Fosforito, retrato dado a conocer por Fernando el de Triana |
Francisco Lema Fosforito fue un enorme malagueñero, discípulo de Enrique el Mellizo y el único que le aguantó una competición a D. Antonio Chacón, en la época en la que ambos tenían admiradores incondicionales, en uno y otro café de la Sevilla del XIX; cuando aficiones, hoy ya inexistentes, abandonaban apresurados y en tropel El Burrero para pisar el de Silverio (o viceversa) y no perderse a ninguno de los dos.
Tiene poco sentido llamarle hoy Fosforito El Viejo, como algunos lo denominan; como poco sentido tendría —en todo caso— llamar al actual maestro de Puente Genil, Fosforito El Nuevo. Lo cierto es que nadie dice: Chacón El Viejo, ni Terremoto El Viejo, ni Lebrijano El Viejo, ni Canario El Viejo, ni Canalejas El Viejo, ni Perla La Vieja... sin embargo, hubo dos Chacón(es) –otros dos Chaconcitos–, dos Terremoto(s), dos Chocolate(s), dos Lebrijano(s), seis Canario(s), cinco Perla(s), ocho Habichuela(s), cinco Rubia(s); cinco Carocol(es), cuatro Jarrito(s), tres Camborio(s), dos Canalejas, dos Faíco(s), seis Chaqueta(s) —otros dos Chaquetón(es)—; una Tomata —junto a cuatro Tomate(s) y un Tomatito—; quince Chatos —más tres Chatas—; ocho Cojos, tres Mancos, cuatro Tuertos y dos Jorobaos.
Si ya hemos conseguido una sonrisa, mejor. Que la primavera asoma. Los aguajes lunares traen sus aromas y van presagiando la estación. Pero antes, el golfo de Don Carnal nos trae todo su desenfreno en forma de coplas y Los fardos se dejan querer por febrerillo el loco que acabamos de estrenar.
Hace algo más de cien años, allá por 1899, a Francisco Lema Fosforito se le hizo un festival benéfico en Cádiz, en el Teatro Circo Gaditano, dato que ya conocía el maestro Blas Vega, como así lo mencionaba junto a Ríos Ruiz en el DEIF (1). Participó Teodoro Guerrero El Quiqui, a la sazón, veterano cantaor de Cádiz y gran precursor de las cantiñas, con Manuel Pérez El Pollo a la bajañí.
Ya el día de Reyes de 1899, la prensa anunciaba que Fosforito era el artista que más aplausos venía cosechando en el Teatro Circo, en donde actuaban con él, primeras figuras como Enrique Jiménez Hermosilla, El Quiqui y Juan Gandulla Habichuela:
Dos días antes de materializarse el concierto benéfico, ya Diario de Cádiz lo avanzaba:
Tres agrupaciones de Carnaval se sumaron al homenaje: la famosa comparsa "Los relojes" de El Tío de la Tiza, con un tango precioso, que habían grabado en Barcelona, ciudad en la que se editó una partitura para piano, en el establecimiento musical Rafael Guardia, de la Rambla San José. También se adhirieron dos agrupaciones que repetían título de su salida del año anterior: "Rondalla aragonesa" (que contaba con un extraordinario tenor, José Díaz Portafita, al que en Cádiz apodaban "Tortafrita") y la "Sociedad Coral Frégoli", con grandes comparsistas como Manuel Bonmatti y el tocaor José Ros, músico de profesión. Fue un sábado. Veamos:
La crónica del espectáculo benéfico a favor de Fosforito, no tiene desperdicio. Muy bonita la definición del arte flamenco que hizo el periodista de Diario de Cádiz, alejado, curiosamente, de ése velo pesimista –común en la prensa y en la intelectualidad– que siempre abogaba porque el flamenco estaba en trance de desaparición: "Esas coplas que son en cuatro renglones todo un mundo de ilusiones perdidas, de amores infinitos, de penas sin consuelo y de lágrimas de sentimiento, adquieren con el dulce timbre de voz del artista todo el encanto que admirarán todas las generaciones venideras, como lo hacen las presentes y las pasadas". El homenajeado cantó en su propio festival, recibiendo "tantas ovaciones como coplas dio éste a conocer", lo que corrobora su nivel de cantaor largo.
Una expresión antigua, hoy en desuso, era "el clou", refiriéndose a "lo mejor de"; el "meollo", la "esencia" del espectáculo. Bien, pues el clou de la velada fueron los propios artistas flamencos, con el homenajeado Fosforito, El Quiqui y Manuel Pérez El Pollo que "se dejó acompañar", o sea, que se arrancó por tangos mientras otro tocaor lo acompañaba, otra prueba, ya sabida, de su versatilidad artística. Todo regado entre generosas palmas y generoso (y rico) amontillado:
La Guerra de Cuba fue un mazazo para España, y Cádiz fue una de las ciudades que más sintió su pérdida. Por razones obvias, sentimentales y culturales, y por ser su muelle testigo directo del embarque de tropas.
El alcalde Francisco Guerra Jiménez, al que le quedaba poco tiempo en su sillón, había sacado un bando disuasivo de "parodiar a las instituciones a las que había que respetar".
La censura tachó las coplas que metían el dedo en el ojo de los gobernantes, como de esta Sociedad Coral Frégoli. Los fardos le quitan la X... y que resplandezca el grito reivindicativo de aquellas letrillas gaditanas:
...Si pobre (nos vemos ya)
si nuestra (triste nación)
en estos últimos tiempos
totalmente se arruinó
lo debe a esos gobernantes
que con gran debilidad
sin patriotismo a España
labraron su infelicidad...
No soportaban ni una simple crítica al Paseo de las Delicias:
Es el parque de salud
un poco delicioso
que puede dar quince y raya
al de París más famoso.
Una pendiente suave
más suave que la seda
para que los niños chicos
adquieran fuerza en las piernas,
no han plantado ningún árbol,
pues como se hizo en invierno
no quieren quitarle el sol
a las pobrecitas viejas,
tampoco piensan ponerlo
cuando se acerque el verano
pues su autor afirma y cree
que un tabardillo es muy sano.
Además la vaquería
da gran realce al jardín
y oliendo más que las flores
que piensan sembrar allí,
y por último en la acera
han puesto un escaloncito
para que el que no se fije
de un tropezón se parta un tobillo.
O esta otra, en la que la palabra vergüenza, alusiva a la poca que tenía un Gobernador, era tachada con aquella goma rígida y oscura, que a la hora de borrar, reducía el gramaje del papel.
...y de Cádiz hombre
qué me dice Vd.
qué voy a decir
sino que está muy bien
lo único que hay
que digno es de mención
la poca (..............)
de un Gobernador
el de las tristes cartillas
que dieron tanto que hablar,
el que creyó que Cádiz
era, acaso, algún corral,
el que hizo que un Ministro
se tuviera que marchar,
es... ¡valiente punto!
punto de marca mayor
y si Vds. es que no saben
cómo Cádiz vivirá
desde ahora en adelante
oírlo y se enterarán
oid, oid, oid...
Cádiz tuvo un parque de salud
que hoy se encuentra transformado ya
y seguro más bien que un jardín
es una caja de mazapán,
lo rodea una torta
de gran calidad,
con tanto alimento
quién se morirá
vivir en Cádiz
es una ganga
y siempre el pobre
aquí encontrará
muchos jardines
grandes parterres
aunque no encuentre
para almorzar.
O los cuplés de Antonio Girau Acuña, impregnados del pesimismo del Desastre del 98, también censurados:
Escúchame tú, compañero
cuenta lo que en España ya por fin pasó
con tantas guerras y desdichas
como a este pueblo desgraciado sucedió.
Pues sucedió ¡cosa sencilla!
España tuvo muy mal fin
se perdió todo cuanto había
porque sí, porque sí, porque sí,
y se quedó el gobierno con cachaza tal,
cachaza tal, cachaza tal,
que unos están repletos
con salud y tal
y el soldado regresar a la patria
para ir a la cama de un triste hospital.
Y qué te ha parecido hombre
el gran escándalo que sucedió en Madrid
por causa de unas cartillitas
que según dicen se vendían por aquí.
¡Ay! yo por Dios me ruborizo
cállate ya por tu salud
no sigas hablando de eso
¡Ay Jesús! ¡Ay Jesús! ¡Ay Jesús!
y que el de las cartillas nos dio que decir
dio que decir, dio que decir
y por poco el gobierno
tiene que salir
porque las repugnantes cartillas
las salvación eran de nuestro país.
_________________________
(1) BLAS VEGA, José y RÍOS RUIZ, Manuel, Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, Madrid: Cintero, 1988 (tomo I, Pág. 310).
Si ya hemos conseguido una sonrisa, mejor. Que la primavera asoma. Los aguajes lunares traen sus aromas y van presagiando la estación. Pero antes, el golfo de Don Carnal nos trae todo su desenfreno en forma de coplas y Los fardos se dejan querer por febrerillo el loco que acabamos de estrenar.
Hace algo más de cien años, allá por 1899, a Francisco Lema Fosforito se le hizo un festival benéfico en Cádiz, en el Teatro Circo Gaditano, dato que ya conocía el maestro Blas Vega, como así lo mencionaba junto a Ríos Ruiz en el DEIF (1). Participó Teodoro Guerrero El Quiqui, a la sazón, veterano cantaor de Cádiz y gran precursor de las cantiñas, con Manuel Pérez El Pollo a la bajañí.
Ya el día de Reyes de 1899, la prensa anunciaba que Fosforito era el artista que más aplausos venía cosechando en el Teatro Circo, en donde actuaban con él, primeras figuras como Enrique Jiménez Hermosilla, El Quiqui y Juan Gandulla Habichuela:
Diario de Cádiz, 6 de enero de 1899 |
Diario de Cádiz, 13 de enero de 1899 |
Dos días antes de materializarse el concierto benéfico, ya Diario de Cádiz lo avanzaba:
Diario de Cádiz, 2 de marzo de 1899 |
Tres agrupaciones de Carnaval se sumaron al homenaje: la famosa comparsa "Los relojes" de El Tío de la Tiza, con un tango precioso, que habían grabado en Barcelona, ciudad en la que se editó una partitura para piano, en el establecimiento musical Rafael Guardia, de la Rambla San José. También se adhirieron dos agrupaciones que repetían título de su salida del año anterior: "Rondalla aragonesa" (que contaba con un extraordinario tenor, José Díaz Portafita, al que en Cádiz apodaban "Tortafrita") y la "Sociedad Coral Frégoli", con grandes comparsistas como Manuel Bonmatti y el tocaor José Ros, músico de profesión. Fue un sábado. Veamos:
Diario de Cádiz, 4 de marzo de 1899 |
La crónica del espectáculo benéfico a favor de Fosforito, no tiene desperdicio. Muy bonita la definición del arte flamenco que hizo el periodista de Diario de Cádiz, alejado, curiosamente, de ése velo pesimista –común en la prensa y en la intelectualidad– que siempre abogaba porque el flamenco estaba en trance de desaparición: "Esas coplas que son en cuatro renglones todo un mundo de ilusiones perdidas, de amores infinitos, de penas sin consuelo y de lágrimas de sentimiento, adquieren con el dulce timbre de voz del artista todo el encanto que admirarán todas las generaciones venideras, como lo hacen las presentes y las pasadas". El homenajeado cantó en su propio festival, recibiendo "tantas ovaciones como coplas dio éste a conocer", lo que corrobora su nivel de cantaor largo.
Una expresión antigua, hoy en desuso, era "el clou", refiriéndose a "lo mejor de"; el "meollo", la "esencia" del espectáculo. Bien, pues el clou de la velada fueron los propios artistas flamencos, con el homenajeado Fosforito, El Quiqui y Manuel Pérez El Pollo que "se dejó acompañar", o sea, que se arrancó por tangos mientras otro tocaor lo acompañaba, otra prueba, ya sabida, de su versatilidad artística. Todo regado entre generosas palmas y generoso (y rico) amontillado:
Diario de Cádiz, 5 de marzo de 1899 |
La Guerra de Cuba fue un mazazo para España, y Cádiz fue una de las ciudades que más sintió su pérdida. Por razones obvias, sentimentales y culturales, y por ser su muelle testigo directo del embarque de tropas.
El alcalde Francisco Guerra Jiménez, al que le quedaba poco tiempo en su sillón, había sacado un bando disuasivo de "parodiar a las instituciones a las que había que respetar".
AHMC, caja número 6.160. |
La censura tachó las coplas que metían el dedo en el ojo de los gobernantes, como de esta Sociedad Coral Frégoli. Los fardos le quitan la X... y que resplandezca el grito reivindicativo de aquellas letrillas gaditanas:
...Si pobre (nos vemos ya)
si nuestra (triste nación)
en estos últimos tiempos
totalmente se arruinó
lo debe a esos gobernantes
que con gran debilidad
sin patriotismo a España
labraron su infelicidad...
No soportaban ni una simple crítica al Paseo de las Delicias:
Es el parque de salud
un poco delicioso
que puede dar quince y raya
al de París más famoso.
Una pendiente suave
más suave que la seda
para que los niños chicos
adquieran fuerza en las piernas,
no han plantado ningún árbol,
pues como se hizo en invierno
no quieren quitarle el sol
a las pobrecitas viejas,
tampoco piensan ponerlo
cuando se acerque el verano
pues su autor afirma y cree
que un tabardillo es muy sano.
Además la vaquería
da gran realce al jardín
y oliendo más que las flores
que piensan sembrar allí,
y por último en la acera
han puesto un escaloncito
para que el que no se fije
de un tropezón se parta un tobillo.
O esta otra, en la que la palabra vergüenza, alusiva a la poca que tenía un Gobernador, era tachada con aquella goma rígida y oscura, que a la hora de borrar, reducía el gramaje del papel.
...y de Cádiz hombre
qué me dice Vd.
qué voy a decir
sino que está muy bien
lo único que hay
que digno es de mención
la poca (..............)
de un Gobernador
el de las tristes cartillas
que dieron tanto que hablar,
el que creyó que Cádiz
era, acaso, algún corral,
el que hizo que un Ministro
se tuviera que marchar,
es... ¡valiente punto!
punto de marca mayor
y si Vds. es que no saben
cómo Cádiz vivirá
desde ahora en adelante
oírlo y se enterarán
oid, oid, oid...
Cádiz tuvo un parque de salud
que hoy se encuentra transformado ya
y seguro más bien que un jardín
es una caja de mazapán,
lo rodea una torta
de gran calidad,
con tanto alimento
quién se morirá
vivir en Cádiz
es una ganga
y siempre el pobre
aquí encontrará
muchos jardines
grandes parterres
aunque no encuentre
para almorzar.
O los cuplés de Antonio Girau Acuña, impregnados del pesimismo del Desastre del 98, también censurados:
Escúchame tú, compañero
cuenta lo que en España ya por fin pasó
con tantas guerras y desdichas
como a este pueblo desgraciado sucedió.
Pues sucedió ¡cosa sencilla!
España tuvo muy mal fin
se perdió todo cuanto había
porque sí, porque sí, porque sí,
y se quedó el gobierno con cachaza tal,
cachaza tal, cachaza tal,
que unos están repletos
con salud y tal
y el soldado regresar a la patria
para ir a la cama de un triste hospital.
Y qué te ha parecido hombre
el gran escándalo que sucedió en Madrid
por causa de unas cartillitas
que según dicen se vendían por aquí.
¡Ay! yo por Dios me ruborizo
cállate ya por tu salud
no sigas hablando de eso
¡Ay Jesús! ¡Ay Jesús! ¡Ay Jesús!
y que el de las cartillas nos dio que decir
dio que decir, dio que decir
y por poco el gobierno
tiene que salir
porque las repugnantes cartillas
las salvación eran de nuestro país.
_________________________
(1) BLAS VEGA, José y RÍOS RUIZ, Manuel, Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, Madrid: Cintero, 1988 (tomo I, Pág. 310).
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