—Paco, cuarenta años sin ti.
—Sí. El tiempo vuela.
—El pasado 15 de enero, Cádiz te dedicó un merecido homenaje en el Gran Teatro Falla.
—Y yo me alegro. Es bonito que a uno lo recuerden con cariño.
—¿Te parece si repasamos algunas letras y circunstancias tuyas?
—Por supuesto. Adelante.
—Comencemos con tu debut, en 1953 con "Los vendedores de mariscos". Mucho se recuerda la alusión a la (supuesta) santidad de una tal Rita:
(...) Vaya mojarra de vecinita
cuando luego es mas bruta
que santa es Rita.
—Fíjate que Emilio Vázquez “El Gitano Blanco”, que venía conmigo y que vivía en Jesús Nazareno (luego fuimos vecinos en la calle San Salvador), me advirtió que íbamos a tener problemas con aquello. Y no se equivocó. Al momento de cantarla, subieron al camerino tres representantes de Acción Católica. De no ser porque le mostramos la aprobación del repertorio con el sello oficial, evitamos la sanción. Aún así, la policía nos siguió todo el tiempo para comprobar que no la cantábamos por la calle.
Instancia de autorización de salida de "Los vendedores de mariscos" AHMC |
—Y en esos mismos "Vendedores de mariscos", escribiste otra letra, relativa a las modas de las muchachas, que también te censuraron.
—Sí. Fue un cuplé que metí por bulerías que acababa así:
(…) Conocemos a cierta modernista
que en tabaco gasta un dineral,
mire usted si fumará la chica
que la pipa la tiene gastá.
—Me obligaron a tachar lo de “la pipa”. Había que tener mucho cuidado con lo que se escribía, porque la advertencia era bien clara.
—Algo parecido te pasó en la hojilla de "Los de fin de curso".
—Aquello fue peor, ya que la letra ni siquiera formaba parte del repertorio; se trataba de un cuplé publicitario que le hice a un anunciante que tenía un puesto de recova, que había en la calle Bilbao y decía así:
El que tiene más gordos
y frescos los huevos
y frescos los huevos
según dice la gente
es el Chiclanero…
es el Chiclanero…
—Me hicieron poner un monigote negro de tinta, tachando la letra a los 3.000 ejemplares que se editaron en la Imprenta la Gaditana. De modo que figúrate. También tuve que sofocar un malentendido de los universitarios gaditanos, que creían que íbamos a mofarnos de ellos. Organicé en el Hospital de Mora una actuación ante los estudiantes y asunto resuelto.
Muñeco tapando in extremis el texto censurado. |
—Con todo, rotundo éxito de la chirigota. Celebrasteis el triunfo en un restaurante con miembros de la prensa y con Joaquín Fernández Garaboa, ¿no?
—Así es. "El Quini" y yo éramos amigos desde pequeño. Llegué a componerle tangos a sus coros.
—Cuando murió Manuel López Cañamaque, tuviste un bonito detalle con él dedicándole un pasodoble.
—¡Claro! Ahí mencionaba también a Rodríguez, al que, asimismo, le escribí en ‘Los hombres del mar’. Ten en cuenta que las composiciones de Cañamaque eran las musiquillas que enraizaban con toda mi infancia, cuando siendo un chiquillo me vine de Conil al Barrio de la Viña, al número 20 de la calle Trinidad (en ésa misma casa nacería mucho después este muchacho que canta flamenco: David Palomar). De hecho, mis primeras letrillas las hacía de pequeño con las melodías de Manolo Cañamaque; aquellas fantásticas e irrepetibles murgas que se pintaban la cara con corcho quemado, dos coloretes y una pastilla de añil.
—Sí. Aurelio venía del Café Español, donde paraba todas las tardes y en donde tenía establecida su tertulia. Era toda una autoridad en materia de cante flamenco y fue algunas veces jurado del Falla, por los años que yo empecé, junto a Ramón Grosso, a José María del Río, a Serafín Pró, a Benito Cuesta y a otros más.
—¿Es posible reconocer cierto parecido en la canción 'De colores' (se visten las flores por la primavera) en el comienzo del pasodoble de "Los guajiros"?
Croquis de "Los guajiros". AHMC |
Chirigota "Los guajiros" (1954) |
—¿Es posible reconocer cierto parecido en la canción 'De colores' (se visten las flores por la primavera) en el comienzo del pasodoble de "Los guajiros"?
—En las primeras cuatro sílabas, quizá, pero luego no tiene nada que ver. Ten en cuenta que el subsconciente puede traicionarte mucho a la hora de componer. Tú creas una frase melódica, de la cual estás convencido que es original, pero inconscientemente puedes estar reproduciendo algo que ya has oído, aunque no seas consciente. Ocurre asimismo en la literatura.
—También 'El cumbanchero' sobrevoló el cuplé de "Los sarracenos", ¿no?
Paco Alba con sus hijos en las piedras de La Caleta |
—Hoy el piropo a La Caleta es un clásico, pero la institucionalización de cantarle a ella es tuya. Nadie lo hizo antes. ¿Recuerdas cuál fue la primera alusión en un repertorio tuyo?
—Perfectamente. Me crié en esas aguas y aquél paisaje siempre me pareció lo más mágico de la ciudad. Fue con ‘Los del Bocho’:
(…) Asomado a la balaustrada
de nuestra Caleta,
hemos visto
que es lo más bonito
—Hablando de "Los del Bocho", ¿es verdad que no quisiste saber nada de ellos, porque al repartir las botas de vino que complementaban el tipo de jugador vasco de bochas, te dieron una más pequeña?
—Es completamente cierto. Me dolió el desprecio. Probablemente no lo hicieran con maldad, pero es verdad que aquello me animó a cambiar de grupo. Ni siquiera esperé a que acabara el Carnaval. Me fui. He de decir que tuvieron el detalle de entregarme la parte económica que me correspondía de lo recaudado.
Chirigota "Los sarracenos" (1957). Foto Juman |
Croquis de "Los sarracenos". AHMC |
—Y con el cambio de grupo llegaron "Los sarracenos", y con ellos, probablemente, el germen ya casi en forma de brote de una nueva modalidad.
—Para mí seguían siendo murgas. O chirigotas, como luego se les llamó. Yo no me propuse hace nada nuevo; componía lo que me salía, bebiendo de la fuente y al influjo del “taratachán” que había oído de niño, con aquella gente tan irrepetible de La Cabra y aquellos viejos que salían con Suárez. Pero es verdad que mis melodías y mis letras empezaron a gustar de una forma, un tanto desconcertante. Me aplaudían mucho, aunque también había bastante incomprensión hacia mi forma de hacer las cosas. Por eso nos dieron un “Primero especial extraordinario”. Ya lo de “especial” y "extraordinario", denotaba percepción de cambios y presagiaba que algo novedoso se barruntaba a corto plazo.
—También, Paco, ya se te veía más baqueteado en tu forma de escribir, con alusiones más sutiles e inteligentes…
—¡Claro! Comprendí que aludir a ‘la pipa’, como hice en mis comienzos, aparte de bastante grosero y fácil, era notorio, y que el camino a seguir indicaba la dirección del doble sentido; algo más elegante y que además te permitiera la posibilidad de despistar al censor. En "Lo sarracenos" dije de una marmota, que: ‘no sé qué le recordaba el pescuezo del buitre…’ ¡El resto lo completábamos nosotros con el gesto! La gente se reía y al censor se la colamos. ¡Y de qué forma!
—Y al Circo Price tres meses seguidos con "Los julianes" y de teloneros terminasteis convirtiéndoos en la gran atracción del espectáculo, ¿no es así?
—Sí. ¡Y cuánta nostalgia sentí en los meses aquellos! No fui capaz de dominar la melancolía de estar fuera de Cádiz. Me ahogaba en la gran urbe y echaba mucho de menos a mis niños y a mi tierra; tanto que cancelé el contrato con el Circo Price, lo que me acarreó un enfado con mi grupo, que eran chavales jóvenes y estaban encantados de la fama y de estar ganando dinero y rodeados del mundo artístico.
Por cierto (permíteme un paréntesis). He visto que ha salido una agrupación este año que se llama "Los que perdieron el barco de arroz"… que dicen que éste embarrancó en Chipiona y Sanlúcar en los años 80/90. ¡No es cierto! Aquello sucedió en Cádiz en 1957; al año siguiente en "Los julianes", le hice la siguiente letrilla:
Por cierto (permíteme un paréntesis). He visto que ha salido una agrupación este año que se llama "Los que perdieron el barco de arroz"… que dicen que éste embarrancó en Chipiona y Sanlúcar en los años 80/90. ¡No es cierto! Aquello sucedió en Cádiz en 1957; al año siguiente en "Los julianes", le hice la siguiente letrilla:
En el muelle de Cádiz
hace poco tiempo se ha sumergido
un barquito de carga
lleno de arroz hasta los bordillos.
Muchos se han lamentado
de esta desgracia tan imprevista
porque no está el arroz
pa que se lo coman las mojarritas,
con una olla yo vi pescar
me acerqué por curiosear
pero la pesca de aquel gachó
era una espuerta
hasta la boca llena de arroz.
—¿Lolita Sevilla llegó a grabar el pasodoble de "Los julianes" en vinilo, no?
—Sí. Años más tarde fue invitada a las Fiestas Típicas, pero tuvo aquel percance de caerse de la carroza en la calle Novena y la ingresaron en San Rafael. A raíz del incidente le dieron el título de 'Novia de Cádiz'.
—¿Es cierto que José León de Carranza llegó a escribirle a los directores de las empresas en donde trabajaban tus componentes, para que les autorizaran a viajar a Madrid para actuar con "Los julianes"?
—Sí. Incluso al director que teníamos en Astilleros para que me dieran permiso a mí y a mis compañeros, Juan González, Manolo González y Francisco Balber "El Patilla".
—Y te viniste a Cádiz, dejando plantado al grupo en Madrid, no sin antes, dejar una sentencia en el aire que —a la postre— se cumplió...
—Pues sí. Ellos sabían que eran jóvenes y que tenían muy buenas voces, las mejores de ese momento; pero me porfiaron y les roneé a todos: ¡Yo me vuelvo a Cádiz y les voy a demostrar a ustedes que voy a triunfar con seis alpargatas viejas!
—¡Y triunfaste! Primer premio otra vez con "La hueste de don Nuño"
—Y las "alpargatas viejas" a las que de forma cariñosa me refería, eran los antiguos chirigoteros que habían salido conmigo en mis comienzos: "El Gitano Blanco", Manolo Gallardo, Lolo Márquez, Federico Pedreño, Antonio Carrión (el padre de ese niño que ahora le dicen ustedes "El Cabra")...
—¿Hiciste los cascos y las espadas en astilleros?
—Sí, con el metal sobrante para fabricar los platos del ejército, que se hacían allí.
—¿Y el casco sirvió alguna que otra vez de despensa, no?
—Aquella anécdota fue que nos contrataron en una bodega del Puerto de Santa María y nos pusieron de comer y sobró comida para seis cuarteles. Y todos se llevaron viandas escondidas en el gorro (chorizos, quesos, salchichón...), pero al "Gitano Blanco" no se le ocurrió otra cosa que meter dentro del casco un enorme tronco de atún metido en aceite... ¡Los chorreones le caían hasta la perilla!
—Y se creó la modalidad. Se rescató la denominación con la que antaño se definía a los actuales coros (a los que en el siglo XIX se les llamaba comparsas) y llegaron "Los pajeros" y estrenaron el primer premio.
—¿Lolita Sevilla llegó a grabar el pasodoble de "Los julianes" en vinilo, no?
—Sí. Años más tarde fue invitada a las Fiestas Típicas, pero tuvo aquel percance de caerse de la carroza en la calle Novena y la ingresaron en San Rafael. A raíz del incidente le dieron el título de 'Novia de Cádiz'.
—¿Es cierto que José León de Carranza llegó a escribirle a los directores de las empresas en donde trabajaban tus componentes, para que les autorizaran a viajar a Madrid para actuar con "Los julianes"?
—Sí. Incluso al director que teníamos en Astilleros para que me dieran permiso a mí y a mis compañeros, Juan González, Manolo González y Francisco Balber "El Patilla".
Telegrama de 'El Titi' al Ayuntamiento, solicitando prolongar su ausencia laboral. Incluye un ruego para que se avise al director de Matagorda y autoricen también a El Moreno y a José Vázquez. AHMC |
Carta de José León de Carranza al director de Astilleros para que conceda permiso a Paco Alba y a tres componentes, para ir a Madrid a actuar en el Circo Price con "Los julianes". AHMC |
Pasacalle de "Los julianes" por la cabalgata. |
—Y te viniste a Cádiz, dejando plantado al grupo en Madrid, no sin antes, dejar una sentencia en el aire que —a la postre— se cumplió...
—Pues sí. Ellos sabían que eran jóvenes y que tenían muy buenas voces, las mejores de ese momento; pero me porfiaron y les roneé a todos: ¡Yo me vuelvo a Cádiz y les voy a demostrar a ustedes que voy a triunfar con seis alpargatas viejas!
Instancia de autorización de salida de "La hueste de don Nuño" AHMC |
—¡Y triunfaste! Primer premio otra vez con "La hueste de don Nuño"
—Y las "alpargatas viejas" a las que de forma cariñosa me refería, eran los antiguos chirigoteros que habían salido conmigo en mis comienzos: "El Gitano Blanco", Manolo Gallardo, Lolo Márquez, Federico Pedreño, Antonio Carrión (el padre de ese niño que ahora le dicen ustedes "El Cabra")...
Paco con el tipo de "La hueste de don Nuño" (1959) |
—¿Hiciste los cascos y las espadas en astilleros?
—Sí, con el metal sobrante para fabricar los platos del ejército, que se hacían allí.
Chirigota "La hueste de don Nuño" (1959) |
—¿Y el casco sirvió alguna que otra vez de despensa, no?
—Aquella anécdota fue que nos contrataron en una bodega del Puerto de Santa María y nos pusieron de comer y sobró comida para seis cuarteles. Y todos se llevaron viandas escondidas en el gorro (chorizos, quesos, salchichón...), pero al "Gitano Blanco" no se le ocurrió otra cosa que meter dentro del casco un enorme tronco de atún metido en aceite... ¡Los chorreones le caían hasta la perilla!
Chirigota "La hueste de don Nuño" (1959) |
Comparsa "Los pajeros" (1960) |
—Y se creó la modalidad. Se rescató la denominación con la que antaño se definía a los actuales coros (a los que en el siglo XIX se les llamaba comparsas) y llegaron "Los pajeros" y estrenaron el primer premio.
—Gustó mucho, sí. Teníamos a la afición muy volcada con nosotros.
—¿Cómo se te ocurrió darle un azucarillo al burrito en pleno escenario?
—Sabía que al animalito le gustaba. En el primer pase, antes de ir al Falla estuvimos concentrados en el bar Las Banderas y le pedí a Jesús varios terrones de azúcar que guardé en la chaqueta. Lo tenía en mente. Presentía que allí daría resultado... Y, efectivamente: cuando Lucero empezó a comer en mi mano y el público se dio cuenta, ¡el teatro se vino abajo de aplausos!
Comparsa "Los pajeros" (1960) |
Paco Alba. 'Los pajeros' (1960) |
—¿Hiciste leer a tus componentes 'Platero y yo'?
—Sí, pero porque cuestionaron el tipo de ‘Los pajeros’ que encarnaba al vendedor de pajas que pregonaban la mercancía para los jergones.
—En la portada de una de las varias ediciones del libreto de "Los pajeros", llevabas un anuncio de la joyería 'El Estuche', de Enrique Villegas.
—Enrique y yo estábamos muy unidos. Teníamos una buena amistad de muchos años. Precisamente, fui yo quien le animó a cultivar las agrupaciones y debutó al año siguiente con un coro. Al poco tiempo era un rival mío, absolutamente incontestable, que me dio varios quebraderos de cabeza. ¡Enrique era un músico de padre y muy señor mío!
—¿Sigues manteniendo que “el levante es un viento muy refrescante”?
—Ya veo por dónde vienes. Efectivamente, el sur y el poniente refrescan más, pero había que rimar con ‘amante’…
—Te hubiera valido ‘sofocante’ y hubiese sido más preciso.
—¿Y eso me lo dices tú, que en el único primer premio que te has llevado, cantabais ‘tierra’ rimando con ‘tierra’; ni siquiera consonante?
—Tienes razón. En mi descargo quede que no lo escribí. Volviendo a tus chirigotas, ¿poco premio, luego, con "Panchi Albachi y su mamarrachi" para un pasodoble tan fantástico, no?
—Sí, pero muy bonita la experiencia con "El Charpa", que fue el que me animó y el que luego le quitó hierro al asunto. Por cierto: uno de los que mejor conocía el fandango de Magandé: lo cantaba divinamente.
—¿Es verdad que con los "Corrusquillos gaditanos" echasteis desde la tramoya, en un vaporizador, un preparado que inundó el Falla de olor a canela y limón?
—Sí, pero muy bonita la experiencia con "El Charpa", que fue el que me animó y el que luego le quitó hierro al asunto. Por cierto: uno de los que mejor conocía el fandango de Magandé: lo cantaba divinamente.
Comparsa "Pancho Albachi y sus mamarrachis" (1961) |
—¿Es verdad que con los "Corrusquillos gaditanos" echasteis desde la tramoya, en un vaporizador, un preparado que inundó el Falla de olor a canela y limón?
—Así es. Me lo hizo un amigo mío farmacéutico, muy aficionado al Carnaval, Manuel Hernández Rodicio (que tenía la farmacia en la murallita de San Roque), familia de ese muchacho que ahora dirige la SER.
Comparsa "Corrusquillos gaditanos" (1963) |
"Corrusquillos gaditanos" (1963) cantando en la Peña la Estrella. Foto: Peña la Estrella |
Instancia de autorización de salida de "Corrusquillos gaditanos" AHMC |
—¿Me corroboras que El Sopa se comía los corrusquillos del canasto?
—¿Que si se los comía? ¡De siete en siete!
Paco Alba con el tipo de "Los beduinos de Cádiz". |
—Paco. Algunos te acusan de que no te caracterizaste, precisamente, por denunciar las injusticias, es decir, que te recreaste más entre el piropo simplón y la ausencia de crítica…
—No es cierto. ¡En modo alguno, además! En el año 1954 abordé el problema de la vivienda y efectué una llamada solidaria sobre la construcción de casas para las clases desfavorecidas (había muchas familias pobres viviendo en barracones de madera, con criaturas pequeñas); aparte de reivindicar la figura del alcalde Cayetano del Toro. En el 55 solicité la preservación del Balneario la Palma. En el 57 salí en defensa de las prostitutas (que no era nada fácil hacerlo en esa fecha) cuando había una severa ley contra ellas, aparte de una doble moral. En el 58 denuncié que el muelle gaditano lo circundaran con una reja (reja que ustedes todavía mantienen, por cierto). Incluso fui el único que en dictadura resaltó la figura de Fermín Salvochea y que (en dictadura también) criticó la Guerra del Vietnam o denuncié bien alto el asesinato de Martin Luther King. Aparte de mejoras salariales en los años 60…
—¿Y tantas cosas pudiste reivindicar habiendo una censura férrea?
—Todas cuantas te he mencionado se pueden comprobar en las ediciones de los libretos. La censura aquí siempre fue más benévola.
—¿Cuánto de veracidad tiene, que José María Pemán dijera que: "lo que dice una chirigota lo dice una masa coral de Torrelavega y van todos a la cárcel"?
—Toda la veracidad. La frase me la dijo a mí... ¡y la verdad es que llevaba razón!
"Corrusquillos" cantando en la esquina de Merchán |
—¿Y tantas cosas pudiste reivindicar habiendo una censura férrea?
—Todas cuantas te he mencionado se pueden comprobar en las ediciones de los libretos. La censura aquí siempre fue más benévola.
—¿Cuánto de veracidad tiene, que José María Pemán dijera que: "lo que dice una chirigota lo dice una masa coral de Torrelavega y van todos a la cárcel"?
—Toda la veracidad. La frase me la dijo a mí... ¡y la verdad es que llevaba razón!
Paco Alba y José María Pemán |
—¿Es cierto que, en el año 59, desde el ayuntamiento te obligaron a escribirle una letra al ministro de trabajo que había anunciado su visita a Cádiz?
—Cierto y fue una letra que Pemán no supo hacer y me llamaron para enmendarla. Nos dispensaron a todos de ir al trabajo, bajo promesa de cobrar el jornal y estuvimos un día entero ensayándola; a la noche siguiente se la cantamos al ministro. Eso sí: ¡tardamos seis meses en cobrar el jornal!
—Cuando la película La Viudita Naviera sucedió algo parecido, ¿no?
—Siempre le ocurre a los escritores de renombre, que no son capaces de adaptarse a nuestro género. ¡Mira lo que le pasó a Fernando Quiñones o a Juan José Téllez! Ser un buen poeta no te garantiza triunfar en el Carnaval, que está dotado de unas singularidades literarias específicas y ciertas claves a la hora de llegarle al público.
—Pemán era un gran admirador de tus letras...
—Sí, la verdad es que sí. Siempre lo refirió públicamente.
—¿De alguna en particular?
—Cuando usé la figura retórica del cíclope gitano que tenía un taller artesano sumergido en La Caleta y que teñía ésta con un temple de esmeralda...
—¿Cómo se te ocurrió enjuagar las estrellas en el mar?
—Porque siempre las vi tintineantes en las noches de La Alameda por El Diamante, la Canal Vieja y me acordé de la plata de Zorrilla y el estaño en la luna de El Romancero gitano de Lorca (salvando las distancias, claro está).
—Te dejaste algún tipo en el tintero?
—Varios. Pero el que más ilusión me hacía eran: "Los de Bagdad que hablá".
Paco Alba con el tipo de los "Corrusquillos". Guitarra de clavijero de palo y cejilla al cuatro "por medio" (La Mayor), la tonalidad del cuplé 'corrusquero' |
—¿Un instrumento imprescindible?
—Sin ningún género de dudas, el bombo. Es el centro neurálgico del compás. Si el bombo se cruza, se cruza todo.
—En "Los beduinos" y "Los fabulistas" usaste guitarras eléctricas; sin embargo, en "Estampas goyescas" hiciste una defensa a ultranza de la guitarra española.
—En el caso de "Los beduinos" fue una apuesta de la casa Belter para la que grabamos los singles y los LP´s, (aparte de una necesidad en las salas de fiestas en las que actuábamos, en plena era yeyé); en el caso de 'Los fabulistas' fue un experimentalismo mío; como experimentalismo fue incluir la tradicional guitarra nuestra, a unas murgas que antaño iban exclusivamente a caja y bombo. No obstante, conviene decir, en honor a la verdad, que no fui el primero en hacerlo: hubo murguistas que ya habían introducido la guitarra con anterioridad a mí.
—A la guitarra también le tienes una especial querencia, ¿no?
—Sí, claro. Me dio muchísimas satisfacciones cuando la tocaba en el dúo "Hermanos Alba" y en el posterior quinteto "Los Fernández" (donde modifiqué algunos pasillos cómicos y en donde cantábamos canciones mexicanas), con la guitarra compuse la gran mayoría de mis pasodobles y cuplés; aunque alguno lo hice con el clarinete.
Dúo Hermanos Alba. 1943 |
—En "Los beduinos" y "Los fabulistas" usaste guitarras eléctricas; sin embargo, en "Estampas goyescas" hiciste una defensa a ultranza de la guitarra española.
Pepe el del Vapor y Pepe el Sopa |
Comparsa "Los hombres del mar" (1965). Pepe el Sopa bailando. Detrás Paco Alba y El Moreno, entre otros. Foto Juman |
—¿Te agrada que el pasodoble del Vaporcito del Puerto cierre, tantos años después, toda juerga que se precie?
—Sí, pero no soporto el “uh, uh, uh, úh” que le introducen después de los versos: “y es que este barquito / es tan pinturero”; primero, porque es tremendamente cutre, y segundo, porque no formaba parte de mi composición.
—¿Qué aspecto no te gusta de la actual evolución de la modalidad de comparsas?
—Hay varios, pero te diré el que menos de todos: ¡los contraltos! (aquí le decimos contraaltos). Siempre los dosifiqué mucho, los entendía como meros adornos de una línea melódica, no la razón de ser de una composición. Cantar es justo lo contrario de gritar. Y los contraaltos que yo tuve no estaban, precisamente, mudos, porque a Emilín o al Carli (entre otros muchos que vinieron conmigo) había que echarles de comer aparte. Cada vez que metían la voz más de la cuenta, yo siempre les decía: ¡voy a quitar los contraaltos!
—Y con "Los beduinos de Cádiz", la fama y el reconocimiento: nuevamente el Circo Price, galas y discos.
—Pues sí. Por toda España, además. En ese sentido nos pasó como a "Los Beatles de Cádiz", de cuyo triunfo (conste, por otra parte) siempre me alegré, por mi amistad con Enrique Villegas. Estuvimos de gira con Pepe Marchena, Rafael Farina, La Niña de la Puebla, Antonio Molina, Bambino, La Paquera de Jerez... ¡Qué sé yo de artistas!
—Pero 'te asfixiaste como un pescao' y no quisiste 'sentir nostalgia constante', por citar dos expresiones tuyas...
—Me quedé en Cádiz, sí, y más tarde lo dije por alegrías:
Yo estoy tan acostumbrao,
como tu clima no hay
que cuando salgo de Cái
me asfixio como un pescao.
—Sí, pero antes de "Los fígaros" compusiste otro pasodoble para "Los beduinos", el de 'Se siente nostalgia constante' ¿Autobiográfico de tu experiencia con "Los julianes" en el Price?
—¡Totalmente!
—"La comparsa es la hija cursi de la chirigota". ¿Estás de acuerdo con la frase atribuida a Pedro Romero?
—Quizá se ajuste más la de Aurelio de la Viesca, cuando dijo (de mí) que "le puse un esmoquin a la chirigota."
Comparsa "Los beduinos de Cádiz" (1966). |
Discos sencillos (45 r.p.m.) Foto: colección Los fardos |
Instancia de autorización de salida de "Los beduinos de Cádiz" AHMC |
Disco L.P. (33 r.p.m.) Foto: colección Los fardos |
—Pues sí. Por toda España, además. En ese sentido nos pasó como a "Los Beatles de Cádiz", de cuyo triunfo (conste, por otra parte) siempre me alegré, por mi amistad con Enrique Villegas. Estuvimos de gira con Pepe Marchena, Rafael Farina, La Niña de la Puebla, Antonio Molina, Bambino, La Paquera de Jerez... ¡Qué sé yo de artistas!
Comparsa "Los beduinos de Cádiz" (1966) |
Hoja Oficial del Lunes, 20 de marzo de 1967 |
Discos sencillos (45 r.p.m.) Foto: colección Los fardos |
Hoja Oficial del Lunes, 10 de abril de 1967 |
Colección particular de José Francisco Narros |
—Pero 'te asfixiaste como un pescao' y no quisiste 'sentir nostalgia constante', por citar dos expresiones tuyas...
—Me quedé en Cádiz, sí, y más tarde lo dije por alegrías:
Yo estoy tan acostumbrao,
como tu clima no hay
que cuando salgo de Cái
me asfixio como un pescao.
—Sí, pero antes de "Los fígaros" compusiste otro pasodoble para "Los beduinos", el de 'Se siente nostalgia constante' ¿Autobiográfico de tu experiencia con "Los julianes" en el Price?
—¡Totalmente!
Disco L.P. (33 r.p.m.) Foto: colección Los fardos |
—"La comparsa es la hija cursi de la chirigota". ¿Estás de acuerdo con la frase atribuida a Pedro Romero?
—Quizá se ajuste más la de Aurelio de la Viesca, cuando dijo (de mí) que "le puse un esmoquin a la chirigota."
—Desde luego que ahora no está la cosa en Siria para evocar los ojos bellos de una mora...
—Desde luego que no...
—Que por cierto no fue una composición tuya...
—¡Para nada! No; no lo fue. Es un clásico danzón cubano, llamado 'La mora', compuesto por el pianista, compositor y arreglista habanero, Eliseo Grenet. La tocábamos mucho con 'Los Fernández'. Fue popularizado por Barbarito Diez, y en España lo grabó en placa de pizarra, dándole un aire de ida y vuelta, Pastora Pavón, La Niña de los Peines, versión sobre la que luego se basó Naranjito de Triana. Más recientemente la versionó Ruben Blades. Yo la monté, respetando el grueso de la composición original, pero me la llevé al terreno de la rumba flamenca nuestra. La original decía así:
Allá en la Siria hay una mora
que tiene los ojos tan lindos
lucero encantao,
ay mora...
Luego tenía una parte preciosa, muy cubana que decía:
¿Cuándo volverá?
y es que ese amor gitano
a mí me devora
¡ue! acaba de llegar,
acaba de llegar,
oye mora...
Y los coreados contestaban sabrosones:
¿Cuándo volverá los buenos tiempos?
¿Cuándo volverá con esa mora?
¿Cuándo volverá y los romances?
¿Cuándo volverá allá en la loma...?
Tenía otra parte muy bonita, pero... ¡cualquiera se atrevía en aquellos tiempos a reproducirla, hablando de 'izquierdas' y de 'curas'!:
Que dios bendiga
la esquina izquierda
del tacón derecho
en la chancleta del cura
—Tampoco compusiste el tanguillo 'Viene a esta tierra un barquito'...
Allá en la Siria hay una mora
que tiene los ojos tan lindos
lucero encantao,
ay mora...
Luego tenía una parte preciosa, muy cubana que decía:
¿Cuándo volverá?
y es que ese amor gitano
a mí me devora
¡ue! acaba de llegar,
acaba de llegar,
oye mora...
Y los coreados contestaban sabrosones:
¿Cuándo volverá los buenos tiempos?
¿Cuándo volverá con esa mora?
¿Cuándo volverá y los romances?
¿Cuándo volverá allá en la loma...?
Tenía otra parte muy bonita, pero... ¡cualquiera se atrevía en aquellos tiempos a reproducirla, hablando de 'izquierdas' y de 'curas'!:
Que dios bendiga
la esquina izquierda
del tacón derecho
en la chancleta del cura
—Tampoco compusiste el tanguillo 'Viene a esta tierra un barquito'...
— Tampoco. Aquella canción, que en verdad se llamaba 'Barquito sin rumbo', tuvo una triple autoría (Bolaños & Durango & Villajos) y lo grabó, primero Purita Monterrey, que lo hizo en 1944 para la marca Regal y más tarde Pepe Blanco, que lo grabó también en pizarra para la casa Odeón en 1946 y la popularizó con la guitarra de Jesús Escudero. Ambas composiciones (rumba y tanguillo) fueron montadas por mí (yo me basé más en la versión de Pepe Blanco), pero ¡ojo!, jamás declaré que fueran mías ninguna de las dos; lo que pasa es que la gente así lo ha creído.
—Cómo qué autor te hubiera gustado escribir cuplés?
—Como Eduardo Delgado. Cuando mis comparsistas me pedían cuplés graciosos, siempre les decía que lo que ellos querían eran cuplés de Eduardo... ¡y eso sólo sabía hacerlo él! Por cierto que dos de sus yernos fueron grandes tenores míos.
Comparsa "Los fígaros" (1964) en la cabalgata por la calle Ancha. |
Comparsa "Los fígaros" (1964) en el Gran Teatro Falla |
—Sí. Cuando en los viejos cuarteles de San Roque ubicaron la “Casa del Niño Jesús Pobre” (y así lo rotularon), yo escribí esto con "Los fígaros", con la música del Vito:
Junto a las Puertas de Tierra
leímos un letrerito,
que decía, “Jesús Pobre”
y de verdad no me explico;
lo de pobre no hacía falta
pues Jesús nunca fue rico.
—Al poco tiempo, los empleados del ayuntamiento, dejaron el letrero con el nombre de "Casa del Niño Jesús", pero le quitaron el adjetivo de “pobre”.
—Entonces no teníamos las libertades de las que ustedes gozan hoy. Yo era constantemente reclamado en los actos oficiales, sí; pero como consecuencia de ser el autor más premiado, no por mi forma de pensar. Yo era un obrero; un trabajador de Astilleros, que “antes que cocinero fui fraile” y por más señas, monaguillo de la parroquia de San Lorenzo. Pero en el fondo, un humilde padre de familia que lo hizo lo mejor que pudo y supo. ¿Sabes cuánto se ganaba en Astilleros en 1954?
—No.
Paco Alba en Astilleros. 1957. Revista Avante |
(… ) Hay muchas desproporciones
en las clases españolas
hay quien gana por millones;
y muchos trabajadores
que sus casas abandonan
que sus casas abandonan
y emigran a otras naciones
donde las retribuciones
tanto no desproporcionan.
—Paco, tú eres muy dado a los refranes. Responde con uno que defina tu opinión respecto del cambio de las Fiestas Típicas de febrero a mayo...
—El Carnaval se celebraba en su tiempo, como los nabos en adviento.
—¿Se le discutió a José León de Carranza el cambio?
—Sí que se le discutió, pero discutir entonces era en vano.
—Vayamos ahora al ámbito familiar en la conversación. ¿Te parece?
—¡Perfecto!
—¿Cómo se llamaba tu padre?
—Como yo: Francisco; Francisco Alba Romero.
—¿Es cierto que escribía agrupaciones en Conil?
—Sí. Y según decían todos los que lo conocieron como murguista, heredé de él la forma de hacerlo. Fue multifacético: barbero, también sacristán y representó máquinas de coser, además de músico de una magnífica banda que dirigía mi tío.
—¿Cuántos hermanos erais?
—Cinco. Yo soy el pequeño de cinco hermanos (sin contar uno que falleció).
—Cuando te quedaste huérfano de padre, siendo un niño, ¿cómo salisteis a flote?
—Fue crucial que mi madre dispusiera de un despacho de pan al público.
—Luego, tuviste que colocarte muy joven...
—Así es. Me coloqué en Cádiz en la fábrica de chocolates, bombones y caramelos 'Eureka', en el puesto de especiero, en la sección de especies; cobraba 7 pesetas diarias. Ahí estuve colocado, hasta el 21 de agosto del año 1938, en que me llamaron a filas.
—Antes de que acabase la Guerra Civil...
—Antes y dejando a mi madre sin recursos...
—¿Ésa es la razón del por qué solicitaste el expediente de Subsidio a Familias de Combatientes?
—¡Claro! Ten muy en cuenta que para acceder a dicho expediente, mi madre tuvo que presentar una declaración jurada, junto a otros documentos, acreditativos de que no poseía bienes ni percibía pensión, ni ningún tipo de ayuda económica.
—¿En Artillería?
—No. En el Regimiento de Infantería de Cádiz, número 33.
—¿Cuando te incorporaron a filas vivíais en la calle Trinidad?
—Ya no. Ya vivíamos en la calle San José, en el número 63; ahí vivíamos mi madre, Josefa, mi hermana Isabel y yo.
—¿En qué año y con qué edad entraste en los Astilleros?
—Ingresé en la factoría en 1941, a los veintitrés años de edad. Empecé como ayudante de carpintero. Dieciséis años más tarde, trabajaba de revistero del taller de reparación de material ferroviario.
—¿Alguna anécdota divertida de la factoría?
—Ya hace de esto algunos años. En una ocasión, un operario metió un boniato dentro de un trozo de tubo de hierro, lo tapó por ambos extremos con cisco y lo puso al calor de la fragua para que se cociera. Uno de los compañeros, en un momento de descuido, sacó el boniato y lo cambió por una alpargata. Sonó la hora del almuerzo y aquel individuo sacó el tubo para que el postre se enfriara. En el transcurso del almuerzo, llegó un tercero, y sin saber nada del caso le preguntó: ¿Qué hay dentro del tubo? —¡Un boniato de Vejer! —(risas contenidas) ¿De Vejer, y cómo sabes que es de Vejer? —Porque los conozco, los de Vejer tienen unas pintas como estas... y sacó la alpargata. ¡La que se armó fue indescriptible!, y más aún cuando le sorprendió el otro con toda la guasa de Cádiz: —¿de Vejer? ¡Ése es de Valencia!
Comparsa "Los senadores romanos" (1968) Carlos Brihuega, Chatín, Galleguito, Galán y El Moreno |
—Paco, tú eres muy dado a los refranes. Responde con uno que defina tu opinión respecto del cambio de las Fiestas Típicas de febrero a mayo...
—El Carnaval se celebraba en su tiempo, como los nabos en adviento.
—¿Se le discutió a José León de Carranza el cambio?
—Sí que se le discutió, pero discutir entonces era en vano.
—Vayamos ahora al ámbito familiar en la conversación. ¿Te parece?
—¡Perfecto!
—¿Cómo se llamaba tu padre?
—Como yo: Francisco; Francisco Alba Romero.
—¿Es cierto que escribía agrupaciones en Conil?
—Sí. Y según decían todos los que lo conocieron como murguista, heredé de él la forma de hacerlo. Fue multifacético: barbero, también sacristán y representó máquinas de coser, además de músico de una magnífica banda que dirigía mi tío.
—¿Cuántos hermanos erais?
—Cinco. Yo soy el pequeño de cinco hermanos (sin contar uno que falleció).
—Cuando te quedaste huérfano de padre, siendo un niño, ¿cómo salisteis a flote?
—Fue crucial que mi madre dispusiera de un despacho de pan al público.
Doña Josefa Medina Zara, madre de Paco Alba, en 1938 |
—Luego, tuviste que colocarte muy joven...
—Así es. Me coloqué en Cádiz en la fábrica de chocolates, bombones y caramelos 'Eureka', en el puesto de especiero, en la sección de especies; cobraba 7 pesetas diarias. Ahí estuve colocado, hasta el 21 de agosto del año 1938, en que me llamaron a filas.
—Antes de que acabase la Guerra Civil...
—Antes y dejando a mi madre sin recursos...
—¿Ésa es la razón del por qué solicitaste el expediente de Subsidio a Familias de Combatientes?
—¡Claro! Ten muy en cuenta que para acceder a dicho expediente, mi madre tuvo que presentar una declaración jurada, junto a otros documentos, acreditativos de que no poseía bienes ni percibía pensión, ni ningún tipo de ayuda económica.
—¿En Artillería?
—No. En el Regimiento de Infantería de Cádiz, número 33.
—¿Cuando te incorporaron a filas vivíais en la calle Trinidad?
—Ya no. Ya vivíamos en la calle San José, en el número 63; ahí vivíamos mi madre, Josefa, mi hermana Isabel y yo.
—¿En qué año y con qué edad entraste en los Astilleros?
—Ingresé en la factoría en 1941, a los veintitrés años de edad. Empecé como ayudante de carpintero. Dieciséis años más tarde, trabajaba de revistero del taller de reparación de material ferroviario.
—¿Alguna anécdota divertida de la factoría?
—Ya hace de esto algunos años. En una ocasión, un operario metió un boniato dentro de un trozo de tubo de hierro, lo tapó por ambos extremos con cisco y lo puso al calor de la fragua para que se cociera. Uno de los compañeros, en un momento de descuido, sacó el boniato y lo cambió por una alpargata. Sonó la hora del almuerzo y aquel individuo sacó el tubo para que el postre se enfriara. En el transcurso del almuerzo, llegó un tercero, y sin saber nada del caso le preguntó: ¿Qué hay dentro del tubo? —¡Un boniato de Vejer! —(risas contenidas) ¿De Vejer, y cómo sabes que es de Vejer? —Porque los conozco, los de Vejer tienen unas pintas como estas... y sacó la alpargata. ¡La que se armó fue indescriptible!, y más aún cuando le sorprendió el otro con toda la guasa de Cádiz: —¿de Vejer? ¡Ése es de Valencia!
—¿Te suena, Paco, la fecha 22 de abril de 1953?
—¿Es cierto, Paco, que tu hermana Isabel tuvo una relación sentimental con Manuel de la Pinta y Leal, el alcalde de Cádiz republicano que la sublevación franquista fusiló en los fosos de Puerta Tierra, el 1 de octubre de 1936?
—Es completamente cierto, pero no quiero hablar de ése tema. ¿Vale?.
—Así es. Incluso el yunque que sacamos a escena era suyo. La forma de machacar, las tenazas, el pañuelo.... Antonio era muy buen herrero; por cierto muy amigo de Santiago Donday, otro fragüero ilustre.
Disco L.P. (33 r.p.m.) Foto: colección Los fardos |
—¿Te inspiró la malagueña de Ramón Jarana para escribirle con "Los forjaores" un pasodoble a Enrique el Mellizo?
—Ramón Jarana era un fenómeno cantando. Fíjate cómo sería que el propio Aurelio cuando lo sintió por primera vez en la radio dijo: —¿Quién está cantando por mí? ¡Y era verdad! Porque la malagueña del Mellizo la hacía Ramón calcada de como la hacía Aurelio. Y con "Los beduinos" le escribí a Ramón también una cosita, porque estaba malito de la vista y fue cuando la casa Anís del Mono le costeó la operación. Por cierto, que ahí venía conmigo El Yeyé, del barrio Santa María, que hacía un solo en el popurrí por Rafael Farina. Luego con "Los beduinos" de gira, entró un muchacho del barrio La Viña que cantiñeaba muy bien: Juanito Villar:
—Siempre fuiste un gran aficionado al flamenco y un firme defensor de la Escuela de Cádiz.
—Sí que lo es. Carta que conservé siempre conmigo. Antonio Mairena era un cantaor magnífico, una figura extraordinaria; y parece ser que le gustaba mucho las cositas que yo hacía.
—¿A qué músico admiras más?
—A Isaac Albéniz.
—¿Y en el campo de la literatura (tú que eres un gran lector)?
—Ahí he de decirte dos: José María Eça de Queiróz y Wenceslao Fernández Flores.
—Siempre fuiste un gran aficionado al flamenco y un firme defensor de la Escuela de Cádiz.
—Totalmente. ¡Como se ha cantado en Cádiz, en sus Puertos y como se ha cantado en Jerez, en muy poquitos sitios más! Ojo, yo respeto al resto de Andalucía que también se canta muy bien, y siento debilidad por Triana, por las cositas de Málaga o por los aires de Levante; pero yo escucho una soleá de Cádiz, con los tercios del Mellizo o Paquirri, y me descompongo. Ésa dulzura; ésa afinación; ésa media voz, la musicalidad por encima de la fuerza. Yo creo que lo dejé bien claro, ¿no?:
Cuando escucho un cante por soleá
hasta me dan ganas de llorar
porque lo llevo en el corazón...
—¿En tu debut, en 1953, criticaste el apoyo económico que el ayuntamiento le daba al flamenco; apoyo bastante mayor que el que se le daba antes a las agrupaciones?
—Es que entonces era así. En 1952 se organizó en Cádiz el Primer Concurso Nacional de Alegrías en el Gran Teatro Falla y en total dieron 20.000 pesetas de premio. ¡Un capital! Aquel concurso se llenó de cantaores extraordinarios: Encarnita La Sayago, El Flecha, Juan Vargas (el que fundó la venta en La Isla), Juanito de Rota, El Niño de la Viña, Chano Lobato, El Niño de la Cava, José Muñoz Rivera... Manolo Vargas se llevó el primer premio, Pericón el segundo, el tercero fue para El Barberillo y el cuarto se lo llevó Juan Vargas, si mal no recuerdo:
Hubo en Cádiz este verano
un concurso de alegrías
le dieron 10.000 pesetas
al mejor que las cantaron.
Si a nosotros nos dieran
premios iguales
otra cosa ya fueran los carnavales;
que nos pongan de premio
2.000 durillos
y vamos a cantarles
más que diez grillos.
—¿Es cierto que Antonio Mairena te escribió una carta alabando tus composiciones?Cuando escucho un cante por soleá
hasta me dan ganas de llorar
porque lo llevo en el corazón...
—¿En tu debut, en 1953, criticaste el apoyo económico que el ayuntamiento le daba al flamenco; apoyo bastante mayor que el que se le daba antes a las agrupaciones?
—Es que entonces era así. En 1952 se organizó en Cádiz el Primer Concurso Nacional de Alegrías en el Gran Teatro Falla y en total dieron 20.000 pesetas de premio. ¡Un capital! Aquel concurso se llenó de cantaores extraordinarios: Encarnita La Sayago, El Flecha, Juan Vargas (el que fundó la venta en La Isla), Juanito de Rota, El Niño de la Viña, Chano Lobato, El Niño de la Cava, José Muñoz Rivera... Manolo Vargas se llevó el primer premio, Pericón el segundo, el tercero fue para El Barberillo y el cuarto se lo llevó Juan Vargas, si mal no recuerdo:
Hubo en Cádiz este verano
un concurso de alegrías
le dieron 10.000 pesetas
al mejor que las cantaron.
Si a nosotros nos dieran
premios iguales
otra cosa ya fueran los carnavales;
que nos pongan de premio
2.000 durillos
y vamos a cantarles
más que diez grillos.
—Sí que lo es. Carta que conservé siempre conmigo. Antonio Mairena era un cantaor magnífico, una figura extraordinaria; y parece ser que le gustaba mucho las cositas que yo hacía.
—¿A qué músico admiras más?
—A Isaac Albéniz.
—¿Y en el campo de la literatura (tú que eres un gran lector)?
—Ahí he de decirte dos: José María Eça de Queiróz y Wenceslao Fernández Flores.
—¿Tu mejor segunda?
—Jesús Monzón, el hijo de mi compañero del Dique. Cuando lo cité en Los Pabellones para probarlo con los "Corrusquillos" me gustó la profundidad que le daba a la segunda, pero le dije de broma: ¡no está mal: aunque suena a 'segundeta' del bache la Palma!
—Pepe el Sopa. No se aprendía una letra nunca, pero tenía un olfato "atacante" extraordinario y sabía bien dónde sacar "la voluntad". Y luego estaba su empaque bonachón que le daba carisma a mi grupo, por eso estuvo conmigo hasta el final.
—¿Tu mejor contraalto? (permíteme llamarlo así)
—Emilio López Prat. Cantaba de dulce.
—¿Tu comparsista más expresivo?
—Chatín. También el que más me protestaba algunas letras.
—¿Y tu alumno más aventajado?
—El Moreno (moreno de color y Moreno de apellido, como yo digo).
—¿Qué letra de cuantas te han escrito más te ha emocionado?
—Sobre todo dos: la que me hizo mi amigo Enrique Villegas con "Quince piedras" y la de Antoñito Martín, con "Los principiantes". Me gustó cómo usó Enrique la cita bíblica, aludiendo al monumento mío de piedra ostionera; y lo hizo además con una de las melodías mas bonita que Villegas compuso:
Igual que hiciera Adán
por su compañera,
ésa es nuestra costilla
para el poeta.
Igual que hiciera Adán
por su compañera,
ésa es nuestra costilla
para el poeta.
Monumento a Paco Alba. Foto Los fardos |
Su última comparsa, "Estampas goyescas" (1973). Foto Juman |
—¿Hablamos de 'Estampas goyescas'?
—Ya se ha dicho todo hasta la saciedad. Sólo quiero añadir que ‘Capricho andaluz’ tenía un conjunto con voces más frescas y también que en el palco del jurado había señores que estaban deseando que yo no ganara, porque me veían como un símbolo del régimen (algo tan erróneo y absurdo como atribuirle a la canción española un origen franquista).
—¿Qué opinas que tus letras estén incluidas en el Cancionero General del Franquismo, de Manuel Vázquez Montalbán?
—Pues que están en calidad de letras testimoniales de una época (la llamada normalización neocapitalista) y que comparto epígrafe con 'Angelitos negros' de Antonio Machín; por cierto, una canción protesta (y nadie lo ha dicho), que a la sociedad le mandó el mensaje del peligroso desprecio racista.
—¿Qué opinas que tus letras estén incluidas en el Cancionero General del Franquismo, de Manuel Vázquez Montalbán?
—Pues que están en calidad de letras testimoniales de una época (la llamada normalización neocapitalista) y que comparto epígrafe con 'Angelitos negros' de Antonio Machín; por cierto, una canción protesta (y nadie lo ha dicho), que a la sociedad le mandó el mensaje del peligroso desprecio racista.
Chirigota "Los abuelitos chirigoteros" (1974) |
—Pese a todo, rompiste tu promesa, porque volviste con "Los abuelitos chirigoteros"…
—La rompí a medias, porque dije que no sacaría más comparsas. Y así fue. Pero he de reconocer que ver al teatro entero aplaudiéndome, en 1974, me reconcilió y restañó mi herida.
Chirigota "Los belloteros" (1975) |
Paco Alba con su hijo. "Los belloteros" (1975) |
—Y los inolvidables "belloteros", que fue tu punto y final. No te dio tiempo a despedirte…
—Yo estaba ya renqueante de salud. ¿Recuerdas qué dije al final, con la última cuarteta que cerraba mi popurrí, de Nicola Di Bari, con la canción ‘El corazón es un gitano’?
No quiero despedirme con dolor,
tan sólo diré…
¡Adiós!
—Gracias a ti. Y viva siempre Cádiz.
________________________
(1) La presente entrevista es apócrifa en la medida en que ha sido fingida, a pesar de lo cual, poco tiene de falsa y de dudosa autenticidad, por más que imaginarias hayan sido las respuestas que en ella hemos redactado; nada de lo que se responde es apócrifo o falaz. Y es así por estar muy basada en los testimonios orales de su entorno más cercano y en la documentación oficial diversa: bien de su expediente de quintas o por las muchas entrevistas que concedió a la prensa, escrita y radiada. Complementan sus supuestas contestaciones la innumerable información que me contaron algunos de sus componentes o familiares, tanto de su primera, como de su segunda etapa, entre otros: "El Gitano Blanco", Manolo Moreno, José Rodríguez 'Chatín', Jesús Monzón, o Enrique Villegas. Digamos que muy similares pudieron ser sus respuestas de haber sido real la entrevista. Agradezco a mis dos amigos y buenos investigadores, Santiago Moreno y Kiko Camacho la cesión de material fotográfico.