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domingo, 28 de julio de 2013

¡Por la bata!

Fotografía: Anna Caballero

Una de las expresiones más bonitas de la lengua romaní, de los gitanos bajoandaluces, la cual, personalmente, he oído entre familias gitanas del Barrio de Santa María de Cádiz, es: ¡Por la bata! —¡Por mi madre!—. Jurar por la bata es jurar por la madre; sagrada figura, donde las haya, en la comunidad gitana.

bata: madre.

bato: padre.

Así, el Padre nuestro, en caló decimonónico (Or bato nonrió), se rezaba como sigue:


                Bato nonrió, 

                sos soscabas on ler Otalpes,
                manjarificao quejesa tute acnao,
                abillanos on tucue chim,
                querese tute oropéndola
                andiá on la chen sata on or Otalpe.


Antonio Machado Demófilo recopiló algunos ejemplos, en los que ha quedado huella residual de dicha voz calé, en su libro Colección de cantes flamencos de 1881 (1), como la siguiente seguiriya gitana, concretamente la número 62 de las 177 recolectadas por él:

                                   

              Er corasón e pena
              Tengo traspasao
              Porque no tengo ar batito e mi arma
              Sentaíto a mi lao. (2)

Asimismo, en la compilación de cantes por martinetes que hizo (49 en total), encontramos el número 27:


               Los calorrí iban delante,

               Las calorrea iban etrás,
               Los churumbeles pequeños
               Bato, endíñeme usté pan. (3)



Del mismo modo, la debla número 2 recogida por Demófilo ya traducía en su anotación de 1881 la palabra bata (madre), así como las voces chabó (niño), chabosito (niñito), endiño (doy) y guiyará (irá o vendrá):




              De tres chabocitos que tengo

              Uno le endiño a mi suegro,
              Otro le endiño a mi bata;
              Y el otro guiyará cormigo
              Pa aonde quiera que yo vaya
                                   Deblica barea. (4)





O esta soleá, número 72 de su estudio, en el capítulo Soleares de tres versos, que usa la voz calé jachares, que significa 'disgustos', 'celos', 'tormento', 'penas'; (sustantivo derivado de 'azarar': turbar, sobresaltar, avergonzar, según Enrique Baltanás):

                                    Cuando te beo bení

                                    Son jachares pa mi bata
                                    Y alegría para mí. (5)

En el apéndice del Repertorio de Silverio que Machado Álvarez colectó, figuran también varios ejemplos. Son los casos de las seguiriyas gitanas, número 16, 19, 4850 y 61, respectivamente:


             Día e Santiago,

             Ar ponerse er so,
             Cómo mararon a mi bata y bato
             ¡Miren qué doló! (6)

              Delante e mi bato

              No me igas naa,
             Que m´araqueran muy malas rasones
              Cuando tú te vas. (7)

              Dile osté a mi bata    

              Que si no echa e menos                           
              Aquel hijito e la su entrañas
              Cuando está comiendo. (8)

              ¡Qué ducas tan grande!

              Caa vez que m´acuerdo
              E los sacais e la bata mía
              Loquito me güerbo. (9)

              Señó serujano

              Sengáñeme usté:
              Si mis chorreles se quean sin bata,
              Sin bato también. (10)


Veamos qué se decía de los gitanos gaditanos, en el Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, libro escrito en Sevilla en el año 1846:

"(...) En Cádiz es donde se diferencian de las demás provincias: particularmente cierta clase de ellos viste muy decentemente y se confunde con la aristocracia. Tienen algunas casas propias y establecimientos de carne; pues son los que trabajan en el matadero y espenden (sic) aquella. Hay muchos de color claro y se rozan con las familias más decentes: otros son marchantes de ganado, toreros, corredores de cuatropeas ó picadores de caballos, y la clase más indigente tiene fraguas ó esquilas. Las mujeres venden el menudo de las reses en las tabernas, y otras fríen morcillas de sangre, que ellas hacen. Por último en esta ciudad y algunos pueblos de su provincia son los más civilizados y tienen mejor fortuna". (...) Para ratificar sus palabras ó disputar (esto ya lo dice en general, no sólo de los gitanos gaditanos), usan del juramento con frecuencia y hacen mención de la gloria de sus difuntos, su libertad y todos los santos y vírgenes". (11)




Por su parte, Francisco Rodríguez Marín, erudito y folklorista como Demófilo, recogió la enorme superstición que las gitanerías de Cádiz, de los Puertos y de Jerez, tenía frente a otras, y el enorme revuelo que se formó cuando Silverio en Cádiz, recién llegado de hacer las Américas"mentó a la bicha", en un inoportuno cante que no volvió a repetir jamás —según su propia declaración a Rodríguez Marín, que comenzaba así:

                 Aunque te güerbas culebra

                 Y te tires a la mar
                 Te tengo que perseguir
                 Hasta mi intento lograr. (12)



La gran superstición, entronca con otro comentario de Demófilo, sobre los juramentos de la chiquillería de Cádiz (recordemos que el padre de Antonio Machado Demófilo había nacido en la capital gaditana):

"Por la leche que mamé; es una forma de juramento muy usual entre la gente del pueblo bajo y no sabemos si tomada de los gitanos. La clase trabajadora algo ilustrada, oye este y otros juramentos análogos, con gran repugnancia y considera como la mayor de las ofensas el hablar mal de las madres, a lo que llaman 'mentar la mare'; costumbre muy común entre los charrancillos y gente de mal vivir. Los chiquillos de Cádiz, cuando van desafiados, antes de comenzar la pelea, conciertan con toda solemnidad que no han de hablar mal de sus madres por daño que se hagan: ¡Cuidado, dicen, que no vale mentá la mare, ni rajá la camisa! (13)




Cerremos con un cante de José Monge Cruz, Camarón, pletórico de fuerza y frescura, dueño y señor de los festivales, en la España de la Transición, hacia 1977. Por fandangos, con la sonanta de Tomatito. Primero se acuerda del estilo del trianero-campogibraltareño Rafael Pareja, que años después El Gloria difundiría con maestría. Luego, justo en el minuto 2:35, encontramos nuevamente el hermoso término bato... como cuando su hermano mayor, Manuel Monge —en ausencia de su padre Luis— fue a pedirle a la Chispa para su hermanito José:

                  Al relente de la luna

                  toíta la noche me llevo
                  por ver si me puedo llevar
                  de las tres gitanas, una:
                  la morena no me gusta,
                  la del medio no me va,
                  la que me gusta, 
                  la de los sacais negros,
                  si su bato me lo da.

                     .

Y su bato se la dio. Se llamaba Dolores Montoya.



Foto: José Lamarca




_________________________

(1) MACHADO Y ÁLVAREZ, AntonioColección de cantes flamencos, recogidos y anotados por Antonio Machado y Álvarez "Demófilo". Edición, introducción y notas de Enrique Baltanás, Sevilla: Portada Editorial, 1996.

(2) Ibídem. Pág. 203.

(3) Calorrí (gitano), calorrea (gitanas)Ibídem. Pág. 239.

(4) Ibídem. Pág. 253.

(5) Ibídem. Pág. 105.

(6) Ibídem. Pág. 283.

(7) Ibídem. Pág. 284.

(8) Ibídem. Pág. 200.

(9) Ibídem. Pág. 289.

(10) Ibídem. Pág. 291.

(11) JIMÉNEZ, Augusto, Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, Sevilla: Imprenta de D. J. M. Gutiérrez de Alba, calle del Lagar, nº 14, 1846 (Págs. 7 y 8); (edición facsimilar de la Asociación de Libreros de Viejo).

(12) RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco, Quisicosillas, Madrid: Biblioteca Patria, S.A., 1910 (Págs. 83-88).

(13) Citado por el profesor LÓPEZ ÁLVAREZ, Juan, en La sociedad del folklore provincial gaditano, junio-noviembre 1885, Cádiz: Cátedra Adolfo de Castro, Cuaderno de la Cátedra 8, 1990 (Pág. 85).

martes, 2 de julio de 2013

Camarón, veintiún años de perspectiva

Fotografía de Paco Sánchez

Jueves, 2 de julio de 1992. Se sabía, mas no lo queríamos saber. José estaba mu malito, pero lo habíamos dotado de inmortalidad, sin entender que, andando el tiempo, sólo su obra trascendería lo terrenal. Su vida, no. Y Camarón se bebió la vida. A morro. La quiso ancha, antes que larga; rápida, auténtica, peligrosa...

El calor que hacía aquél 2 de julio de 1992 era sofocante. Hacía mucho viento de levante, viento del Este, que deseca esteros de Sancti Petri y salinas de San Fernando, rezumando azul de mar, para que espejos de sol y sal de Fernando Villalón, reflejen blancos destellos de flor salina; la nieve salada de Rafael Alberti, granito del salinar. El calor galopaba abrasador y una noticia de muerte también. Un caballo desbocado, potro de rabia y miel, un caballo blanco y negro del día y de la noche, atravesaba a galope, seguramente en busca de un triste palacio, donde cien príncipes soñaban con la gloria y donde cien reyes soñaron con el amor y se despertaron llorando.

El cáncer era evidente. Veintiún años después, la literatura periodística le sigue llamando, con eufemismo: "una penosa enfermedad" (como si alguna enfermedad no lo fuera).


La noticia convulsionó las redacciones de todos los medios de comunicación españoles. Canal Sur 2 (entonces diferenciado del 1) abrió el informativo de las tres de la tarde con su muerte. Editado por Manolo Casal, (callejolero como él), el cual realizó un trabajo impecable, apoyado en unas inéditas y valiosísimas declaraciones de Camarón, efectuadas a Canal Sur, recién llegado José de una clínica de Nueva York, con la parca incrustada en su semblante.

En el horizonte le esperaba la Expo y el albero de La Maestranza para encerrarse en ella con Curro Romero, entre clarines siguiriyeros; también las Olimpiadas de Barcelona´92, para compartir escenario con Freddie Mercury... 


Todo se truncó a las siete y diez minutos de la mañana, en una habitación de la Unidad de Oncología Médica del hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona¿Maíta, qué es lo que tengo? fue la última y dolorosa pregunta de su vida, antes del fallo multiorgánico irreversible que lo inmortalizó por los caminos de la leyenda del tiempo: plata de luna en Los Puertos y oro de vino en Jerez, en preciosa descripción de Carlos Lencero.


Completan este informativo los testimonios de personalidades como el, entonces, alcalde de San Fernando, Antonio Moreno; la periodista Teresa Puig de Cataluña Radio; Jesús Antonio Pulpón —toda una institución en la representación artística—; el, entonces, director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, José Luis Ortiz Nuevo, y cantaores como Juan Peña El Lebrijano, Chano Lobato y El Turronero; así como Juan Lebrón, productor de la película Sevillanas de Carlos Saura. Todo con el trabajo de una redacción detrás, con Lucía Benítez, Juan Manzorro y Manolo Curao.





Tal día como hoy, ya con cierta perspectiva, quizá merezca la pena compartir un documento sonoro, cuando los jinetes galopaban con el viento del este, buscando el vasto mundo, el grano de polvo en el espacio y las flores de los siete climas. Temblando están las estrellas, la voz de Camarón viene. Tal día como hoy.