. Me encanta el timbre de voz de Palomar y ese fabuloso sentido del ritmo (supongo que debería decir compás) que tiene metido en el cuerpecillo. Lloro de envidia y placer cuando escucho tocar la guitarra con la maestría y el arte de Rafael. Me sujeto el mentón para que no se me caiga la baba con el baile de María y su forma (para mí sobrehumana) de pintar el aire con un mantón o con su bata de cola. Leo ahora tu magistral texto, Javi, y vuelvo a disfrutar de lo que vi y escuché. Y aprendo. Y comprendo mejor. En cuanto a lo de los móviles... tampoco me pareció para tanto. En todo caso, me cuesta entender que alguien pague una entrada para pasarse un par de horas mirando la pantallica de su propio teléfono. Pero me parece que lo llaman evolución.
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguel, por pegarte una vueltecita por este blog y dejar expresada tu opinión. Gracias también por tu piropo. En realidad, la 'contracrónica', aparte de su sarcasmo más o menos cáustico, tiene mucho de cierto. Una amiga, que se hizo unos pocos de kilómetros para ver a David tuvo, junto a varias personas, que llamarle la atención en Paraíso a una 'Vanessa Mary'. Personalmente no demonizo el móvil, ni su uso (aunque yo no tenga móvil), pero sí su abuso y uso compulsivo cuando molesta a terceros. Ahí veo involución, aparte de falta de respeto. Lo de María fue para enmarcarla. Los tocaores igual. Y estoy de acuerdo con Tamara (seguro que tú también) en que sobraron los gritos del seudogracioso, en el momento que el protagonista cogió el capote. Muchas gracias por comentar. Todo un honor para mí. Un abrazo.
Eliminar¡Que grande todo! La crónica y la contracrónica, las dos cosas
ResponderEliminarMuchas gracias, Jaci. Un abrazo.
EliminarMás vale tarde...
ResponderEliminarMagnifica crónica y contracrónica, Javier. Cómo me hubiera gustado estar allí, pero creo que un poco sí que estuve, a través de la emoción con la que lo describes. Magnífico cantaor, al que no tuve oportunidad de ver en Sevilla, pero al que espero tener la oportunidad de no perderme. Un abrazo.
Muy amable, José Luis. Fue una noche muy bonita, repleta de emociones. Tendrás, seguro, muchas oportunidades de verlo en Sevilla; si puedes, no te lo pierdas. Un abrazo.
Eliminar