El café como espacio socializador y la tertulia como eje de discusión e intercambio de ideas, políticas y literarias, fue una costumbre muy gaditana. Los sainetes de Juan Ignacio González del Castillo del XVIII así lo legitiman. La prensa periódica doceañista, con la que el café guardó una estrecha simbiosis, como punto de venta, está llena de noticias de estos establecimientos (1), originados en Cádiz, según opinión de Ramón Solís —no compartida por la profesora Marieta Cantos— y de otros muchos estudiosos como el profesor Alberto Romero Ferrer, a propósito de su estudio del sainete de González del Castillo El café de Cádiz:
"El café era una de las instituciones más significativas del Cádiz que retrata González del Castillo. Hasta tal punto, que puede afirmarse que fue en esta ciudad donde apareció este tipo de locales, que después se extendieron por toda España como centros en muchas ocasiones de la vida política y cultural —según refleja, por ejemplo, La Fontana de Oro de Pérez Galdós—. Cabe relacionar su existencia con el volumen del comercio de este producto y con la necesidad de contar con espacios de sociabilidad y esparcimiento público, reunión y tertulia para la emergente burguesía de la época. Para hacernos una idea de su importancia en la vida social de la ciudad, sólo hay que traer a colación la relación de gremios de 1802, en la que se citan 23 cafés y 29 confiterías. La Pensadora gaditana (II, pensamiento XVII, “Sobre la Sociedad”) censura la superficialidad de las conversaciones de quienes solían frecuentarlos." (2)
Los sainetes del comediógrafo González del Castillo, entre los cuales se encontraba El Café de Cádiz, eran anunciados en El Conciso:
La tertulia, el auge de la prensa y el café, abonaron el pensamiento político. En 1788 la ciudad de Cádiz contabilizaba treinta y cinco cafés, algunos de ellos de propietarios franceses (3). De ésa misma época, del último cuarto del siglo XVIII, se conserva una carta del general Joaquín Fondesvielas, Gobernador Político Militar de Cádiz, a los tres meses de su nombramiento, en la que dice "que han aparecido en Cádiz unas tiendas a las que denominan cafés, que son lugares de hombres." (4) Según las palabras del profesor Alberto González Troyano:
"En Cádiz se captó pronto la doble valía del café como moda que identificaba al cliente con un matiz de modernidad, y como lugar que ofrecía una alternativa cómoda a cualquier hora y cualquier día, a las tertulias. Frente a los salones que exigían un empaque más serio, el café posibilitaba un ambiente más informal y menos protocolario, permitiendo la presencia de una amplia gama de personas. (...) Obviamente, al constituirse en Cádiz estas tres nuevas fuentes de legitimidad para las opiniones (tertulias, cafés y prensa) se reducía el control y la ingerencia de las instituciones tradicionales (eclesiástica, académica, monárquica) sobre la opinión pública. Por ello mismo, como réplica al control anterior, surge también la necesidad de acogerse a una tutela que ampare, ritualice y proteja el régimen de las discusiones. Y la diversidad de pareceres de la ciudad se perpetúa con la aparición de distintos salones, cafés y periódicos." (5)
Para el historiador José María García León, a los cafés no sólo se iba a consumir bebidas, "sino a intercambiar opiniones, conversar y leer periódicos y folletos." (6)
Del estudio de los sainetes de Ignacio González del Castillo se desprende que la atmósfera reinante de aquellos cafés era predominantemente masculina. Es más, la mujer tenía prohibida la entrada a este tipo de establecimientos, salvo para una compra puntual y momentánea. Difícil, muy difícil lo tenían las gaditanas de antaño para acceder a estos locales, si atendemos, sobre todo, a dos puntos, del total de las Ordenanzas aprobadas por el Consejo, para el buen régimen y gobierno del Cuerpo de caballeros Comisarios de barrio de la ciudad de Cádiz, que fueron publicadas en el Diario Mercantil de Cádiz, en su edición del 5 de febrero de 1818:
Los sainetes del comediógrafo González del Castillo, entre los cuales se encontraba El Café de Cádiz, eran anunciados en El Conciso:
El Conciso, 29 de abril de 1812 |
La tertulia, el auge de la prensa y el café, abonaron el pensamiento político. En 1788 la ciudad de Cádiz contabilizaba treinta y cinco cafés, algunos de ellos de propietarios franceses (3). De ésa misma época, del último cuarto del siglo XVIII, se conserva una carta del general Joaquín Fondesvielas, Gobernador Político Militar de Cádiz, a los tres meses de su nombramiento, en la que dice "que han aparecido en Cádiz unas tiendas a las que denominan cafés, que son lugares de hombres." (4) Según las palabras del profesor Alberto González Troyano:
"En Cádiz se captó pronto la doble valía del café como moda que identificaba al cliente con un matiz de modernidad, y como lugar que ofrecía una alternativa cómoda a cualquier hora y cualquier día, a las tertulias. Frente a los salones que exigían un empaque más serio, el café posibilitaba un ambiente más informal y menos protocolario, permitiendo la presencia de una amplia gama de personas. (...) Obviamente, al constituirse en Cádiz estas tres nuevas fuentes de legitimidad para las opiniones (tertulias, cafés y prensa) se reducía el control y la ingerencia de las instituciones tradicionales (eclesiástica, académica, monárquica) sobre la opinión pública. Por ello mismo, como réplica al control anterior, surge también la necesidad de acogerse a una tutela que ampare, ritualice y proteja el régimen de las discusiones. Y la diversidad de pareceres de la ciudad se perpetúa con la aparición de distintos salones, cafés y periódicos." (5)
Para el historiador José María García León, a los cafés no sólo se iba a consumir bebidas, "sino a intercambiar opiniones, conversar y leer periódicos y folletos." (6)
Del estudio de los sainetes de Ignacio González del Castillo se desprende que la atmósfera reinante de aquellos cafés era predominantemente masculina. Es más, la mujer tenía prohibida la entrada a este tipo de establecimientos, salvo para una compra puntual y momentánea. Difícil, muy difícil lo tenían las gaditanas de antaño para acceder a estos locales, si atendemos, sobre todo, a dos puntos, del total de las Ordenanzas aprobadas por el Consejo, para el buen régimen y gobierno del Cuerpo de caballeros Comisarios de barrio de la ciudad de Cádiz, que fueron publicadas en el Diario Mercantil de Cádiz, en su edición del 5 de febrero de 1818:
Diario Mercantil de Cádiz, 5 de febrero de 1818 |
Célebre, entre muchos, fue el Café del Correo (7), amplio establecimiento con entradas en las calles Cardenal Zapata y Rosario, regentado por Francisco de Celis, industrial que dio sobradas muestras de apoyo y solidaridad en la Guerra de la Independencia, como podemos comprobar en estas explícitas reseñas, que hemos localizado de la prensa doceañista:
Gazeta de la Regencia de España e Indias, 16 de marzo de 1810 |
"ADVERTENCIA.
Se suplica encarecidamente á los individuos á quienes debe repartirse este periódico, pasen aviso el día en que no lo reciban al despacho principal, calle del Puerto, esquina a la alameda, número 61, ó á la oficina donde se imprime. En ambos parages (sic), en el café del Correo y en la fábrica de charreteras de la calle Nueva, se venden los números sueltos y se admiten suscripciones para dentro y fuera del Reyno" (9)
Sus encendidas tertulias y discusiones quedaban reflejadas con frecuencia:
"¡Fuego de Dios y lo que vale ser liberal! decía uno ayer tarde en un café." (10)
También los actos benefactores, destinados a los hospitales que funcionaban durante el Sitio y cuyas iniciativas se fraguaban en el interior del café:
"Unos honrados artesanos que en la sala de la izquierda del café del Correo se juntan à oír leer los papeles públicos, al ver la ncecesidad en que se hallaban nuestros hermanos los enfermos del hospital de S. Carlos, han juntado entre todos la cantidad de 500 rs. vn. los que entregarán á Vm. suplicándole se digne darles el giro conveniente." (11)
También los actos benefactores, destinados a los hospitales que funcionaban durante el Sitio y cuyas iniciativas se fraguaban en el interior del café:
"Unos honrados artesanos que en la sala de la izquierda del café del Correo se juntan à oír leer los papeles públicos, al ver la ncecesidad en que se hallaban nuestros hermanos los enfermos del hospital de S. Carlos, han juntado entre todos la cantidad de 500 rs. vn. los que entregarán á Vm. suplicándole se digne darles el giro conveniente." (11)
Era muy habitual que la prensa diaria reflejara la cotidianidad de la vida de estos cafés, en donde todo se veía, todo se sabía y todo se oía:
"Señor Procurador. Muy señor mío: Hallándome esta mañana en el café del Correo, oí casualmente hablar de un caso raro acaecido en nuestros días, siendo los personages de la escena un frayle y una beata." (12)
Setenta años después de aquellos corrillos conspirativos acaecidos durante el asedio, el Café del Correo, ya reconvertido en café cantante, fue testigo también de las actuaciones de Juan Breva, de Chacón y de "Las viejas ricas", celebrando bailes de máscaras en su amplio patio, cuando el dueño era ya José Durio Montañez:
"Señor Procurador. Muy señor mío: Hallándome esta mañana en el café del Correo, oí casualmente hablar de un caso raro acaecido en nuestros días, siendo los personages de la escena un frayle y una beata." (12)
Setenta años después de aquellos corrillos conspirativos acaecidos durante el asedio, el Café del Correo, ya reconvertido en café cantante, fue testigo también de las actuaciones de Juan Breva, de Chacón y de "Las viejas ricas", celebrando bailes de máscaras en su amplio patio, cuando el dueño era ya José Durio Montañez:
Diario de Cádiz, 9 de mayo de 1888 |
Diario de Cádiz, 14 de febrero de 1885 |
Diario de Cádiz, 10 de marzo de 1889 |
CAFÉ DE COSI
El Duende de los Cafées (sic), fue el título de cabecera de un periódico gaditano, de corte liberal, en cuyas páginas se aludía con asiduidad a estos locales, entre muchos, el Café del Correo o el no menos célebre y aristocrático Café de Cosi, cuyo propietario era José Cosi, indistintamente escrito con una o dos eses, Cossi y sito en el nº 48 de la calle San Francisco, donde se vendían dulces selectos:
"(…) por lo que vi ayer en cierta casa donde me pude introducir, metiéndome en una caxa de cigarros que sacó en el café de Cosi (…). Había en la dichosa tertulia Clérigos, Frailes, ex-Inquisidores y ex-Consejeros." (13)
"El grande calor me llevó ayer al Café del Correo donde (según leí en el Diario Mercantil), se vende agua de nieve." (14)
El dueño del Café de Cosi fue motivo de una dura réplica en El Redactor General, por parte de un ciudadano bajo seudónimo, en donde, aparentemente, nos aparece un nuevo café, el Café de Antoñetti, mas todo parece indicar que se trata de otro café, como veremos más adelante:
"El enemigo de la arbitrariedad se dirige al señor Cosi con motivo de su respuesta, la cual rebate punto por punto. Si el señor Cosi paga sus contribuciones por otras partes, también contribuye el amo del café de Apolo y el Correo por sus casas: si en el café de Antoñeti cayeron bombas, el perjuicio es para el dueño de la casa, no para él; pues cuando mas, le seria dañosa la poca concurrencia por "estar baxo el tiro", en cuyo caso se encontraban los cafés de Apolo y el Correo: si ha cedido su casa de extramuros el Sr. Cosi también ha logrado con eso que no sea demolida, como las de muchos infelices: si sus criados hacen el servicio de plaza, del mismo modo los de los otros cafés: si ha hecho donativos voluntarios, mayores los hicieron los de Apolo y Correo..." (15)
"El grande calor me llevó ayer al Café del Correo donde (según leí en el Diario Mercantil), se vende agua de nieve." (14)
El dueño del Café de Cosi fue motivo de una dura réplica en El Redactor General, por parte de un ciudadano bajo seudónimo, en donde, aparentemente, nos aparece un nuevo café, el Café de Antoñetti, mas todo parece indicar que se trata de otro café, como veremos más adelante:
"El enemigo de la arbitrariedad se dirige al señor Cosi con motivo de su respuesta, la cual rebate punto por punto. Si el señor Cosi paga sus contribuciones por otras partes, también contribuye el amo del café de Apolo y el Correo por sus casas: si en el café de Antoñeti cayeron bombas, el perjuicio es para el dueño de la casa, no para él; pues cuando mas, le seria dañosa la poca concurrencia por "estar baxo el tiro", en cuyo caso se encontraban los cafés de Apolo y el Correo: si ha cedido su casa de extramuros el Sr. Cosi también ha logrado con eso que no sea demolida, como las de muchos infelices: si sus criados hacen el servicio de plaza, del mismo modo los de los otros cafés: si ha hecho donativos voluntarios, mayores los hicieron los de Apolo y Correo..." (15)
El Conciso por su parte, insertaba la carta de un lector que firmaba con el seudónimo de El Aburrido, en la que se quejaba de las malas costumbres con las que el público gaditano se comportaba en el teatro, en 1812, que alborotaba con sus charlas y ruidos estridentes y mostraba su rechazo porque dentro del coliseo se vendían merengues, pasteles y rosquetes "(cosa original y extrañamente tolerada en la platea de un teatro) oyéndose el ruido de los cuartos, y el chorro del agua que se sirve à los aficionados (que podrían muy bien satisfacer sus paladares en el café del correo, ó en las confiterías de enfrente y de Cosi)." (16)
En 1826, la viuda de José Cosi, Francisca Bejines, vendía distintas propiedades, entre fincas de recreo y huertas en extramuros, así como sus cafés y confiterías:
La Abeja Española, en Las cortesanas. Diálogos morales, y Táctica moderna, describía la atmósfera reinante de aquellos cafés:
Diario Mercantil de Cádiz, 10 de febrero de 1807 |
En 1826, la viuda de José Cosi, Francisca Bejines, vendía distintas propiedades, entre fincas de recreo y huertas en extramuros, así como sus cafés y confiterías:
Diario Mercantil de Cádiz, 17 de marzo de 1826 |
La Abeja Española, en Las cortesanas. Diálogos morales, y Táctica moderna, describía la atmósfera reinante de aquellos cafés:
"(…) ¡Si viera vd. qué divertida es su tertulia! Allí los abates, allí los cadetes, allí el doctor de las gafas verdes, allí el fraylecito del cerquillo rizado, allí los poetas improvisadores, allí los jóvenes que fueron á correr cortes, y volvieron bien descortezados." (17)
"(...) entre los mil medios fáciles que se conocen entre nosotros para hacerse de un gran caudal de buena opinión, ninguno es tan eficaz y expedito como el de la pública declamación en favor de las ideas que el andar de los tiempos ha puesto en voga (sic), y como los cafés son lugares muy concurridos de los patriotas." (18)
"(...) entre los mil medios fáciles que se conocen entre nosotros para hacerse de un gran caudal de buena opinión, ninguno es tan eficaz y expedito como el de la pública declamación en favor de las ideas que el andar de los tiempos ha puesto en voga (sic), y como los cafés son lugares muy concurridos de los patriotas." (18)
CAFÉ NACIONAL
El Duende de los Cafées, en La Quinta visita à la comida de los serviles, mencionaba al Café Nacional:
El Duende de los Cafées, en La Quinta visita à la comida de los serviles, mencionaba al Café Nacional:
"(…) y me traxo un recado de mi amigo D. Atanasio para que fuese á verme con él al café Nacional." (19)
También el Diario Mercantil de Cádiz:
También el Diario Mercantil de Cádiz:
Diario Mercantil de Cádiz, 5 de agosto de 1823 |
O el célebre Café de las Cadenas que, ubicado en la actual Plaza Mendizabal (antes Pozo de las Nieves), era conocido por la “Casa del Señor don Quijote de la Mancha”, por tener las paredes decoradas con pinturas de la obra cervantina, como contaron Adolfo de Castro —que opinaba que eran pinturas al natural— (20) y Ramón Solís —que sostenía que se trataban de tapices— (21). La segunda reseña que a continuación aportamos le da la razón al primero:
"(…) ¿Adónde bueno? le pregunta. Aquí á este café de las Cadenas." (22)
"(…) que vulgarmente se llama el Café de las Cadenas, ú la Casa del Sr. Quixote de la Mancha, por estar su vida y fechorías pintadas al natural en el Salón principal de este Café." (23)
Ramón Solís nos contó, vía el Conde de Toreno, que durante el asedio y junto a los productos de primera necesidad, no faltaron tampoco aquellos de lujo o exóticos. Es el caso de la nieve con la que se hacían los helados o sorbetes de agua nieve, a los que los gaditanos, probablemente por influencia italiana, fueron tan aficionados:
Ramón Solís nos contó, vía el Conde de Toreno, que durante el asedio y junto a los productos de primera necesidad, no faltaron tampoco aquellos de lujo o exóticos. Es el caso de la nieve con la que se hacían los helados o sorbetes de agua nieve, a los que los gaditanos, probablemente por influencia italiana, fueron tan aficionados:
Diario Mercantil de Cádiz, 5 de agosto de 1811 |
Al respecto, escribe Manuel Ruiz Torres en su artículo Helados y sorbetes durante el asedio francés de Cádiz, que en aquellos años del sitio llegó a Cádiz nieve procedente de Alicante.
El Café de las Cadenas fue, asimismo, todo un referente en los bailes de máscaras del siglo XIX. Así lo recordaba en 1902 un articulista anónimo en El Carnaval antiguo. Recuerdos de otro siglo:
"El martes de Carnaval, último día de las fiestas, terminaban los bailes públicos de máscaras, que se verificaban por aquel entonces en el Teatro Principal, Teatro del Balón, Circo de Bedoya, La Camorra (en la calle del Empedrador entonces, y hoy Arbolí), y finalmente en el café de las Cadenas, antes de la amanecida, acudiendo extraordinaria concurriendo a la plaza de San Antonio, con el fin de presenciar el desfile de todas las comparsas, que á dicha hora acudían á la plaza citada, á despedir el Carnaval." (24)
Diario Mercantil de Cádiz, 9 de enero de 1824 |
En 1829 eran expuestos en pública subasta los enseres del Café de las Cadenas:
Diario Mercantil de Cádiz, 14 de marzo de 1829 |
CAFÉ DE APOLO y CAFÉ DEL REY
Otro café que gozó de una gran importancia fue el Café de Apolo, ubicado en la Plaza de San Antonio, esquina a la actual Presidente Rivadavia (antes Murguía), el de más incidencia en la vida pública —en palabras de González Troyano— "que aglutinaba como contertulios a los gaditanos políticamente más apasionados y radicales", en donde lo más granado de la sociedad española e hispanoamericana, ilustrados, liberales y constitucionalistas, llegaron a consolidar una famosa e influyente tertulia, como así viene a reconocerle una lápida de mármol. El pueblo llegó a llamar al Café de Apolo: "Las Cortes chicas":
Otro café que gozó de una gran importancia fue el Café de Apolo, ubicado en la Plaza de San Antonio, esquina a la actual Presidente Rivadavia (antes Murguía), el de más incidencia en la vida pública —en palabras de González Troyano— "que aglutinaba como contertulios a los gaditanos políticamente más apasionados y radicales", en donde lo más granado de la sociedad española e hispanoamericana, ilustrados, liberales y constitucionalistas, llegaron a consolidar una famosa e influyente tertulia, como así viene a reconocerle una lápida de mármol. El pueblo llegó a llamar al Café de Apolo: "Las Cortes chicas":
"(…) y sino (sic), váyase á la calle Ancha ó al gran café de Apolo; óigase lo que dicen los hermanos después, de vaciar las botellas del ron." (25)
"(...) Del Rey que se halla de nuevo afligido al saber que en un café de Apolo habían tramado los malvados su destronamiento", escribía exaltado y enardecido El Procurador General del Rey y de la Nación, en defensa de Fernando VII:
"(...) es verdad que juramos a Fernando, pero que este y la familia reynante perdió en Bayona el derecho absoluto: ea requiescat in pace. Esta es al pie de la letra la misma doctrina que se alegaba en Cádiz en el café de Apolo para destronar a Fernando." (26)
"¡Ay! ¡Quién a la verdad presumiría
Que en vez de hallarte en el café de Apolo,
en el teatro, alameda ó nevería,
Donde se juega á la pelota y bolo..." (27)
También en el Café de Apolo, al igual que en el Café del Correo y por iniciativa del periódico El Conciso, se efectuó una colecta, destinada a sufragar gastos para los enfermos del hospital de San Carlos, como podemos leer en El Conciso:
"Señores Editores del Conciso. Remito à Vms. la cantidad de 740 rs vn. que los concurrentes al Café de Apolo han proporcionado para socorro de los beneméritos militares del hospital de S. Carlos (además de lo que cada uno había ya anteriormente dado) movidos del "aviso á los hombres sensibles" que insertaron Vms. en su periódico el 20 del pasado." (28)
"¡Ay! ¡Quién a la verdad presumiría
Que en vez de hallarte en el café de Apolo,
en el teatro, alameda ó nevería,
Donde se juega á la pelota y bolo..." (27)
También en el Café de Apolo, al igual que en el Café del Correo y por iniciativa del periódico El Conciso, se efectuó una colecta, destinada a sufragar gastos para los enfermos del hospital de San Carlos, como podemos leer en El Conciso:
"Señores Editores del Conciso. Remito à Vms. la cantidad de 740 rs vn. que los concurrentes al Café de Apolo han proporcionado para socorro de los beneméritos militares del hospital de S. Carlos (además de lo que cada uno había ya anteriormente dado) movidos del "aviso á los hombres sensibles" que insertaron Vms. en su periódico el 20 del pasado." (28)
En la monografía que Juan Navarro Latorre escribió sobre el Café de Apolo, aportó datos acerca del proceso que se siguió contra este café, acusado de foco de conspiración, en donde el juez llegó a decir que en el café "se trató de formar y formó una asociación con presidente y secretario, a semejanza de la que se dijo existió en los Estados Unidos, para tratar lo asuntos públicos." (29)
"En el Archivo Histórico de la Nación de Madrid, puede seguirse el juicio que se montó contra algunos asistentes a las tertulias del ‘alto Apolo’ una vez que Fernando VII anuló la Constitución de Cádiz, en 1814. Llegó a juzgarse a los asistentes por hacer un juicio al monarca y condenarlo a muerte. Nunca se probó." (30)
El Diario de Palma arremetía contra el Café de Apolo:
"(...) Se conforma á este espíritu la Junta de los cafés de Apolo y Patriotas... Un cómico retirado, y zapatero en la actualidad se pone al frente de una diputación de ciudadanos, para celebrar el triunfo de los que ellos mismos se jactan ser los autores. Una ó dos docenas de botellas de se gastan al tiempo de dictar lo que el gobierno (á su juicio) debía hacer. Se brinda por la muerte de los serviles y se conmuta el brindis en... por su confusión. (...) Multitud de gentes de todas clases se reúnen al alboroto de los vivas, y música, y enmedio de una confusión inmensa de hachones é instrumentos, salen por las calles medio cayendo y tropezando unos hombres que se decían la diputación del alto café de Apolo..." (31)
El Diario de Palma arremetía contra el Café de Apolo:
"(...) Se conforma á este espíritu la Junta de los cafés de Apolo y Patriotas... Un cómico retirado, y zapatero en la actualidad se pone al frente de una diputación de ciudadanos, para celebrar el triunfo de los que ellos mismos se jactan ser los autores. Una ó dos docenas de botellas de se gastan al tiempo de dictar lo que el gobierno (á su juicio) debía hacer. Se brinda por la muerte de los serviles y se conmuta el brindis en... por su confusión. (...) Multitud de gentes de todas clases se reúnen al alboroto de los vivas, y música, y enmedio de una confusión inmensa de hachones é instrumentos, salen por las calles medio cayendo y tropezando unos hombres que se decían la diputación del alto café de Apolo..." (31)
Un curioso artículo anónimo, bajo el título Opinión Pública, encontramos en el periódico El Censor General, en un tono amargo de lo que pudo ser y no fue:
"Nació entre nosotros la 'opinión pública' en el año de 1810, y en lugar privado, aunque se cree que fuese en Cádiz, en el alto Café de Apolo..." (32)
Prosigue en tono áspero y usa la metáfora de músicos y cantantes que han perdido con Las Cortes de Cádiz una oportunidad histórica, y, como el que no quiere la cosa; de extranji, y en la temprana fecha de 1814, nos aparecen los jaleos de los gitanos, los fandangos, las zambras y las guitarras, en forma de figura retórica:
"Había famosos profesores de guitarra en aquella mística asociación, excelentes poetas, voces de gañán, tiples y contra-altos, hombres diestros en manejar el violón (...) y esto era cabalmente un 'quid pro quo' de lo que llaman 'jaleo' los gitanos en sus funciones. A un tiempo se executaban monólogos, diálogos, arias, bufas, boleras, fandangos, dramas y qué sé yo que otras piezas; solo que no tenían estos nombres, sino que se llamaban Concisos, Redactores, Duendes, Diarios mercantiles y Triples alianza, y á un tiempo sonaban mil zambras y baraundas." (33)
Más adelante, en la revolución septembrina, sus paredes volvieron a ser testigo de conspiraciones, como nos lo refiere Mariano del Río:
"Tan importante llegó a ser la trascendencia política de este establecimiento que, a principios del XIX fue clausurado, por celebrarse en él una supuesta conjura contra Fernando VII. Durante la revolución de 1868 el Nuevo Café de Apolo reunió en sus mesas a algunos de los implicados de La Gloriosa, la sublevación militar encabezada por el Almirante Topete que acabaría con el derrocamiento y posterior huida a Francia de Isabel II." (34)
No volvemos a tener noticias del Café de Apolo hasta los años 1820, 1824, 1825 y 1829, respectivamente, cuando cuatro breves reseñas, aparecidas todas en el Diario Mercantil de Cádiz, nos informan de quién era su dueño en ese momento (Miguel Rodríguez); de que el local fue traspasado, al cambiar de nombre y pasar a denominarse: Café del Rey o Café del Rey Constitucional, llegándose a constituir la Sociedad Patriótica del Café del Rey Constitucional:
"A voluntad de su dueña se vende con la equidad posible la casa alta y baja, números 28 y 29, de la calle S. Rafael; quien quisiere tratar de su compra, puede avistarse con D. Miguel Rodríguez, amo del café de Apolo, en la plaza de S. Antonio, casa núm. 10." (35)
"El café de Apolo situado en la plaza de S. Antonio se traspasa; y en él darán razón de 3 á 4 de la tarde." (36)
El Café de Apolo volvió a abrir sus puertas, al menos desde 1884, albergando bailes de máscaras durante la celebración del Carnaval (37), en uno de los cuales, casi se produce una tragedia:
"Anoche, á las siete y media, cuando más lleno había en el café de Apolo, es decir, con una concurrencia que no es parroquiana diaria, no se sabe si algún "gracioso" ó máscara tocó á uno de los contadores de gas, el que sirve para alumbrar la planta baja, una de las más concurridas, el caso fue que empezaron a oscilar las luces, hasta el extremo de que se apagaron todas. (...) De no haberse remediado á tiempo esta falta del contador ó de algún "gracioso" ó máscara, es seguro que el café de Apolo no hubiera salido bien librado en sus intereses." (38)
CAFÉ DEL LEÓN DE ORO y CAFÉ PETIT-VERSAILLES
Hubo más cafés en ese Cádiz decimonónico (veintitrés se contabilizaban en 1802). El Café del León de Oro, ubicado en la calle Nueva, cuyo dueño era Bartolomé Antoñetti —seguramente genovés y al que anteriormente aludíamos— y el café, llamado, Café Petit Versalles, según noticias de El Redactor General:
"Pero más escandaloso aparecerá este hecho al saber que los diputados D. José Cosi y don Bartolomé Antoñeti que han hecho la repartición, se han señalado el primero tres mil ochocientos, y el segundo trescientos reales por su café conocido por del León de Oro. (...) Los Sres. Cosi y Antoñetti, que han hecho la repartición de los 500 rs. que ha tocado de contribución à los cafés, neverías y billares, se hayan señalado á sí propios, el primero 3800 rs., cuando tiene dos cafés, tres confiterías, casa de recreo y huertas en extramuros, enseres de valor y luxo, mayormente en servicio de mesa, y juego de naipes que le produce muchísimo: y el segundo 300 rs por su café del León de oro que por el sitio concurrido da gran producto. Sobre los tres amos de los cafés de Apolo, Correo y Petit-Versailles ha cargado la cantidad de 310 rs." (39)
La noticia de una venta inmobiliaria, publicada en 1829, nos suministra la localización exacta del Café del Petit Versailles: las confluencias de la Plaza de la Cruz de la Verdad —hoy del Mentidero— con la calle Hércules:
CAFÉ LA CACHUCHA
El célebre y tempranísimo café cantante La Cachucha, ubicado en la Plaza de Fragela —entonces Plaza de San Fernando—, que en 1811 ya fue centro de diversión (40):
Así era recordado el Café la Cachucha, ochenta años después en el periódico La Palma en la Sección local. Efemérides de hoy:
En 1820 se anunciaba su pública subasta en el Diario Mercantil de Cádiz. Y en 1821 era aludido en este mismo periódico, en Artículo comunicado, firmado por el seudónimo El parcial:
Es posible que el Café la Cachucha, fuese traspasado en 1828:
CAFÉ DE LA FAMA
Apenas sí tenemos referencias del Café de la Fama, sito enfrente del —entonces— primer coliseo de la ciudad: Teatro Principal, en cuyo establecimiento se despachaban los billetes para asistir a su función:
CAFÉ DE LOS ESCRIBANOS
Tampoco tenemos apenas constancia del Café de los Escribanos, establecido en el número 112 de la Plaza de San Juan de Dios, como puede leerse en el Diario Mercantil de Cádiz, en ediciones de 1807 y 1810:
CAFÉ DE LAS TRES ANCLAS
Como tampoco del Café de las Tres Anclas, ubicado en la calle Flamencos:
CAFÉ DE LOS VOLUNTARIOS
Asimismo desconocemos todo sobre el Café de los Voluntarios, incluso su ubicación:
CAFÉ DEL BOQUETE
Igual sucede con el Café del Boquete, del que, una vez más, conocemos su existencia, gracias a la sección Avisos del Diario Mercantil de Cádiz:
CAFÉ DE LA UNIÓN
Tres breves notas de aviso, insertadas en el Diario Mercantil de Cádiz, nos proporcionan noticias acerca del Café de la Unión, establecido en la Plaza de la Constitución, hoy San Antonio, esquina a Veedor. En la primera de ellas se nos informa de la apertura de una lechería; en la segunda de una actuación en el Teatro del Balón del célebre Luis Alonso, hermano de El Planeta, cuyas entradas se vendían en el Café de la Unión. En la tercera se notifica la desaparición de una comedia:
CAFÉ DE MARTE Y MILITAR
Es bastante probable que en algún momento de su historia el Café del Correo cambiara su denominación por la de Café de Marte. Al menos eso parece desprenderse de la siguiente noticia, en la que se publicita un "menudo a lo caló", un guiso que tiene muchos indicios de paternidad gitana, cuya comunidad era —aparte de la que trabajaba la carne en el Matadero— experta en hacer un plato de lujo, a partir de los despojos:
Dos noticias de un año anterior, publicadas en el mismo rotativo, confirman que el Café del Correo pasó a denominarse Café de Marte y Militar, siendo todavía propietario Francisco de Celis:
CAFÉ DE LA BUENA VISTA
Sabemos de la existencia del Café de la Buena Vista, sito en la Plaza de las Flores —entonces Plaza Nueva de los Descalzos— a partir de un anuncio en el que vuelve a aparecer el reclamo comercial del "menudo guisado a lo caló":
Y para que nada faltase en ese Cádiz cosmopolita, su correspondiente traducción al francés:
Curiosamente, el menudo que guisaban en el famoso Café del Correo debió ser de excelente calidad, a tenor de la noticia que a continuación leeremos, en donde se recalcan las cualidades del cocinero que guisaba el "menudo a lo calé" —denominación más apropiada que "menudo a lo caló"—, que sería la forma correcta de denominar al guiso, ya que calé es la raza y caló la lengua de dicho pueblo:
CAFÉ DE LAS CUATRO NACIONES
Por un par de anuncios insertados en la sección de Avisos del Diario Mercantil de Cádiz: uno de un profesor de francés, Narciso Atauri, y otro de un profesor de matemáticas, Toribio Santos, que publicitaban ambos sus clases particulares en la prensa, sabemos de la existencia del Café de las Cuatro Naciones, ubicado en la calle San Francisco:
CAFÉ DEL HÉRCULES
Igualmente desconocemos más datos del Café del Hércules, sito en la Plaza de la Libertad —antes Plaza Nueva— según se puede leer en 1827 en el Diario Mercantil de Cádiz:
CAFÉ DE LAS PALOMAS
Ninguna noticia tenemos del Café de las Palomas, sito en la calle de la Zanja, hoy Benjumeda:
CAFÉ DE LA TORRE DE TAVIRA
Otro café del que no se tiene conocimiento alguno es el Café de la Torre de Tabira (sic) del que, asimismo, da noticias el Diario Mercantil de Cádiz: en dos anuncios de 1827 y 1829, respectivamente: la venta de una ejecutoria de nobleza y la de una casa de campo en Chiclana de la Frontera; en ambos casos con remisión al citado café, sito en la calle Bulas, hoy Marqués del Real Tesoro:
CAFÉ DEL TEATRO y CAFÉ DE LA VICTORIA
Y también sin ningún tipo de referencias del Café del Teatro —salvo que estaba ubicado en la calle Novena—; y del Café de la Victoria —que lo estaba en la Plazuela de los Trabajos, hoy Plaza de Jesús Nazareno— tan sólo el testimonio de que existieron, a través de noticias sueltas y del anuncio de sus respectivos traspasos:
CAFÉ DE LA CONSTITUCIÓN
Es muy factible que haya habido varios establecimientos bajo el nombre de Café de la Constitución, eso parecen indicar las diferentes noticias. El café que acredita dicha denominación en fecha más temprana era el que en 1813 estaba establecido en la Plaza de San Fernando, hoy de Fragela, con una surtida oferta de los característicos helados:
Años después, en las confluencias de la Plaza de San Agustín y la calle Rosario, vemos otro Café de la Constitución, a través de un curioso anuncio, en el cual figura un término muy gaditano, "refino", para referirse a las mercerías:
En el mismo año de 1820, recoge el Diario Mercantil de Cádiz a otro café llamado Café de la Constitución, sito en la calle Verónica, hoy José del Toro:
CAFÉ DE SAN ANTONIO
La sección de Avisos del Diario Mercantil de Cádiz vuelve a dar noticias de un nuevo café, el Café de San Antonio, ubicado en la calle Nueva:
CAFÉ DE CORONAS
Las transacciones comerciales, en otro caso más, nos proporcionan noticias del Café de Coronas, en 1830:
CAFÉ DE CERVANTES
Cierra el apartado de cafés desconocidos, el Café de Cervantes, que al parecer desplegó una interesante actividad como café cantante en 1876:
El último de los anuncios localizados para este café, ya con actuaciones flamencas sin especificar los artistas, pero con el reclamo de malagueñas, peteneras y el tango americano, nos proporciona la calle en la que estaba ubicado: Bilbao:
CAFÉ DEL ÁNGEL
Todos los textos contemporáneos sitúan al Café del Ángel, en los bajos de las confluencias de las calles Santo Cristo y la Plaza de Candelaria, sin embargo, los periódicos de la época lo ubican en el número 40 la calle Comedias, hoy Feduchy:
En 1824 fue traspasado el Café del Ángel por su propietario, un señor extranjero, según podemos leer:
CAFÉ DE LOS PATRIOTAS
El Café de los Patriotas, también llamado Café de Ortas (Hortas para García León), situado en las confluencias de Valverde y Cánovas del Castillo: al que aludían los periódicos El Redactor General, Diario Mercantil de Cádiz y El Sol de Cádiz, a través del personaje D. Crisanto, en el Diálogo entre don Ireneo y don Crisanto, en la relación de los libros fracmasones:
"D. Cris. Pues sepa V. que se nota el descaro porque ostentando una honestidad y compostura de un San Felipe Neri, frequenta V. el café de los Patriotas, despreciando los cánones que prohiben á los clérigos la concurrencia á semejantes casas." (41)
También El Redactor General, da noticias de un impreso titulado: Relación de los públicos regocijos de los cafees (sic) alto de Apolo y de la plaza de Orta, en esta ciudad, celebraron el triunfo de la libertad española, conseguido sobre el servilismo en los días 8 y 22 de marzo de 1813:
"Los esfuerzos de los patriotas de Apolo para estorbarlo (...) y convidados por una diputación de los del Café de Orta se reunieron fraternalmente todos, la noche del 24 en este café, que se hallaba vistosamente adornado, celebrando el triunfo con músicas, versos, brindis, y exclamaciones por la religión, por la patria, por la Constitución, por la nación, por Fernando, por la nueva regencia, y por el sincero arrepentimiento de los serviles. "Los patriotas del café de Ortas à los del alto de Apolo": esta inscripción pusieron los primeros a un ramo de oliva que entregaron à los segundos como símbolo de confraternidad, y han colocado estos en las salas de sus juntas, encaminadas a fomentar el espíritu público y el amor al órden y à la Constitución." (42)
"Tan importante llegó a ser la trascendencia política de este establecimiento que, a principios del XIX fue clausurado, por celebrarse en él una supuesta conjura contra Fernando VII. Durante la revolución de 1868 el Nuevo Café de Apolo reunió en sus mesas a algunos de los implicados de La Gloriosa, la sublevación militar encabezada por el Almirante Topete que acabaría con el derrocamiento y posterior huida a Francia de Isabel II." (34)
No volvemos a tener noticias del Café de Apolo hasta los años 1820, 1824, 1825 y 1829, respectivamente, cuando cuatro breves reseñas, aparecidas todas en el Diario Mercantil de Cádiz, nos informan de quién era su dueño en ese momento (Miguel Rodríguez); de que el local fue traspasado, al cambiar de nombre y pasar a denominarse: Café del Rey o Café del Rey Constitucional, llegándose a constituir la Sociedad Patriótica del Café del Rey Constitucional:
Diario Mercantil de Cádiz, 29 de junio de 1820 |
Diario Mercantil de Cádiz, 18 de noviembre de 1820 |
Diario Mercantil de Cádiz, 27 de junio de 1824 |
"A voluntad de su dueña se vende con la equidad posible la casa alta y baja, números 28 y 29, de la calle S. Rafael; quien quisiere tratar de su compra, puede avistarse con D. Miguel Rodríguez, amo del café de Apolo, en la plaza de S. Antonio, casa núm. 10." (35)
"El café de Apolo situado en la plaza de S. Antonio se traspasa; y en él darán razón de 3 á 4 de la tarde." (36)
El Café de Apolo volvió a abrir sus puertas, al menos desde 1884, albergando bailes de máscaras durante la celebración del Carnaval (37), en uno de los cuales, casi se produce una tragedia:
"Anoche, á las siete y media, cuando más lleno había en el café de Apolo, es decir, con una concurrencia que no es parroquiana diaria, no se sabe si algún "gracioso" ó máscara tocó á uno de los contadores de gas, el que sirve para alumbrar la planta baja, una de las más concurridas, el caso fue que empezaron a oscilar las luces, hasta el extremo de que se apagaron todas. (...) De no haberse remediado á tiempo esta falta del contador ó de algún "gracioso" ó máscara, es seguro que el café de Apolo no hubiera salido bien librado en sus intereses." (38)
Diario de Cádiz, 9 de febrero de 1888 |
CAFÉ DEL LEÓN DE ORO y CAFÉ PETIT-VERSAILLES
Hubo más cafés en ese Cádiz decimonónico (veintitrés se contabilizaban en 1802). El Café del León de Oro, ubicado en la calle Nueva, cuyo dueño era Bartolomé Antoñetti —seguramente genovés y al que anteriormente aludíamos— y el café, llamado, Café Petit Versalles, según noticias de El Redactor General:
"Pero más escandaloso aparecerá este hecho al saber que los diputados D. José Cosi y don Bartolomé Antoñeti que han hecho la repartición, se han señalado el primero tres mil ochocientos, y el segundo trescientos reales por su café conocido por del León de Oro. (...) Los Sres. Cosi y Antoñetti, que han hecho la repartición de los 500 rs. que ha tocado de contribución à los cafés, neverías y billares, se hayan señalado á sí propios, el primero 3800 rs., cuando tiene dos cafés, tres confiterías, casa de recreo y huertas en extramuros, enseres de valor y luxo, mayormente en servicio de mesa, y juego de naipes que le produce muchísimo: y el segundo 300 rs por su café del León de oro que por el sitio concurrido da gran producto. Sobre los tres amos de los cafés de Apolo, Correo y Petit-Versailles ha cargado la cantidad de 310 rs." (39)
Diario Mercantil de Cádiz, 6 de mayo de 1817 |
Diario Mercantil de Cádiz, 11 de noviembre de 1810 |
La noticia de una venta inmobiliaria, publicada en 1829, nos suministra la localización exacta del Café del Petit Versailles: las confluencias de la Plaza de la Cruz de la Verdad —hoy del Mentidero— con la calle Hércules:
Diario Mercantil de Cádiz, 29 de noviembre de 1829 |
CAFÉ LA CACHUCHA
El célebre y tempranísimo café cantante La Cachucha, ubicado en la Plaza de Fragela —entonces Plaza de San Fernando—, que en 1811 ya fue centro de diversión (40):
Diario Mercantil de Cádiz, 4 de junio de 1817 |
Diario Mercantil de Cádiz, 20 de julio de 1817 |
Así era recordado el Café la Cachucha, ochenta años después en el periódico La Palma en la Sección local. Efemérides de hoy:
La Palma, 23 de agosto de 1891 |
En 1820 se anunciaba su pública subasta en el Diario Mercantil de Cádiz. Y en 1821 era aludido en este mismo periódico, en Artículo comunicado, firmado por el seudónimo El parcial:
Diario Mercantil de Cádiz, 27 de octubre de 1820 |
Diario Mercantil de Cádiz, 28 de noviembre de 1820 |
Diario Mercantil de Cádiz, 28 de enero de 1821 |
Es posible que el Café la Cachucha, fuese traspasado en 1828:
Diario Mercantil de Cádiz, 7 de junio de 1828 |
CAFÉ DE LA FAMA
Apenas sí tenemos referencias del Café de la Fama, sito enfrente del —entonces— primer coliseo de la ciudad: Teatro Principal, en cuyo establecimiento se despachaban los billetes para asistir a su función:
El Redactor General, 28 de noviembre de 1813 |
CAFÉ DE LOS ESCRIBANOS
Tampoco tenemos apenas constancia del Café de los Escribanos, establecido en el número 112 de la Plaza de San Juan de Dios, como puede leerse en el Diario Mercantil de Cádiz, en ediciones de 1807 y 1810:
Diario Mercantil de Cádiz, 28 de agosto de 1807 |
Diario Mercantil de Cádiz, 3 de mayo de 1810 |
CAFÉ DE LAS TRES ANCLAS
Como tampoco del Café de las Tres Anclas, ubicado en la calle Flamencos:
Diario Mercantil de Cádiz, 13 de agosto de 1818 |
CAFÉ DE LOS VOLUNTARIOS
Asimismo desconocemos todo sobre el Café de los Voluntarios, incluso su ubicación:
Diario Mercantil de Cádiz, 17 de octubre de 1821 |
CAFÉ DEL BOQUETE
Igual sucede con el Café del Boquete, del que, una vez más, conocemos su existencia, gracias a la sección Avisos del Diario Mercantil de Cádiz:
Diario Mercantil de Cádiz, 19 de julio de 1821 |
CAFÉ DE LA UNIÓN
Tres breves notas de aviso, insertadas en el Diario Mercantil de Cádiz, nos proporcionan noticias acerca del Café de la Unión, establecido en la Plaza de la Constitución, hoy San Antonio, esquina a Veedor. En la primera de ellas se nos informa de la apertura de una lechería; en la segunda de una actuación en el Teatro del Balón del célebre Luis Alonso, hermano de El Planeta, cuyas entradas se vendían en el Café de la Unión. En la tercera se notifica la desaparición de una comedia:
Diario Mercantil de Cádiz, 2 de febrero de 1819 |
Diario Mercantil de Cádiz, 7 de abril de 1822 |
Diario Mercantil de Cádiz, 29 de mayo de 1823 |
CAFÉ DE MARTE Y MILITAR
Es bastante probable que en algún momento de su historia el Café del Correo cambiara su denominación por la de Café de Marte. Al menos eso parece desprenderse de la siguiente noticia, en la que se publicita un "menudo a lo caló", un guiso que tiene muchos indicios de paternidad gitana, cuya comunidad era —aparte de la que trabajaba la carne en el Matadero— experta en hacer un plato de lujo, a partir de los despojos:
Diario Mercantil de Cádiz, 28 de marzo de 1824 |
Dos noticias de un año anterior, publicadas en el mismo rotativo, confirman que el Café del Correo pasó a denominarse Café de Marte y Militar, siendo todavía propietario Francisco de Celis:
Diario Mercantil de Cádiz, 15 de noviembre de 1823 |
Diario Mercantil de Cádiz, 24 de diciembre de 1823 |
CAFÉ DE LA BUENA VISTA
Sabemos de la existencia del Café de la Buena Vista, sito en la Plaza de las Flores —entonces Plaza Nueva de los Descalzos— a partir de un anuncio en el que vuelve a aparecer el reclamo comercial del "menudo guisado a lo caló":
Diario Mercantil de Cádiz, 1 de mayo de 1824 |
Y para que nada faltase en ese Cádiz cosmopolita, su correspondiente traducción al francés:
Diario Mercantil de Cádiz, 1 de mayo de 1824 |
Curiosamente, el menudo que guisaban en el famoso Café del Correo debió ser de excelente calidad, a tenor de la noticia que a continuación leeremos, en donde se recalcan las cualidades del cocinero que guisaba el "menudo a lo calé" —denominación más apropiada que "menudo a lo caló"—, que sería la forma correcta de denominar al guiso, ya que calé es la raza y caló la lengua de dicho pueblo:
Diario Mercantil de Cádiz, 15 de febrero de 1824 |
CAFÉ DE LAS CUATRO NACIONES
Por un par de anuncios insertados en la sección de Avisos del Diario Mercantil de Cádiz: uno de un profesor de francés, Narciso Atauri, y otro de un profesor de matemáticas, Toribio Santos, que publicitaban ambos sus clases particulares en la prensa, sabemos de la existencia del Café de las Cuatro Naciones, ubicado en la calle San Francisco:
Diario Mercantil de Cádiz, 16 de noviembre de 1823 |
Diario Mercantil de Cádiz, 17 de noviembre de 1823 |
El Comercio, 19 de diciembre de 1875 |
CAFÉ DEL HÉRCULES
Igualmente desconocemos más datos del Café del Hércules, sito en la Plaza de la Libertad —antes Plaza Nueva— según se puede leer en 1827 en el Diario Mercantil de Cádiz:
Diario Mercantil de Cádiz, 29 de mayo de 1827 |
CAFÉ DE LAS PALOMAS
Ninguna noticia tenemos del Café de las Palomas, sito en la calle de la Zanja, hoy Benjumeda:
Diario Mercantil de Cádiz, 7 de junio de 1828 |
CAFÉ DE LA TORRE DE TAVIRA
Otro café del que no se tiene conocimiento alguno es el Café de la Torre de Tabira (sic) del que, asimismo, da noticias el Diario Mercantil de Cádiz: en dos anuncios de 1827 y 1829, respectivamente: la venta de una ejecutoria de nobleza y la de una casa de campo en Chiclana de la Frontera; en ambos casos con remisión al citado café, sito en la calle Bulas, hoy Marqués del Real Tesoro:
Diario Mercantil de Cádiz, 25 de septiembre de 1827 |
Diario Mercantil de Cádiz, 22 de julio de 1829 |
CAFÉ DEL TEATRO y CAFÉ DE LA VICTORIA
Y también sin ningún tipo de referencias del Café del Teatro —salvo que estaba ubicado en la calle Novena—; y del Café de la Victoria —que lo estaba en la Plazuela de los Trabajos, hoy Plaza de Jesús Nazareno— tan sólo el testimonio de que existieron, a través de noticias sueltas y del anuncio de sus respectivos traspasos:
Diario Mercantil de Cádiz, 1 de septiembre de 1819 |
Diario Mercantil de Cádiz, 10 de junio de 1827 |
Diario Mercantil de Cádiz, 31 de octubre de 1829 |
CAFÉ DE LA CONSTITUCIÓN
Es muy factible que haya habido varios establecimientos bajo el nombre de Café de la Constitución, eso parecen indicar las diferentes noticias. El café que acredita dicha denominación en fecha más temprana era el que en 1813 estaba establecido en la Plaza de San Fernando, hoy de Fragela, con una surtida oferta de los característicos helados:
Diario Mercantil de Cádiz, 20 de junio de 1813 |
Años después, en las confluencias de la Plaza de San Agustín y la calle Rosario, vemos otro Café de la Constitución, a través de un curioso anuncio, en el cual figura un término muy gaditano, "refino", para referirse a las mercerías:
Diario Mercantil de Cádiz, 25 de abril de 1820 |
En el mismo año de 1820, recoge el Diario Mercantil de Cádiz a otro café llamado Café de la Constitución, sito en la calle Verónica, hoy José del Toro:
Diario Mercantil de Cádiz, 9 de octubre de 1820 |
Diario Mercantil de Cádiz, 3 de abril de 1823 |
CAFÉ DE SAN ANTONIO
La sección de Avisos del Diario Mercantil de Cádiz vuelve a dar noticias de un nuevo café, el Café de San Antonio, ubicado en la calle Nueva:
Diario Mercantil de Cádiz, 26 de agosto de 1827 |
Diario Mercantil de Cádiz, 11 de octubre de 1828 |
CAFÉ DE CORONAS
Las transacciones comerciales, en otro caso más, nos proporcionan noticias del Café de Coronas, en 1830:
Diario Mercantil de Cádiz, 28 de mayo de 1830 |
CAFÉ DE CERVANTES
Cierra el apartado de cafés desconocidos, el Café de Cervantes, que al parecer desplegó una interesante actividad como café cantante en 1876:
El Comercio, 17 de agosto de 1876 |
El Comercio, 19 de octubre de 1876 |
El último de los anuncios localizados para este café, ya con actuaciones flamencas sin especificar los artistas, pero con el reclamo de malagueñas, peteneras y el tango americano, nos proporciona la calle en la que estaba ubicado: Bilbao:
El Comercio, 20 de junio de 1880 |
CAFÉ DEL ÁNGEL
Todos los textos contemporáneos sitúan al Café del Ángel, en los bajos de las confluencias de las calles Santo Cristo y la Plaza de Candelaria, sin embargo, los periódicos de la época lo ubican en el número 40 la calle Comedias, hoy Feduchy:
Diario Mercantil de Cádiz, 3 de mayo de 1817 |
Diario Mercantil de Cádiz, 20 de febrero de 1820 |
En 1824 fue traspasado el Café del Ángel por su propietario, un señor extranjero, según podemos leer:
Diario Mercantil de Cádiz, 27 de enero de 1824 |
CAFÉ DE LOS PATRIOTAS
El Café de los Patriotas, también llamado Café de Ortas (Hortas para García León), situado en las confluencias de Valverde y Cánovas del Castillo: al que aludían los periódicos El Redactor General, Diario Mercantil de Cádiz y El Sol de Cádiz, a través del personaje D. Crisanto, en el Diálogo entre don Ireneo y don Crisanto, en la relación de los libros fracmasones:
El Redactor General, 11 de febrero de 1812 |
Diario Mercantil de Cádiz, 30 de junio de 1812 |
"D. Cris. Pues sepa V. que se nota el descaro porque ostentando una honestidad y compostura de un San Felipe Neri, frequenta V. el café de los Patriotas, despreciando los cánones que prohiben á los clérigos la concurrencia á semejantes casas." (41)
"Los esfuerzos de los patriotas de Apolo para estorbarlo (...) y convidados por una diputación de los del Café de Orta se reunieron fraternalmente todos, la noche del 24 en este café, que se hallaba vistosamente adornado, celebrando el triunfo con músicas, versos, brindis, y exclamaciones por la religión, por la patria, por la Constitución, por la nación, por Fernando, por la nueva regencia, y por el sincero arrepentimiento de los serviles. "Los patriotas del café de Ortas à los del alto de Apolo": esta inscripción pusieron los primeros a un ramo de oliva que entregaron à los segundos como símbolo de confraternidad, y han colocado estos en las salas de sus juntas, encaminadas a fomentar el espíritu público y el amor al órden y à la Constitución." (42)
El Redactor General, 11 de julio de 1813 |
A lo largo de todo el siglo XIX los cafés constituyeron en Cádiz una seña de identidad. En 1829, el Semanario Instructivo decía:
La Palma, 30 de noviembre de 1853 |
CAFÉ DEL PEREJIL y CAFÉ DE LAS DELICIAS
En realidad, no existió un café que se llamara "del Perejil" como se ha escrito mayoritariamente, como tampoco existió otro llamado "de las Delicias". En puridad, El Perejil fue la forma guasona que los gaditanos del antepasado siglo llamaron al posterior paseo de Las Delicias, por la pobreza y escasa frondosidad de su arboleda de álamos que, descuidada y abierta a los vientos atlánticos del noroeste, apenas sobrevivía en el antiguo Campo de los cañones y las bombas. Una vez que José Antonio Martínez, regidor del ayuntamiento de Cádiz, en 1854, le puso el nombre de Las Delicias, el pueblo le llamó "Las Delicias de Martínez". Cahondeíto inmemorial de Cádiz. Por eso se decía, coloquialmente: Café del Perejil o Café de las Delicias, refiriéndose a cualquiera de los diversos y distintos cafés cantantes que allí se instalaban cada verano. Es el caso del café que desde 1873 y durante ocho años consecutivos instaló Ramón Naveira en la Velada de los Ángeles, con el reclamo, una vez más, del "rico MENUDO" (con mayúscula este ultimo):
CAFÉ DEL RECREO
Entre ellos, estaba el Café del Recreo, sito en la calle Isturiz, cuyo dueño abría otro homónimo en La Velada, que era anunciado así en prensa:
En 1850 el periódico El Comercio recordaba el Café del Recreo en Folletines, Impresiones de un holgadero:
Y así, en la cartelería de la magnífica colección particular de José Blas Vega, publicado en su trabajo 50 años de flamencología: en la que podemos contemplar a un elenco de primera: El Chato de Jerez, Carito, El Quiqui y La Rubia de la Viña; el baile de Francisco Cortés, Antonio Santos y María Cantos; y el toque de Juan Trujillo y Manuel Pérez El Pollo:
En aquellos cafés cantantes que cada año se instalaban en la Velada de los Ángeles, fue en donde Enrique el Mellizo, en unión de los Ortega, del Maestro Patiño y del Maestro Tapias, apadrinó a Don Antonio Chacón, el cual debutó ante los grandes cantaores de Cádiz, con los temores propios de quien empieza, tal y como éste lo contó personalmente en dos entrevistas, concedidas en 1922 a los periodistas Luis Bagaría y al sanluqueño Agustín López Galerín, respectivamente. Esto dijo Don Antonio Chacón:
"Yo la primera vez que canté fue en Cádiz, el año 86, en la feria del Perejil. Iba a cantar seguiriyas, y cuando ya me había sentado al lado del gran Patiño vi entrar a Enrique el Mellizo y a su hermano Mangoli con varios aficionados inteligentes y, la verdad, me dio miedo cantar por seguiriyas y canté malagueñas." (44)
"Allí cantaba por seguiriyas Enrique Ortega, tío padre de ese niño Caracolito y El Mellizo (...) los mejores que había en aquella época. Ya ve usted cómo cantarían, que yo, al verlos en el café cantante, dije a mi tocaor, el maestro Patiño: yo no canto por seguiriyas. Me da vergüenza. Y entonces, qué quieres cantar, "armamía"?... Tóqueme por malagueñas y canté por ese cante que no sabía bien y me aplaudieron mucho." (45)
El programa oficial de la Velada para 1871, decía:
La Palma, 20 de julio de 1880 |
La Palma, 13 de agosto de 1891 |
CAFÉ DEL RECREO
Entre ellos, estaba el Café del Recreo, sito en la calle Isturiz, cuyo dueño abría otro homónimo en La Velada, que era anunciado así en prensa:
La Palma, 13 de agosto de 1891 |
En 1850 el periódico El Comercio recordaba el Café del Recreo en Folletines, Impresiones de un holgadero:
El Comercio, 26 de mayo de 1850 |
Y así, en la cartelería de la magnífica colección particular de José Blas Vega, publicado en su trabajo 50 años de flamencología: en la que podemos contemplar a un elenco de primera: El Chato de Jerez, Carito, El Quiqui y La Rubia de la Viña; el baile de Francisco Cortés, Antonio Santos y María Cantos; y el toque de Juan Trujillo y Manuel Pérez El Pollo:
"Yo la primera vez que canté fue en Cádiz, el año 86, en la feria del Perejil. Iba a cantar seguiriyas, y cuando ya me había sentado al lado del gran Patiño vi entrar a Enrique el Mellizo y a su hermano Mangoli con varios aficionados inteligentes y, la verdad, me dio miedo cantar por seguiriyas y canté malagueñas." (44)
"Allí cantaba por seguiriyas Enrique Ortega, tío padre de ese niño Caracolito y El Mellizo (...) los mejores que había en aquella época. Ya ve usted cómo cantarían, que yo, al verlos en el café cantante, dije a mi tocaor, el maestro Patiño: yo no canto por seguiriyas. Me da vergüenza. Y entonces, qué quieres cantar, "armamía"?... Tóqueme por malagueñas y canté por ese cante que no sabía bien y me aplaudieron mucho." (45)
El programa oficial de la Velada para 1871, decía:
"(...) a la terminación de la galería y frente á la calle de Santa Rosalía, se levantará una gran Tienda pública, adornada con arañas de cristal, flores y pabellones de colores, la cual será iluminada con profusión. Tocadores de guitarra y cantadores de reconocido mérito, entonarán en ella aires andaluces, habiendo para comodidad de los aficionados que concurran á oírlos, más de seiscientas sillas." (46)
Uno de esos cafés cantantes, fue minuciosamente descrito por el catedrático, Romualdo Álvarez Espino, erudito miembro de la Sociedad del Folklore Gaditano, que bajo el seudónimo de Cristian escribiera muchos artículos en el actual decano de la prensa gaditana:
"EL CAFÉ-CANTANTE
Hace años que el espíritu de especulación llevó á nuestra Velada de los Ángeles una de esas instituciones que ponen a contribución el calor estival y la afición á las artes escénicas, y hace con ambas fuerzas, expulsiva la una, porque nos arroja fuera de casa, é impulsiva la otra, porque nos lanza entre las tablas y bajo las lonas del teatro de verano, un negocio que no deja de ser importante y que sin duda es el mayor que puede procurarse un industrial sobre el arenoso campo llamado "de los cañones". (...) Propiamente hablando, un café-cantante es una mezcla de fonda y sala de concierto: ambos incentivos reúnen allí un público de naturaleza puramente popular, que paga con el consumo el placer de oír unas cancioncillas, ver unas cuantas piezas al aire y reír de los disparates más o menos ingeniosos de nuestras musas cómicas. (...) Y no son estos los únicos alicientes. Sabido es nuestra necesidad de esparcimiento y nuestro carácter tan inclinado á la huelga. Acabar de comer, después de un trabajo más o menos largo y penoso, bajo una temperatura de 23 á 28 grados, invita a tomar el sombrero y salir a dar unas vueltas por las "Delicias". Llegamos frente al café: en una especie de patio bajo espacioso toldo y entre frondosos pinos ó matas de albahaca larga, aparecen una porción de mesas rodeadas de sillas que nos llaman para descansar, saborear un moka, más o menos legítimo, tomar el hermoso fresco que nos regalan las brisas del mar y conversar alegre y descuidadamente con un amigo que se dispone á perder con nosotros un par de horas, y tal vez a convidarnos con rara esplendidez. La tentación es sobrado poderosa para que fácilmente resistamos a ella: ni hay para qué. Tomamos, pues, asiento: nos traen nuestra pequeña ración y si hay prodigalidad, nuestras gotas de anís en un dedalito de cristal y empezamos nuestro diálogo, ya de negocios, ya de mero placer social, y se nos va el tiempo insensiblemente. Caen las sombras, se enciende el gas y suena una campanita que nos anuncia la hora del espectáculo y nos invita á presenciarle. ¿Qué hacer? Acudir si no hay otra cosa que nos lo impida y consumir la noche hasta las once y media." (47)
Hace años que el espíritu de especulación llevó á nuestra Velada de los Ángeles una de esas instituciones que ponen a contribución el calor estival y la afición á las artes escénicas, y hace con ambas fuerzas, expulsiva la una, porque nos arroja fuera de casa, é impulsiva la otra, porque nos lanza entre las tablas y bajo las lonas del teatro de verano, un negocio que no deja de ser importante y que sin duda es el mayor que puede procurarse un industrial sobre el arenoso campo llamado "de los cañones". (...) Propiamente hablando, un café-cantante es una mezcla de fonda y sala de concierto: ambos incentivos reúnen allí un público de naturaleza puramente popular, que paga con el consumo el placer de oír unas cancioncillas, ver unas cuantas piezas al aire y reír de los disparates más o menos ingeniosos de nuestras musas cómicas. (...) Y no son estos los únicos alicientes. Sabido es nuestra necesidad de esparcimiento y nuestro carácter tan inclinado á la huelga. Acabar de comer, después de un trabajo más o menos largo y penoso, bajo una temperatura de 23 á 28 grados, invita a tomar el sombrero y salir a dar unas vueltas por las "Delicias". Llegamos frente al café: en una especie de patio bajo espacioso toldo y entre frondosos pinos ó matas de albahaca larga, aparecen una porción de mesas rodeadas de sillas que nos llaman para descansar, saborear un moka, más o menos legítimo, tomar el hermoso fresco que nos regalan las brisas del mar y conversar alegre y descuidadamente con un amigo que se dispone á perder con nosotros un par de horas, y tal vez a convidarnos con rara esplendidez. La tentación es sobrado poderosa para que fácilmente resistamos a ella: ni hay para qué. Tomamos, pues, asiento: nos traen nuestra pequeña ración y si hay prodigalidad, nuestras gotas de anís en un dedalito de cristal y empezamos nuestro diálogo, ya de negocios, ya de mero placer social, y se nos va el tiempo insensiblemente. Caen las sombras, se enciende el gas y suena una campanita que nos anuncia la hora del espectáculo y nos invita á presenciarle. ¿Qué hacer? Acudir si no hay otra cosa que nos lo impida y consumir la noche hasta las once y media." (47)
Parque Genovés. Exornos de Antonio Accame para la Velada de los Ángeles |
Francisco Flores Arenas, por su parte, redactaba una extensa semblanza sobre la Velada, para la revista La Ilustración Española y Americana, de 1871: "(...) Algo mas allá de la galería principal de que hemos hablado, se ha levantado otra para el pueblo, donde éste se entrega á sus preferidos solaces, y en el que al son de los palillos y de la guitarra, se dejan oír entre las palmadas del jaleo los cantares de la tierra." (48)
CAFÉ LANNES
La Velada de los Ángeles, durante varios decenios, albergó como hemos dicho diferentes cafés cantantes de renombre. Otro de ellos fue el Café Lannes —cuyo dueño era el representante de vapores, Ramón Lannes, socio, a su vez, del Café Nevería Italiana de la calle Ancha— del que hay noticias en El Guadalete, en 1885 (49) y La Palma en 1884 y 1886 (50):
La Palma, 9 de julio de 1884 |
La Palma, 3 de junio de 1886 |
El Comercio, 7 de marzo de 1870 |
Diario de Cádiz, 9 de junio de 1887 |
CAFÉ DE LA CITA
El Cocinero, 14 de febrero de 1900 |
El Café de la Cita estaba ubicado en el número 1 (y 2) de la calle Nueva —entonces Duque de la Victoria— y era espacioso, con amplios salones, conforme a las descripciones periodísticas que sobre él tenemos. Su dueño era Ramón Novo y sus arrendatarios (tuvo varios) Antonio Barce y "el Sr. Serrano". La referencia más antigua que poseemos de su existencia data de marzo de 1870 —parece ser que el año de su fundación—, a partir de un anuncio insertado en el periódico El Comercio.
Fue un café cantante de corta vida, pero sin embargo de gran actividad artística. Por su escenario pasaron muchos cantaores, entre ellos, los Mellizos; el sexteto de bandurrias y guitarras, Recreo Filarmónico, y en plena Guerra de Cuba acogió el tango patriótico de "Los claveles", que luego interpretaría toda España (51), así como las actuaciones de los acordeonistas, hermanos Baro (52).
En noviembre de 1889 el negocio cambió de dueño, el cual basó su marchamo de calidad, en ofrecer "café puro de Puerto Rico" y el omnipresente menudo, que a fines del XIX cambiaba su denominación publicitaria, es decir, "a lo caló o calé" por "a la andaluza":
La Palma de Cádiz, 16 de noviembre de 1889 |
El 9 de marzo de 1903 cerraba sus puertas el Café de la Cita, recogiendo Diario de Cádiz la clausura de "El último café", el fin de una época para el cronista, donde los cafés fueron desplazados por las modernas cervecerías (53).
Diario de Cádiz, 10 de marzo de 1903 |
CAFÉ SUIZO
El Café Suizo se encontraba en la calle Murgía y estaba regentado por Rafael Cabo. En sus bailes de máscaras tan sólo le permitía el antifaz a las señoras y durante el Carnaval de 1874 era recomendado por Diario de Cádiz (54), y aludido por la escritora, Patrocinio de Biedma en su novela La botella azul, por entregas en el periódico La Moda Elegante:
"Luis pensó que sus amigos se habrían retirado en el momento y que poco importaba si no habían visto á Amalia.
Recobró todo su aplomo y salió.
Se fué al café Suizo, punto de reunión convenido de antemano.
En el departamento de la izquierda encontró a sus amigos, que bebían y fumaban" (55)
La Palma, 21 de noviembre de 1886 |
La Palma, 24 de junio de 1887 |
La Palma, 6 de febrero de 1888 |
El Café Suizo estuvo abierto hasta la primera mitad del siglo XX. En 1918 colaboraba estrechamente con las actividades de la Sociedad "Español Foot Ball Club".
CAFÉ DEL COMERCIO,
El Café del Comercio, estaba ubicado en el número 61 de la calle San Francisco, ofrecía también el servicio de fonda y era célebre por sus bailes de máscaras. Su dueño ("su amo", como se decía entonces), era Francisco Tara Mazo. Como podemos leer, se unió a la recaudación benefactora, destinada a los enfermos del Hospital de San Carlos:
Diario Mercantil de Cádiz, 9 de mayo de 1812 |
El Conciso, 5 de mayo de 1811 |
Diario Mercantil de Cádiz, 26 de febrero de 1812 |
Diario Mercantil de Cádiz, 18 de mayo de 1818 |
Diario Mercantil de Cádiz, 24 de septiembre de 1824 |
En el año 1828 hay noticias de la presencia de Francisco de Celis, dueño del Café del Correo, en el Café del Comercio, en las que se testimonia la gran pluralidad de periódicos que se leían en estos establecimientos:
Diario Mercantil de Cádiz, 7 de enero de 1828 |
En 1875 la prensa anuncia que el Café del Comercio vuelve a abrir sus puertas, posiblemente por algún tipo de reforma:
El Comercio, 7 de mayo de 1875 |
CAFÉ DE MADRID
El Café de Madrid fue uno de los cafés cantantes de Cádiz por el que pasaron las figuras artísticas de mayor relieve del siglo XIX. Un cartel de 1873, propiedad de José Blas Vega, nos ilustra un cuadro flamenco irrepetible, con la temprana Escuela de Cádiz del toque de guitarra, el gran Maestro Patiño, su discípulo Francisco Cantero; el cante de Enrique Ortega y El Quiqui; el baile del hermano de Enrique el Mellizo: Manuel Jiménez —¡ojo a la grafía!—: Mingoli; y una desconocida Rosalía, con dos niñas de siete años:
CAFÉ DE LA LONJA
El Café de la Lonja, ubicado en la calle Nueva y mencionado por León Domínguez (56), estaba estrechamente ligado a los viajes de ultramar:
Anuncio de El Café la Lonja. El Comercio, 7 de mayo de 1850 |
Anuncio de El Café la Lonja. La Palma, 30 de noviembre de 1853 |
Gracias a la Rectificación del Padrón del Vecindario de Cádiz de 1881, podemos hoy saber que en el número 23 de la calle La Murga o Cuesta de la Murga (hoy Javier de Burgos) existió un café cantante —del cual ignoramos su denominación— como así dejó escrito el funcionario municipal: "Café Cantante, no duerme nadie":
El 11 de febrero de 1882 se produjo una queja formal ante el ayuntamiento de Cádiz, en la cual se ponía en conocimiento de las autoridades, las constantes molestias que ocasionaba este mismo café cantante, sito en la Cuesta de la Murga, con motivo de la autorización que solicitó Antonio Sánchez Isasi para celebrar bailes públicos, según perspicaz rastreo de Ana Barceló (como se puede leer más abajo en los comentarios de esta entrada):
"Pongo en conocimiento de V.S. que el Café Cantante situado en la Calle de la Murga, nº 23, ha dejado de serlo, toda vez que abundando D. Antonio Sánchez Isasi de la licencia que el Sr. Gobernador Civil en la Provincia le concedió para que pudiera dar en dicho local bailes públicos de máscaras durante la temporada, está, sin embargo, dándolos diario y a prima noche en vez de efectuarlos desde las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana como le está prevenido, infringiendo de ese modo lo prescrito por el expresado Sr. Gobernador, siendo además el referido local por sus condiciones lo que vulgarmente se llama un lupanar perteneciendo los que bajo su techo se cobija a la luz del pueblo, dando por resultado, como era de esperar, los sucesos que anoche tuvieron lugar en el citado local, siendo estos de cuchillos y revolver en mano, cruzándose tiros sin que a mi noticia haya llegado el resultado de otro desorden; pero sí quejándose varios vecinos del referido local de que es imposible subsistir con semejantes escándalos.
Lo que participo a V.S. para su conocimiento y que por esta tenencia se tomen las medidas que crea más convenientes para la tranquilidad de este barrio y de los inquilinos contiguos al expresado local, teniendo a bien comunicar a esta alcaldía lo que crea deba hacerse.
Dios que a V.S. m.a., Cádiz, 4 de febrero del 1882." (57)
Es bastante factible que este café cantante de la Cuesta la Murga, de 1881, sea el mismo al que se refiere el periódico La Palma en 1886:
"Pongo en conocimiento de V.S. que el Café Cantante situado en la Calle de la Murga, nº 23, ha dejado de serlo, toda vez que abundando D. Antonio Sánchez Isasi de la licencia que el Sr. Gobernador Civil en la Provincia le concedió para que pudiera dar en dicho local bailes públicos de máscaras durante la temporada, está, sin embargo, dándolos diario y a prima noche en vez de efectuarlos desde las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana como le está prevenido, infringiendo de ese modo lo prescrito por el expresado Sr. Gobernador, siendo además el referido local por sus condiciones lo que vulgarmente se llama un lupanar perteneciendo los que bajo su techo se cobija a la luz del pueblo, dando por resultado, como era de esperar, los sucesos que anoche tuvieron lugar en el citado local, siendo estos de cuchillos y revolver en mano, cruzándose tiros sin que a mi noticia haya llegado el resultado de otro desorden; pero sí quejándose varios vecinos del referido local de que es imposible subsistir con semejantes escándalos.
Lo que participo a V.S. para su conocimiento y que por esta tenencia se tomen las medidas que crea más convenientes para la tranquilidad de este barrio y de los inquilinos contiguos al expresado local, teniendo a bien comunicar a esta alcaldía lo que crea deba hacerse.
Dios que a V.S. m.a., Cádiz, 4 de febrero del 1882." (57)
Es bastante factible que este café cantante de la Cuesta la Murga, de 1881, sea el mismo al que se refiere el periódico La Palma en 1886:
La Palma, 29 de octubre de 1886 |
CAFÉ LAS FILIPINAS
El Café las Filipinas, que Pío Baroja describió en su novela Las inquietudes de Shanti Andía, por cierto, con uno de los textos más antiflamenquistas de todos los escritores de la Generación del 98 (58). Estaba regentado por Juan Soto López y como todos los establecimientos del mismo ramo, compaginaba sus espectáculos flamencos con bailes de máscaras y actuaciones de las comparsas decimonónicas, según podemos comprobar por el Archivo Histórico Municipal y por Diario de Cádiz, respectivamente:
Diario de Cádiz, 9 de marzo de 1885 |
Diario de Cádiz, 25 de febrero de 1888 |
Hasta cuatro cafés cantantes, dos de ellos sobrevivientes del Cádiz de las Cortes, ofrecieron bailes de máscaras, ése mismo año de 1888, junto a otros espacios escénicos, como el Teatro Principal, Teatro Eslava y Teatro Circo Gaditano:
Diario de Cádiz, 9 de febrero de 1888 |
Coincidiendo, sin duda, con el gran auge de los cafés cantantes que por todo el país existían, especialmente en Sevilla, Madrid, Málaga y Cádiz, y debido a los numerosos conflictos que este tipo de establecimientos producían, con continuos altercados, se estableció una Real Orden que reguló la normativa sobre cafés cantantes; la cual —en el caso de Cádiz— era recordada por la prensa local:
Diario de Cádiz, 7 de diciembre de 1888 |
Hemos de tener muy en cuenta, por tanto, que en torno a los cafés cantantes de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, discurrió una leyenda negra, en cierta forma muy ganada a pulso, por el cúmulo de disputas que se produjeron en ellos (en uno de Sevilla mataron a El Canario) y porque eran locales en los que, además del arte flamenco, se programaban todo tipo de actividades teatrales, con espectáculos de variedades, magia y alterne, con la prostitución —en alguno de ellos ofertada de forma muy evidente—, junto a alcohol en abundancia, facas y armas de fuego en cada bolsillo. De ahí que, para el periódico gaditano, conservador, El Correo de Cádiz, la multa que le cayó a uno de ellos —del que ignoramos su nombre— fue una "bendición":
El Correo de Cádiz, 1 de abril de 1914 |
Precisamente, a partir de un suceso acaecido en un local, recogido en la prensa, sabemos que en el número 5 de la calle Arbolí (uno de los locales gaditanos que más instituciones albergó) existió otro café cantante:
La Palma, 6 de abril de 1884 |
El 18 de agosto de 1887, José Reinoso Reyes solicitaba autorización para instalar un café cantante "del género flamenco", en la planta baja de la casa número 17 de la calle Cristóbal Colón:
Las alegaciones de los vecinos, una vez más, fueron contrarias a la instalación del café, por los numerosos conflictos que había ocasionado otro café cantante de flamenco, anteriormente establecido allí, en la misma finca:
"Excmo. Sñor.: Remitido a informe del Señor Alcalde del Barrio del Pópulo, a instancia de D. José Reinoso Reyes, relativo a establecer un Café Cantante del Género Flamenco, en la planta baja de la casa nº 17 de Cristóbal Colón con fecha 24 del corriente, se me dice lo que tengo el honor de insertar a V.D. a esta continuación: En cumplimiento a lo que me ordena en su comunicación del 22 del corriente, a si los vecinos de la calle Cristóbal Colón están conformes con la instalación de un Café Cantante de género flamenco, en la casa número 17, no tan sólo se oponen por unanimidad sino que, hace algún tiempo instalaron otro de esa índole en las dependencias de dichos vecinos, y lo mandaron quitar por las infinitas molestias que les ocasionó. Todo lo que traslado a V.D. remitiendo adjunto los documentos... Cádiz, 29 de agosto de 1887."
Una vez que Don Antonio Chacón "tomó la alternativa" en Cádiz con el mecenazgo de Enrique el Mellizo, en la Velada de los Ángeles, efectuó unas de sus primeras actuaciones como profesional en el café cantante La Infantil, ubicado en la Plaza de Topete (hoy de las Flores):
Diario de Cádiz, 22 de febrero de 1887 |
En otoño de 1888 tenemos noticias de la inauguración de un café cantante establecido en el número 4 de la calle Chantre. Ignoramos su nombre, pero sabemos, por el periódico La Palma de Cádiz (59), que contó con actuaciones flamencas de sumo interés: al cante Carito, El Quiqui y Ana Loza; al baile, Dolores y Mercedes Jiménez las Pitracas, Carlota y Rosario Ortega, Francisca Jiménez la Currilla y Ana Luisa Jiménez la Gitanilla; y al toque el Maestro Tapia:
La Palma de Cádiz, 24 de octubre de 1888 |
CAFÉ EL INVENCIBLE
En 1889 había en Cádiz un café cantante muy activo, en el número 23 de la calle San Juan, que se llamaba Café El Invencible. Las principales figuras de la época, pasaron por él: El Churri, Fosforito, Carito; las bailaoras, Dolores la de Roque (sic), Manuela Montes y Batinao; la Yañaz y Carmen la Rubia, con las guitarras del maestro Tapia y José Ortega, conforme a la noticia publicada en Diario de Cádiz el 14 de noviembre de 1889:
En 1889 había en Cádiz un café cantante muy activo, en el número 23 de la calle San Juan, que se llamaba Café El Invencible. Las principales figuras de la época, pasaron por él: El Churri, Fosforito, Carito; las bailaoras, Dolores la de Roque (sic), Manuela Montes y Batinao; la Yañaz y Carmen la Rubia, con las guitarras del maestro Tapia y José Ortega, conforme a la noticia publicada en Diario de Cádiz el 14 de noviembre de 1889:
Diario de Cádiz, 14 de noviembre de 1889 |
La Palma de Cádiz, 1 de enero de 1891 |
Esta misma información fue la fuente que usó el periódico La Palma de Cádiz. Por ello, al día siguiente publicó la noticia en su edición del 15 de noviembre, como en su momento nos mostró el pionero blog flamenco: Flamencos de papel. Por él sabemos también que en 1891 actuaron: nuevamente en el Café el Invencible: El Churri, El Quiqui, Tomás Ortega el Mezcle chico, Diego Ortega, Antonia Hernández, Ramona la Chica, Rosario la Flamenca, Lola la Niña del Viejo y Francisca la Fea; junto a los tocaores —y directores del cuadro artístico—, de nuevo, José María Tapias y Francisco Molina. La Palma de Cádiz también proporcionó el horario en el que funcionaba dicho café: "de doce de la noche á seis de la mañana." Dicho local de la calle San Juan, como todos los cafés cantantes de la ciudad, acostumbraban a celebrar bailes o "reuniones de confianza":
Diario de Cádiz, 28 de noviembre de 1889 |
CAFÉ LA ALEGRÍA
En 1890 se autorizaba la apertura de un café cantante en la calle Plocia:
Diario de Cádiz, 5 de junio de 1890 |
Que con bastante probabilidad se tratase del Café la Alegría que estaba ubicado en el número 13 de la calle Plocia y que a diario ofrecía espectáculos flamencos (60):
Hacia el año 1900 se instaló en el recinto del Parque Genovés, un café cantante, dentro de una estructura de hierro forjado, que los gaditanos llamaron La Pajarera. Gozó de mucha popularidad y por sus tablas actuaron artistas, entonces de mucho renombre, como los cantaores: El Quiqui y El Niño de la Isla; las bailaoras: Las Coquineras, Carlota Ortega y El Churri, que "acababa con el cuadro":
La Palma de Cádiz, 1 de enero de 1891 |
Parque Genovés. Vista exterior de La Pajarera, hacia 1900. Foto: Ángel Lebrón para la Revista Moderna |
CAFÉ LA PAJARERA
El Cocinero, 12 de agosto de 1900 |
Parque Genovés. Vista interior de La Pajarera, hacia 1900. Foto: Ángel Lebrón para la Revista Moderna |
Parque Genovés. Vista interior de La Pajarera, hacia 1900. Foto: Ángel Lebrón para la Revista Moderna |
Y, cómo no, el Café de Levante.
Sin embargo, el primer Café de Levante lo encontramos establecido en Madrid. Desde el 17 de abril de 1812 hemos localizado noticias concretas de uno llamado así, instalado en la calle Alcalá:
"El caballero que quiera ocupar uno ó dos asientos en una tartana nueva en forma de coche, y de movimiento mui suave, que saldrá con el primer convoi para Bayona de Francia, acuda al café de Levante, calle de Alcalá, donde darán noticia." (61)
Incluso, aquel Café de Levante de la Villa y Corte, acredita en 1821, que arriba de su local había una escuela de guitarra:
"Con motivo de lo adelantado de la estación, y para mayor comodidad de los concurrentes, se han variado las horas de enseñanza en la escuela de música de guitarra, establecida en la casa del café de Levante, primer piso de la izquierda; por la noche serán de ocho á diez, y por la mañana habrá una hora, que será de siete á ocho, para los que no gusten ir por la noche." (62)
Por una recóndita necrológica, publicada en el Diario de Avisos de Madrid, sabemos también que su dueño se llamaba Julián Delgado (63).
CAFÉ DE LEVANTE
En 1841 hay constancia de otro Café de Levante en Cádiz, en la Plaza de San Juan de Dios –entonces Isabel II– según hallazgo de Rafael Garófano. Por su anuncio podemos deducir que persistía la costumbre del siglo XVIII, apuntada por González del Castillo, del uso frecuente del billar en los cafés gaditanos:
En 1841 hay constancia de otro Café de Levante en Cádiz, en la Plaza de San Juan de Dios –entonces Isabel II– según hallazgo de Rafael Garófano. Por su anuncio podemos deducir que persistía la costumbre del siglo XVIII, apuntada por González del Castillo, del uso frecuente del billar en los cafés gaditanos:
"Café y Villar (sic) de Levante. Con esta denominación acaba de abrirse este nuevo establecimiento en la plaza de Isabel II en la casa del balcón de piedra situada frente a la tienda de los moros en el cual se servirá al público con esmero el café, refrescos y licores que están en uso en esta clase de establecimientos." (64)
A modo de curiosidad, veamos la crónica de la inauguración del Café Royalty, publicada el 31 de diciembre de 1913 por el periódico La Información:
El Globo, 30 de mayo de 1841 (Foto: Carmen Romero) |
Café Royalty, Cádiz |
Café Royalty, Cádiz |
A modo de curiosidad, veamos la crónica de la inauguración del Café Royalty, publicada el 31 de diciembre de 1913 por el periódico La Información:
La Información, 31 de diciembre de 1913 |
Cáfé de Levante, Cádiz |
Cáfé de Levante, Cádiz |
En el siglo XX continuaron los cafés poblando el entramado urbano de Cádiz: Café la Jardinera, Café la Mezquita, Café Parisién, Café Novedades, Café La Alhambra, Café Las Columnas, Café Royalty, Café la Machina, Café Europa, Café La Jura, Café Escandón, Café la Perla, Café Guanteros, Café la Uvita, Café San Martín, Café de la Frasca, Café Mundo Nuevo, Café el Centro, Café los Leones, Café la Marina, Café Novelty, Café Español...
En la actualidad, nos quedan dos cafés, herederos del aquél gran esplendor de siglos anteriores: el Café Royalty, de 1913, magníficamente restaurado, con un gusto de extrema exquisitez, y el nuevo Café de Levante, de la calle Rosario, coqueto, transgresor, vintage y mestizo, cuyos cafelevanteros parroquianos le otorgan una enorme personalidad.
En la actualidad, nos quedan dos cafés, herederos del aquél gran esplendor de siglos anteriores: el Café Royalty, de 1913, magníficamente restaurado, con un gusto de extrema exquisitez, y el nuevo Café de Levante, de la calle Rosario, coqueto, transgresor, vintage y mestizo, cuyos cafelevanteros parroquianos le otorgan una enorme personalidad.
Felicito a ambos dueños; muy especialmente a mi amiga Tere Torres, por la gran actividad cultural que concentra y despliega en su café; por su oportuno concurso de relatos, porque con él, el café, su Café de Levante, retorna a los orígenes, en donde la literatura, las ideas políticas; las conspiraciones contra el impresentable de Fernando VII y las tertulias, se entremezclaban con los aromas intensos de aquellos granos de café, que arribaban al muelle gaditano, procedentes de la América Morena, de Martinica, Santo Domingo, Guadalupe y La Habana.
"Cafepílogo"
Siglo XIX:
— Café del Correo
— Café de Cosi
— Café Nacional
— Café de las Cadenas
— Café de Apolo
— Café del Rey
— Café del León de Oro
— Café Petit Versailles
— Café la Cachucha
— Café la Fama
— Café de los Escribanos
— Café de las Tres Anclas
— Café de los Voluntarios
— Café de Marte y Militar
— Café del Boquete
— Café de la Unión
— Café de la Buena Vista
— Café de las Cuatro Naciones
— Café del Hércules
— Café de las Palomas
— Café de la Torre de Tavira
— Café del Teatro
— Café de la Victoria
"Cafepílogo"
Siglo XIX:
— Café del Correo
— Café de Cosi
— Café Nacional
— Café de las Cadenas
— Café de Apolo
— Café del Rey
— Café del León de Oro
— Café Petit Versailles
— Café la Cachucha
— Café la Fama
— Café de los Escribanos
— Café de las Tres Anclas
— Café de los Voluntarios
— Café de Marte y Militar
— Café del Boquete
— Café de la Unión
— Café de la Buena Vista
— Café de las Cuatro Naciones
— Café del Hércules
— Café de las Palomas
— Café de la Torre de Tavira
— Café del Teatro
— Café de la Victoria
— Café de la Constitución
— Café de San Antonio
— Café de Coronas
— Café de Cervantes
— Café de los Patriotas
— Café del Recreo
— Café Lannes
— Café de la Cita
— Café Suizo
— Café del Comercio
— Café de Madrid
— Café de la Lonja
— Café las Filipinas
— Café la Infantil
— Café el Invencible
— Café la Alegría
— Café la Pajarera
— Café de Levante
— Café de San Antonio
— Café de Coronas
— Café de Cervantes
— Café de los Patriotas
— Café del Recreo
— Café Lannes
— Café de la Cita
— Café Suizo
— Café del Comercio
— Café de Madrid
— Café de la Lonja
— Café las Filipinas
— Café la Infantil
— Café el Invencible
— Café la Alegría
— Café la Pajarera
— Café de Levante
Siglo XX:
— Café la Jardinera
— Café la Mezquita
— Café Parisién
— Café Novedades
— Café la Alhambra
— Café las Columnas
— Café Royalty
— Café la Machina
— Café Europa
— Café la Jura
— Café Escandón
— Café la Perla
— Café Guanteros
— Café la Uvita
— Café San Martín
— Café de la Frasca
— Café Mundo Nuevo
— Café el Centro
— Café los Leones
— Café la Marina
— Café Novelty
— Café Español
— Café la Jardinera
— Café la Mezquita
— Café Parisién
— Café Novedades
— Café la Alhambra
— Café las Columnas
— Café Royalty
— Café la Machina
— Café Europa
— Café la Jura
— Café Escandón
— Café la Perla
— Café Guanteros
— Café la Uvita
— Café San Martín
— Café de la Frasca
— Café Mundo Nuevo
— Café el Centro
— Café los Leones
— Café la Marina
— Café Novelty
— Café Español
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(1) Incluso de obras de teatro que aluden a este tipo de negocios. En un periódico de 1807 podemos leer la siguiente programación: "En el Coliseo de esta Ciudad, se representará esta noche, la Comedia en dos actos titulada: La Comedia nueva ó el Café." Diario Mercantil de Cádiz, 8 de enero de 1807. Tres años más tarde, esa misma cabecera da noticias de una "casa café" en la (actual) calle Valverde: "en virtud de providencia de los Sres. de la real Junta de Represalias, se han mandado sacar á públicas subasta, por término de nueve días, contados desde el día de la fecha de este, varias obras y reparos, que necesitan exejutarse con arreglo á las condiciones que se manifestarán, en una casa café, sita en la calle del Beaterio nº 140, tasadas en la cantidad de 22 mil rs.vn." Ibídem, 16 de agosto de 1810. En 1816 el Teatro del Balón programa "El café o los majos y currutacos (pitipieza de música)"; en 1818 el Teatro Principal estrenaba la comedia nueva en 5 actos: "El expósito ilustre o el mozo de café"; en junio de 1820, en el mismo coliseo se programaba a las ocho"El café (saynete)"; Ibídem, 30 de septiembre de 1816, 6 de enero de 1818 y 5 de junio de 1820.
(2) ROMERO FERRER, Alberto, Juan Ignacio González del Castillo y el café de Cádiz. Edición anotada y postacio de Alberto Romero Ferrer, Biblioteca Virtual de Andalucía.
(3) ENCISO, Luis Miguel, Actividades de los franceses en Cádiz, en Hispania, 1959; pág. 8 (Citado por Alberto González Troyano).
(4) VVAA, Proyecto Integrado Argantonio, Los cafés de Cádiz.
(5) GONZÁLEZ TROYANO, Alberto, El Cádiz romántico, Sevilla: Fundación José Manuel Lara, 2004 (Págs. 61 y 62).
(6) GARCÍA LEÓN, José María, Las Sociedades Patrióticas gaditanas (1820-1823).
(7) Setenta y nueve años después, en 1888, el dueño del Café del Correo le presentó al Gobernador una denuncia tan curiosa como difícil de resolver: “diferenciar el canteflamenco del cante andaluz”. Véase, Diario de Cádiz, 13 de abril de 1888.
(2) ROMERO FERRER, Alberto, Juan Ignacio González del Castillo y el café de Cádiz. Edición anotada y postacio de Alberto Romero Ferrer, Biblioteca Virtual de Andalucía.
(3) ENCISO, Luis Miguel, Actividades de los franceses en Cádiz, en Hispania, 1959; pág. 8 (Citado por Alberto González Troyano).
(4) VVAA, Proyecto Integrado Argantonio, Los cafés de Cádiz.
(5) GONZÁLEZ TROYANO, Alberto, El Cádiz romántico, Sevilla: Fundación José Manuel Lara, 2004 (Págs. 61 y 62).
(6) GARCÍA LEÓN, José María, Las Sociedades Patrióticas gaditanas (1820-1823).
(7) Setenta y nueve años después, en 1888, el dueño del Café del Correo le presentó al Gobernador una denuncia tan curiosa como difícil de resolver: “diferenciar el canteflamenco del cante andaluz”. Véase, Diario de Cádiz, 13 de abril de 1888.
(8) Diario Mercantil de Cádiz, 21 de agosto de 1809.
(9) Ibídem, 2 de enero de 1810.
(10) El Censor General, 2 de julio de 1812.
(10) El Censor General, 2 de julio de 1812.
(11) El Conciso, 14 de mayo de 1811.
(12) El Procurador Genera de la Nación y del Rey, 16 de mayo de 1813.
(13) El Duende de los Cafés, 8 de agosto de 1812.
(12) El Procurador Genera de la Nación y del Rey, 16 de mayo de 1813.
(13) El Duende de los Cafés, 8 de agosto de 1812.
(14) Ibídem, 1 de septiembre de 1813.
(15) El Redactor General, 14 de noviembre de 1812.
(16) El Conciso, 5 de enero de 1812.
(17) Abeja Española, 23 de octubre de 1812.
(15) El Redactor General, 14 de noviembre de 1812.
(16) El Conciso, 5 de enero de 1812.
(17) Abeja Española, 23 de octubre de 1812.
(18) Ibídem, 23 de abril de 1813.
(19) El Duende de los Cafés, 30 de agosto de 1813.
(19) El Duende de los Cafés, 30 de agosto de 1813.
(20) DE CASTRO Y ROSSI, Adolfo, Cádiz en la guerra de la independencia. Cuadro histórico por el Illmo.
Sr. D. Adolfo de Castro, Cádiz: Librería de la Revista Médica, 1864 (Pág.
139).
(21) SOLÍS LLORENTE, Ramón, El Cádiz de las Cortes, Madrid: Sílex, 1987 (Pág. 118).
(22) El Duende de los Cafés, 17 de octubre de 1813.
(23) Prodigiosa vida, admirable doctrina y precisa muerte
de los filósofos liberales de Cádiz, 1814, número 23 (Pág. 13).
(24) Diario de Cádiz, 3 de marzo de 1902 Por una contribución económica para realizar una misa en la capilla del castillo de San Lorenzo del Puntal, sabemos el nombre del dueño del Café de las Cadenas: "D. Juan, amo que fué del Café de las Cadenas... 6 Rvn", Diario Mercantil de Cádiz, 13 de diciembre de 1929.
(25) Prodigiosa vida, admirable doctrina y precisa muerte de los filósofos liberales de Cádiz, 1813, número 8 (Pág. 3).
(25) Prodigiosa vida, admirable doctrina y precisa muerte de los filósofos liberales de Cádiz, 1813, número 8 (Pág. 3).
(26) El Procurador Genera de la Nación y del Rey, 9 de julio de 1814.
(27) El Conciso, 12 de febrero de 1813. En otra cabecera se anunciaban las pérdidas que se producían en los alrededores o en el propio café, desde un reloj de oro al legajo de una causa abierta:
"PERDIDA. Quien hubiese hallado un relox de oro, su autor Brequet, que en la tarde de ayer 7 se quedó olvidado en el común del café de Apolo, se servirá entregarlo al dueño de dicho café, el que dará doscientos reales de vellón por el hallazgo." Diario Mercantil de Cádiz, 8 de marzo de 1810.
"AVISO. Se ha perdido en la noche del 4 del corriente, desde la plaza de San Antonio, casa del Sr. Gobernador y plazuela de la Merced, un legajo de papeles pertenecientes á una causa que se está formando: la persona que los haya hallado, se servirá llevarlos al café de Apolo, cuyo dueño dará sus señas y una gratificación por el hallazgo." Diario Mercantil de Cádiz, 6 de febrero de 1812.
(28) El Conciso, 14 de mayo de 1811. También se abrió una suscripción a beneficio del ejército: "En el café alto de Apolo de esta ciudad, se ha abierto por algunos celosos patriotas una suscripción para costear el grabado de una lámina con el retrato del ilustre diputado don Agustín de Argüelles, aplicándose el producto de los exemplares que se tiren en beneficio del exército, después de dar uno á cada suscriptor." El Redactor General, 31 de diciembre de 1811.
(29) NAVARRO LATORRE, Juan, El Café de Apolo, Cádiz: Caja de Ahorro de Cádiz, 1974 (Pág. 15).
(30) Anónimo, El monumento del Centenario pieza a pieza. Una clase de política y un cafelito, por favor, en La Voz Digital, 23 de enero de 2010.
(31) Diario de Palma, 19 de julio de 1813.
(32) El Censor General, 14 de julio de 1814.
(33) Ibídem.
(34) DEL RÍO GARCÍA, Mariano, Cádiz, el Café y la Constitución, Extracto del artículo: Pero, ¿qué has puesto en el café?
(35) Diario Mercantil de Cádiz, 25 de marzo de 1825.
(36) Ibídem, 27 de febrero de 1829. Véase también 27 de junio de 1824.
(37) Diario de Cádiz, 9 de febrero de 1888.
(38) El Guadalete, 27 de febrero de 1884.
(39) El Redactor General, 28 de octubre de 1812.
(40) “En frente (sic) de ellas y hacia el centro de la plaza, durante la misma guerra de la independencia había un café formado de tablas y llamado de La Cachucha”. DE CASTRO Y ROSSI, Adolfo, Nombres antiguos de las calles y plazas de Cádiz, Cádiz: Imprenta de la Revista Médica, 1857 (Pág. 56). Véase Diario Mercantil de Cádiz, 4 de junio de 1817 y La Palma, 23 de agosto de 1891.
(27) El Conciso, 12 de febrero de 1813. En otra cabecera se anunciaban las pérdidas que se producían en los alrededores o en el propio café, desde un reloj de oro al legajo de una causa abierta:
"PERDIDA. Quien hubiese hallado un relox de oro, su autor Brequet, que en la tarde de ayer 7 se quedó olvidado en el común del café de Apolo, se servirá entregarlo al dueño de dicho café, el que dará doscientos reales de vellón por el hallazgo." Diario Mercantil de Cádiz, 8 de marzo de 1810.
"AVISO. Se ha perdido en la noche del 4 del corriente, desde la plaza de San Antonio, casa del Sr. Gobernador y plazuela de la Merced, un legajo de papeles pertenecientes á una causa que se está formando: la persona que los haya hallado, se servirá llevarlos al café de Apolo, cuyo dueño dará sus señas y una gratificación por el hallazgo." Diario Mercantil de Cádiz, 6 de febrero de 1812.
(28) El Conciso, 14 de mayo de 1811. También se abrió una suscripción a beneficio del ejército: "En el café alto de Apolo de esta ciudad, se ha abierto por algunos celosos patriotas una suscripción para costear el grabado de una lámina con el retrato del ilustre diputado don Agustín de Argüelles, aplicándose el producto de los exemplares que se tiren en beneficio del exército, después de dar uno á cada suscriptor." El Redactor General, 31 de diciembre de 1811.
(29) NAVARRO LATORRE, Juan, El Café de Apolo, Cádiz: Caja de Ahorro de Cádiz, 1974 (Pág. 15).
(30) Anónimo, El monumento del Centenario pieza a pieza. Una clase de política y un cafelito, por favor, en La Voz Digital, 23 de enero de 2010.
(31) Diario de Palma, 19 de julio de 1813.
(32) El Censor General, 14 de julio de 1814.
(33) Ibídem.
(34) DEL RÍO GARCÍA, Mariano, Cádiz, el Café y la Constitución, Extracto del artículo: Pero, ¿qué has puesto en el café?
(35) Diario Mercantil de Cádiz, 25 de marzo de 1825.
(36) Ibídem, 27 de febrero de 1829. Véase también 27 de junio de 1824.
(37) Diario de Cádiz, 9 de febrero de 1888.
(38) El Guadalete, 27 de febrero de 1884.
(39) El Redactor General, 28 de octubre de 1812.
(40) “En frente (sic) de ellas y hacia el centro de la plaza, durante la misma guerra de la independencia había un café formado de tablas y llamado de La Cachucha”. DE CASTRO Y ROSSI, Adolfo, Nombres antiguos de las calles y plazas de Cádiz, Cádiz: Imprenta de la Revista Médica, 1857 (Pág. 56). Véase Diario Mercantil de Cádiz, 4 de junio de 1817 y La Palma, 23 de agosto de 1891.
(41) El Sol de Cádiz, 16 de septiembre de 1813.
(42) El Redactor General, 27 de septiembre de 1813.
(43) Semanario Instructivo, 26 de diciembre de 1829.
(42) El Redactor General, 27 de septiembre de 1813.
(43) Semanario Instructivo, 26 de diciembre de 1829.
(44) La Voz, 28 de junio de 1922.
(45) El Liberal de Sevilla, 9 de julio de 1922.
(46) Velada de Nuestra Señora de los Ángeles en Cádiz. Programa para 1871. Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
(47) El café-cantante. Diario de Cádiz, 1 de agosto de 1888.
(48) La Ilustración Española y Americana, 5 de septiembre de 1871.
(49) El Guadalete, 7 de octubre de 1885.
(50) La Palma, 9 de julio de 1884 y 3 de junio de 1886.
(51) "La comparsa "Los Claveles".- Hoy, último día de Carnaval, sabemos que dicha comparsa cantará las coplas de su repertorio en el acreditado Café de "La Cita" de ocho á nueve de la noche, lo que avisamos al público para su conocimiento." Diario de Cádiz, 18 de febrero de 1896.
(52) "La aplaudida comparsa titulada "Los Claveles", que tanto ha llamado la atención estos días por la cultura de sus canciones muy patrióticas algunas, y por lo original de sus disfraces, dió el martes de carnaval su anunciado concierto en los amplios salones del café de la cita y ante una numerosa y escogida concurrencia que llenaba los mismos. Entre las muchas cosas notables de este coro, ninguna tan saliente como la interpretación primorosa que los hermanos Baro, consumados profesores de acordeón y guitarra, dan á las piezas que constituyen su repertorio. (...) El arrendatario de la Cita, Sr. Serrano, obsequió a la comparsa con pastas y vinos en abundancia." Ibídem, 21 de febrero de 1896.
(53) Y que cerró sus puertas un 9 de marzo de 1903: “Ayer cerró sus puertas, desapareciendo de la industria local el único establecimiento que con la denominación de Café quedaba en Cádiz. Nos referimos al titulado “La Cita”, en la calle Nueva, el más modesto en los de su clase en aquellos tiempos en que existían “Apolo”, “El Suizo”, “El Comercio”, “La Lonja”, “El Correo”, y otros, y acaso el primero que marcó nuevos rumbos a esa clase de instalaciones”. Diario de Cádiz, 10 de marzo de 1903.
(45) El Liberal de Sevilla, 9 de julio de 1922.
(46) Velada de Nuestra Señora de los Ángeles en Cádiz. Programa para 1871. Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
(47) El café-cantante. Diario de Cádiz, 1 de agosto de 1888.
(48) La Ilustración Española y Americana, 5 de septiembre de 1871.
(49) El Guadalete, 7 de octubre de 1885.
(50) La Palma, 9 de julio de 1884 y 3 de junio de 1886.
(51) "La comparsa "Los Claveles".- Hoy, último día de Carnaval, sabemos que dicha comparsa cantará las coplas de su repertorio en el acreditado Café de "La Cita" de ocho á nueve de la noche, lo que avisamos al público para su conocimiento." Diario de Cádiz, 18 de febrero de 1896.
(52) "La aplaudida comparsa titulada "Los Claveles", que tanto ha llamado la atención estos días por la cultura de sus canciones muy patrióticas algunas, y por lo original de sus disfraces, dió el martes de carnaval su anunciado concierto en los amplios salones del café de la cita y ante una numerosa y escogida concurrencia que llenaba los mismos. Entre las muchas cosas notables de este coro, ninguna tan saliente como la interpretación primorosa que los hermanos Baro, consumados profesores de acordeón y guitarra, dan á las piezas que constituyen su repertorio. (...) El arrendatario de la Cita, Sr. Serrano, obsequió a la comparsa con pastas y vinos en abundancia." Ibídem, 21 de febrero de 1896.
(53) Y que cerró sus puertas un 9 de marzo de 1903: “Ayer cerró sus puertas, desapareciendo de la industria local el único establecimiento que con la denominación de Café quedaba en Cádiz. Nos referimos al titulado “La Cita”, en la calle Nueva, el más modesto en los de su clase en aquellos tiempos en que existían “Apolo”, “El Suizo”, “El Comercio”, “La Lonja”, “El Correo”, y otros, y acaso el primero que marcó nuevos rumbos a esa clase de instalaciones”. Diario de Cádiz, 10 de marzo de 1903.
(54) "Bailes. –Los aficionados á echar una cana al aire y á percibir los ruidososecos de estas fiestas, tienen esta noche donde escoger entre los siguientes: Principal, Centro Recreativo, Café Suizo, Balón, Circo, Primera de Cádiz, Pasquín y Negritos." Diario de Cádiz, 15 de febrero de 1874.
(55) La Moda Elegante, 30 de octubre de 1873.
(56) LEÓN DOMÍNGUEZ, José María, Curiosidades gaditanas, en Diario de Cádiz, 4 de febrero de 1894.
(55) La Moda Elegante, 30 de octubre de 1873.
(56) LEÓN DOMÍNGUEZ, José María, Curiosidades gaditanas, en Diario de Cádiz, 4 de febrero de 1894.
(57) Archivo Histórico Municipal de Cádiz, Caja nº 1.125. Localizado por Ana Barceló Calatayud.
(58) BAROJA, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía, Madrid: Caro Raggio-Cátedra, 1997 (Pág. 133).
(58) BAROJA, Pío, Las inquietudes de Shanti Andía, Madrid: Caro Raggio-Cátedra, 1997 (Pág. 133).
(59) La Palma de Cádiz, 24 de octubre de 1888. Localizado por Francisco Prats Bernardi.
(60) La Palma de Cádiz, 1 de enero de 1891. Ibídem.
(61) Diario de Madrid, 17 de abril de 1812.
(60) La Palma de Cádiz, 1 de enero de 1891. Ibídem.
(61) Diario de Madrid, 17 de abril de 1812.
(62) Ibídem, 13 de junio de 1821.
(63) "El jueves, 23 del actual se celebra en la iglesia parroquial de San Luis las exequias por el alma de don Julián Delgado, dueño del café de Levante (Q.E.P.D.); y se suplica á los amigos que por equivocación ú olvido no hayan recibido esquela, lo encomienden". Diario de Avisos de Madrid, 22 de noviembre de 1843
(64) El Globo, 30 de mayo de 1841.
(63) "El jueves, 23 del actual se celebra en la iglesia parroquial de San Luis las exequias por el alma de don Julián Delgado, dueño del café de Levante (Q.E.P.D.); y se suplica á los amigos que por equivocación ú olvido no hayan recibido esquela, lo encomienden". Diario de Avisos de Madrid, 22 de noviembre de 1843
(64) El Globo, 30 de mayo de 1841.
Buen repaso, si señor. Si Lázaro, Planeta y después Paquirri llegaban a cantar en los teatros, qué no harían en los cafés. Gracias por el regalo. Un abrazo.
ResponderEliminarVerdad. Tengo ganas de ver hecha realidad la biografía de El Planeta, escrita por Manolo Bohórquez y sus reveladores hallazgos. Le urge a Cádiz el reconocimiento de sus figuras, tan decisivas como desconocidas, salvo para los picaos, como tú y como yo. Un abrazo.
EliminarFelicidades, Javier. Otro interesante articulo que nos enseña muchas cosas... cómo me gustaría poder viajar en el tiempo y tomarme un cafelito en alguno de esos locales. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ángeles. El cafelito te convío yo cuando quieras en el Café de Levante o en el Café Royalty (que tiene unos picatostes que crean adición). ¡Lo de la máquina del tiempo ya va a estar más complicado! ;) Un abrazo.
Eliminar¡Ojú, Javier, cuánto se aprende contigo, miarma!
Eliminar"El Café del Correo", muy cerquita de donde mi familia tenía la vivienda desde el siglo XIX, en la calle, José del Toro, (antes de La Verónica)...
Es un tema muy interesante, los Cafés Cantantes, forman parte destacada de nuestra Cultura y marcó toda una amplia época fructífera en el ARTE.
Esto es una verdadera joya impagable y merece compartirse con los interesados y aficionados.
Mil gracias por tan ardua, rigurosa y magnifica elaboración.
¡Olé, olé y requeteolé!
Un abrazo.
Mari Carmen.
Buenísimo y amenísimo artículo, don Javier, como siempre. Se juntan conocimiento, pasión y generosidad y salen chispas de las ‘güenas’. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, figura y larga vida a tus Flamencos de papel. Un abrazo grande.
EliminarJavier estoy como sí estuviera soñando, esto se merece un premio y miles milliones de gracias, lo que tú nos da y lo que tú no nos hacen soñar, yo por lo meno porque he conocido algo de aquellos años, aunque pequeño , pero algo he visto y me recuerda no los cafés pero si esos bares y salas de fiesta que había. En tu otra entrada te dije que se podia hacer un buen libro, Javier por favor hazlo porque tu seguidores seríamos muy felices. Gracias Javier por otra entrada para soñar. Paco el de siempre.
ResponderEliminarPaco, siempre tan amable y generoso con tus comentarios. Te agradezco mucho tus elogios y sé que eres sincero y espontáneo, pero me vas a poner colorao. Gracias por todo. Ojalá con el tiempo saquemos una publicación, con y por la que me encantaría brindar contigo. Cuídate mucho. Un fuerte abrazo.
EliminarQuerido amigo yo cuando hago un comentario lo hago con el corazón, aunque viejo pero vale para algo, si te digo que es un trabajo buenisimo es que eso buenisimo y si tú hiciera algo que no fuera de mi agrado tambien te lo diria. En el blog de Faustino hice un comentario para ti y para el, lo puede leer, donde no hago la pelota, hago lo que me dicta mi corazón y por vosotros dos haria yo cualquier cosa, no lo dude y no te ponga colorao que así se ponia las gentes ante de la guerra, hoy día no. Sigo soñando con un libro. Un fuerte abrazo de Paco
ResponderEliminarDe eso no me cabe la menor duda, que tus comentarios van como los sientes. Un abrazo.
EliminarGenial Javier. ¡Qué tiempos aquellos! ahora son pocos los lugares de reunion en los que pueden surgir historias como las que tu nos traes. Las imágenes que incorporas son fantásticas. Muchas gracias por hacernos volar al pasado. Guillermo
ResponderEliminarMuchas gracias, Guillermo. Y además impensable que hoy desde un local así se dirijan los designios políticos, como antaño unas Cortes o una "Gloriosa" conspiración contra Isabel II. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarMag-ní-fi-co. En Cádiz se inventaron los cafés para abstraerse de la tontería ambiente. A tan extraordinario yo le llamaría terapia a compás. Enhorabuena, admirado Javi.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maestro. Nos debemos un café para conspirar usted y yo contra el "absolutismo flamenco", de soleás afrancesadas y siguiriyas gabachas, bajo apariencia de genuinas. Un abrazo.
EliminarOtro artículo de 'chapó' amigo Javi. ¡Excepcional y exhaustivo!!. Ese plato de 'menudo a lo caló', fue típico en la gastronomía de inicios del XIX. El mismo anuncio lo localicé en 1826 en una tienda de la calle de la Carne, esquina a la de Comedias. Ese plato junto a los jamones de 'Valdé' salchichones de Marsella y nuestras exquisitas pescadillas fritas 'a la gaditana' fueron los manjares 'sobresalientes' de nuestra cultura gastronómica.
ResponderEliminarLa Guía de Cádiz y su Provincia de 1906 recoge los siguientes (algunos ya citados por ti, peo lo transcribo todo por si acaso)
Café Parisién (C. Derqui, Loreto 1), La Imperial (D. Tetuán 8) y Café 'La Cruz del Campo (D. Tetuán 20)
A parte de los Cafés y Cervecerías que la citada guía recogía, también merece especial atención los Restaurantes, donde también se dieron espectáculos públicos, siendo los mas destacados los siguientes:
- La Sacristía (Rosario y Churruca)
- El Candil (E. de las Marinas, 13)
- La Parra (Fragela y Ceballos)
- La Posada (Arrecife)
- San José (Arrecife)
- La Flor Marina (Muelle)
- Buena Vista (S. Severiano)
- La Marina (Muelle)
- San Francisco (S. Francisco 34)
- El Siglo (Cervantes y Vea-Murguía), donde falleció el cantaor 'El Quiqui' en 1905.
- El Aguaducho (Sacramento 78)
- Corona Nueva (Extramuros)
- Osiris, A. Julia (Extramuros)
- Antigua de Victor (S. Severiano)
- La Oriental (Extramuros)
- La Industria (S. Severiano)
- La Concha, O. Calvo 14
- La Nueva Plata (E. de las Marinas)
- Los Cisnes, D. Victoria 1.
- El Transwaal
- La Victoria
- Vista Hermosa
- Café-Restaurante 'Tourist Bar' (Frente al Muelle Reina Victoria)
También sería conveniente recordar al 606, Habana, Tres Reyes, Última Carta, Templo de los Gallos, El Mataero, etc... no incluídos en tu estudio, quizás porque no gozaban la consideranción de Cafés-Cantantes.
Y por último citar, al que para mí ha sido el último gran café-cantante.... netamente de corte flamenco, como lo fue El Café del Tinte (Callejón del Tinte, 1), donde tanto tu como yo,hemos visto entre 1988 a 1990 a figuras tan señeras como: Eliseo de Puerto Real, Alonso el del Cepillo, Manuel Moneo, Chano Lobato, José el de la Tomasa, José Menese, José Merced, Rancapino, Fernanda de Utrera, El Pele, Santiago Donday, Pies de Plomo y la Tomasa, El Sordera, Mariana Cornejo, El Beni, etc.. y cuya cartelería confecionó los pintores Costus y F. Batista, si mal no recuerdo.
Muchas gracias por comentar, Antonio. La mayoría de esos establecimientos, de los cuales se conoce el listado de sus propietarios, no los he incluido por estar a medio camino entre la cafetería, el actual bar, y el servicio de restaurante, aún cuando muchos de ellos fueron verdaderos templos del cante flamenco gaditano, con reservados específicos (como muy bien sabes), caso de La Privadilla, La Parra Bomba, la Venta Corona, la Habana o la mítica Tienda del Matadero.
EliminarNo quise hacer interminable una entrada, ya de por sí "subida al tallo" en extensión y me centré en el café liberal, surgido de la discusión política al posterior café cantante, donde la discusión y el espectáculo, viró a 'lo flamenco'. Sí creo curioso enfocar, no obstante, cómo en 1810 ya hay un café (La Cachucha) que sí tuvo actuaciones preflamencas.
Gracias siempre por comentar, Antonio. Un abrazo
Im-pre-sio-nan-te, amigo Javier.
ResponderEliminarComo quiera que monografía más completa sea difícil de hallar, hágame la merced de aceptar una insignificante aportación que sé que aceptará y corresponde al año 1882:
" ...Se pide a U. S. la clausura del café cantante denominado “La Murga” a causa de los continuos escándalos que en el mismo se cometen”. (AHMC 1125-063)
Vd, me habrá comprendido.
Enhorabuena y habitas con chocos, perdón, mis abrazos más efusivos.
Gracias, Ana, de insignificante, nada. Estupenda aportación que incorporaré (con su correspondiente cita, claro). Creo que se trata, por la fecha y nombre, del café que arriba figura en el padrón de 1881, y el mismo que El Correo se jacta de la multa de quinientas pesetas con la que fue sancionado por los escándalos. Un abrazo y gracias por tu colaboración.
EliminarSuperior, Javi. Cuánta información, de qué calidad, y salpimentadas por bellísimas imágenes. Vamos, de esas entradas que se hacen en media horita antes del aperitivo..
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Carlos. Sí; ésta la hice acodado en Veedor, antes del quesito y la caña de lomo...
EliminarAgradezco mucho tus palabras, porque conoces bien el esfuerzo que supone.
Un abrazo
No conocía este blog hasta que buscando me he encontrado con este artículo. Muchas gracias por este regalo, como gaditano y amante y bailaor de flamenco es un verdadero regalo poder conocer más sobre tu tierra, cosas que por desgracia la gente va olvidando y queda sin conocer, por que son muy pocos los que como tu recopilan, redactan y comparten esta información con los demás. Un artículo muy ameno y con un contenido excelente. A partir de ahora este blog estará entre mis páginas favoritas. Enhorabuena y muchas gracias.
ResponderEliminarLas gracias siempre a ti, querido José, pues sois los lectores quienes le dais todo el sentido al esfuerzo recolector. Un honor que este blog forme parte de tu selección favorita. Un abrazo.
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