Fotografía: Anna Caballero |
Una de las expresiones más bonitas de la lengua romaní, de los gitanos bajoandaluces, la cual, personalmente, he oído entre familias gitanas del Barrio de Santa María de Cádiz, es: ¡Por la bata! —¡Por mi madre!—. Jurar por la bata es jurar por la madre; sagrada figura, donde las haya, en la comunidad gitana.
bata: madre.
bato: padre.
Así, el Padre nuestro, en caló decimonónico (Or bato nonrió), se rezaba como sigue:
Bato nonrió,
sos soscabas on ler Otalpes,
manjarificao quejesa tute acnao,
abillanos on tucue chim,
querese tute oropéndola
andiá on la chen sata on or Otalpe.
Antonio Machado Demófilo recopiló algunos ejemplos, en los que ha quedado huella residual de dicha voz calé, en su libro Colección de cantes flamencos de 1881 (1), como la siguiente seguiriya gitana, concretamente la número 62 de las 177 recolectadas por él:
Er corasón e pena
Tengo traspasao
Porque no tengo ar batito e mi arma
Sentaíto a mi lao. (2)
Asimismo, en la compilación de cantes por martinetes que hizo (49 en total), encontramos el número 27:
Los calorrí iban delante,
Las calorrea iban etrás,
Los churumbeles pequeños
Bato, endíñeme usté pan. (3)
Del mismo modo, la debla número 2 recogida por Demófilo ya traducía en su anotación de 1881 la palabra bata (madre), así como las voces chabó (niño), chabosito (niñito), endiño (doy) y guiyará (irá o vendrá):
De tres chabocitos que tengo
Uno le endiño a mi suegro,
Otro le endiño a mi bata;
Y el otro guiyará cormigo
Pa aonde quiera que yo vaya
Deblica barea. (4)
O esta soleá, número 72 de su estudio, en el capítulo Soleares de tres versos, que usa la voz calé jachares, que significa 'disgustos', 'celos', 'tormento', 'penas'; (sustantivo derivado de 'azarar': turbar, sobresaltar, avergonzar, según Enrique Baltanás):
Cuando te beo bení
Son jachares pa mi bata
Y alegría para mí. (5)
En el apéndice del Repertorio de Silverio que Machado Álvarez colectó, figuran también varios ejemplos. Son los casos de las seguiriyas gitanas, número 16, 19, 48, 50 y 61, respectivamente:
Día e Santiago,
Ar ponerse er so,
Cómo mararon a mi bata y bato
¡Miren qué doló! (6)
Delante e mi bato
No me igas naa,
Que m´araqueran muy malas rasones
Cuando tú te vas. (7)
Dile osté a mi bata
Que si no echa e menos
Aquel hijito e la su entrañas
Cuando está comiendo. (8)
¡Qué ducas tan grande!
Caa vez que m´acuerdo
E los sacais e la bata mía
Loquito me güerbo. (9)
Señó serujano
Sengáñeme usté:
Si mis chorreles se quean sin bata,
Sin bato también. (10)
Veamos qué se decía de los gitanos gaditanos, en el Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, libro escrito en Sevilla en el año 1846:
"(...) En Cádiz es donde se diferencian de las demás provincias: particularmente cierta clase de ellos viste muy decentemente y se confunde con la aristocracia. Tienen algunas casas propias y establecimientos de carne; pues son los que trabajan en el matadero y espenden (sic) aquella. Hay muchos de color claro y se rozan con las familias más decentes: otros son marchantes de ganado, toreros, corredores de cuatropeas ó picadores de caballos, y la clase más indigente tiene fraguas ó esquilas. Las mujeres venden el menudo de las reses en las tabernas, y otras fríen morcillas de sangre, que ellas hacen. Por último en esta ciudad y algunos pueblos de su provincia son los más civilizados y tienen mejor fortuna". (...) Para ratificar sus palabras ó disputar (esto ya lo dice en general, no sólo de los gitanos gaditanos), usan del juramento con frecuencia y hacen mención de la gloria de sus difuntos, su libertad y todos los santos y vírgenes". (11)
Por su parte, Francisco Rodríguez Marín, erudito y folklorista como Demófilo, recogió la enorme superstición que las gitanerías de Cádiz, de los Puertos y de Jerez, tenía frente a otras, y el enorme revuelo que se formó cuando Silverio en Cádiz, recién llegado de hacer las Américas, "mentó a la bicha", en un inoportuno cante que no volvió a repetir jamás —según su propia declaración a Rodríguez Marín—, que comenzaba así:
Aunque te güerbas culebra
Y te tires a la mar
Te tengo que perseguir
Hasta mi intento lograr. (12)
La gran superstición, entronca con otro comentario de Demófilo, sobre los juramentos de la chiquillería de Cádiz (recordemos que el padre de Antonio Machado Demófilo había nacido en la capital gaditana):
"Por la leche que mamé; es una forma de juramento muy usual entre la gente del pueblo bajo y no sabemos si tomada de los gitanos. La clase trabajadora algo ilustrada, oye este y otros juramentos análogos, con gran repugnancia y considera como la mayor de las ofensas el hablar mal de las madres, a lo que llaman 'mentar la mare'; costumbre muy común entre los charrancillos y gente de mal vivir. Los chiquillos de Cádiz, cuando van desafiados, antes de comenzar la pelea, conciertan con toda solemnidad que no han de hablar mal de sus madres por daño que se hagan: ¡Cuidado, dicen, que no vale mentá la mare, ni rajá la camisa! (13)
Cerremos con un cante de José Monge Cruz, Camarón, pletórico de fuerza y frescura, dueño y señor de los festivales, en la España de la Transición, hacia 1977. Por fandangos, con la sonanta de Tomatito. Primero se acuerda del estilo del trianero-campogibraltareño Rafael Pareja, que años después El Gloria difundiría con maestría. Luego, justo en el minuto 2:35, encontramos nuevamente el hermoso término bato... como cuando su hermano mayor, Manuel Monge —en ausencia de su padre Luis— fue a pedirle a la Chispa para su hermanito José:
Al relente de la luna
toíta la noche me llevo
por ver si me puedo llevar
de las tres gitanas, una:
la morena no me gusta,
la del medio no me va,
la que me gusta,
la de los sacais negros,
si su bato me lo da.
.
Y su bato se la dio. Se llamaba Dolores Montoya.
Foto: José Lamarca |
_________________________
(1) MACHADO Y ÁLVAREZ, Antonio, Colección de cantes flamencos, recogidos y anotados por Antonio Machado y Álvarez "Demófilo". Edición, introducción y notas de Enrique Baltanás, Sevilla: Portada Editorial, 1996.
(2) Ibídem. Pág. 203.
(3) Calorrí (gitano), calorrea (gitanas)Ibídem. Pág. 239.
(4) Ibídem. Pág. 253.
(5) Ibídem. Pág. 105.
(6) Ibídem. Pág. 283.
(7) Ibídem. Pág. 284.
(8) Ibídem. Pág. 200.
(9) Ibídem. Pág. 289.
(10) Ibídem. Pág. 291.
(11) JIMÉNEZ, Augusto, Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, Sevilla: Imprenta de D. J. M. Gutiérrez de Alba, calle del Lagar, nº 14, 1846 (Págs. 7 y 8); (edición facsimilar de la Asociación de Libreros de Viejo).
(12) RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco, Quisicosillas, Madrid: Biblioteca Patria, S.A., 1910 (Págs. 83-88).
(13) Citado por el profesor LÓPEZ ÁLVAREZ, Juan, en La sociedad del folklore provincial gaditano, junio-noviembre 1885, Cádiz: Cátedra Adolfo de Castro, Cuaderno de la Cátedra 8, 1990 (Pág. 85).