El Teatro Circo Gaditano siguió acogiendo espectáculos mixtos de cante flamenco y agrupaciones de Carnaval. Como se ve, no constituyó un hecho aislado, más bien una costumbre bastante rentable, a tenor de lo que se nos cuenta.
José Enrique Jiménez Espeleta (1877-1929), hijo de Enrique el Mellizo, posa entre un velado niño fantasmagórico y el cañón de guardacantón. |
Tras el éxito obtenido por Manuel Torre, Don Antonio Chacón, Enrique Jiménez Hermosilla, El Troni, Manuel Pérez El Pollo, Manolo El Pintor y "Los pretidigitadores", el empresario renovó en parte el cartel, repitiendo Hermosilla, Francisca y Juana Jiménez y Vicente el Colorao y contrataron, una semana más tarde, al hermano de Manuel Torre, a José Torre y a la comparsa gaditana "Los gaiteros", que estaba dirigida por Cipriano Velasco, que vivía en la calle la Rosa.
Pepe Torre con 77 años. Foto Juan de la Plata |
De Pepe Torre (José Soto Loreto) nos dice el DEIF que nació en Jerez de la Frontera en 1887 y que falleció en 1970. Hijo de Juan Torre, hermano de Manuel Torre, padre de La Tomasa y abuelo de José el de la Tomasa. Que su trayectoria discurrió principalmente en reuniones de cabales, salvo algunas actuaciones en cafés cantantes cordobeses y sevillanos, más una temporada con Pastora Imperio en el año 1913.
La Tomasa, hija de Pepe Torre |
A todo ello, hemos de sumarle esta actuación en Cádiz, bastante temprana en fecha y muy posiblemente una de sus primeras apariciones en público, ya que contaba Pepe Torre con tan sólo dieciséis años de edad. El aplauso del público a su actuación fue unánime, como la del hijo de El Mellizo y demás artistas:
Diario de Cádiz, 26 de abril de 1903 |
La célebres boleras Francisca y Juana Jiménez sobrinas del Teté, que ya vimos en una anterior entrada y que ahora repetían aquí, eran sobrinas de Diego Jiménez Teté, director de los entonces llamados Bailes de Candil en Cádiz y de una famosa academia de baile; coetáneo de otros maestros, tales como Luis Alonso, Toledo, Ramón Jiménez, El Poncho, Cuchillas, Agustín de los Moños y el considerado maestro de los maestros: Luis Giraldez (2)
Y "Los gaiteros" que pusieron la pimienta con los tangos entre tanto tourista. La mayoría de sus componentes residían en el barrio de La Viña: Corralón de los Carros, Jesús, María y José, Encarnación, Misericordia... Llevaban bombos, platillos y redoblante —así se llamaba la caja antiguamente— y gaitas adornadas. Veamos su instancia oficial...
AHMC, caja número 3.615 |
Y sus coplas, insinuantes, golfas, de doble y triple sentido...
Una muchacha
que es cigarrera
tocar quiso en la gaita
una muñeira
soplando el pito
se lo tragó
en el vientre a la niña
un gaitero chico se le convirtió.
Fijarse un poco
en Don Camilo
de tocar tanto el bombo
está echo (sic) un hilo.
Con mil razones
su mujer dice
que en la cama su cuerpo
no hace tanto bulto
como las narices.
Siempre sentí (y siento) una gran debilidad por las letras censuradas. Son mis favoritas. Reproducirlas más de cien años después, equivale a devolverle a su autor la libertad que un recatado moralista le privó en su día con el lápiz rojo:
Cuando llegamos
a esta capital
a todos nos registraron
en las Puertas del Mar
Con el del bombo
se entusiasmaron
le cojieron (sic) la porra
y de tanto registro
se la estropearon.
Cerremos con uno de sus tangos, testigo de lo que pasaba:
Ustedes de sobra lo sabrán
que en la plaza de abastos
ya no pregona el vendedor
y puesta una campana está
que desde la madrugá
da una lata superior.
Cuando da veinte campaná
es que las coles están
una perra gorda dos
y cuando diez tan sólo dan
es que menos de un real
no se da una coliflor.
Si dos campanadas
solamente pegan
vale tres ochavos
un manojo aserga (sic)
Si están las campanas
tocando un momento
valen las naranjas
a peseta el ciento
Diez municipales
an (sic) relevado ya
porque an (sic)
muerto encanijado
muerto encanijado
a fuerza de repicar.
_________________________
(1) BLAS VEGA, José y RÍOS RUIZ, Manuel, Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, Madrid: Cintero, 1988 (Pág. 764, Tomo II).
(2) Véase El Comercio, 4, 5 y 6 de febrero de 1854.
(2) Véase El Comercio, 4, 5 y 6 de febrero de 1854.
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