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lunes, 12 de agosto de 2013

De Telethusa a La Macarrona


No podemos hablar de Las bailarinas de Cádiz como un sedimento arcaico protoflamenco, por seductora que sea la tentación. Lo ignoramos todo de ellas, salvo las descripciones que nos dejaron los autores clásicos. En algo sí hay consenso: la profusa carga sensual de su baile.

Telethusa. Venus Calpigia
Museo Napolitano
Marcial hablaba de las Puellae Gaditanae en los siguientes términos: "expertas en adoptar posturas lascivas al son de las castañuelas béticas y en danzar según los ritmos de Gades". Proseguía Marcial"su cuerpo, ondulando muellemente, se presta a tan dulce estremecimiento, a tan provocativas actitudes, que harían excitarse al casto Hipólito".

          Ven Telethusa romana de Cádiz,

           ven a bailar bajo el sol marinero,
           ven por la sal y las dunas calientes,
           por las bodegas y verdes lagares.

          Diestra en quebrar la delgada cintura,

          en repicar los palillos sonoros,
          diestra en volar sin dormirte en el vuelo,
          en no pesar al pisar en la tierra.
                                                






Juvenal lo confirmaba: "Acaso esperes muchachas gaditanas que en coro se pongan a entonar lascivos cantos de su país y enardecidas por los aplausos, exageren sus temblorosos movimientos de cadera".

La obra, Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar (1) aporta la siguiente cita: "Me gustaba sobre todo la gimnástica sutil de las danzas; descubrí que sentía cierta debilidad por las danzarinas de crótalos, que me recordaban la comarca de Gades, los primeros espectáculos a que había asistido de niño. Amaba ese ruido seco, los brazos levantados, el despliegue o el repliegue de los velos, la bailarina que deja de ser mujer para convertirse en nube o en pájaro, en ola o en trirreme".



Puellae gaditanae. Obra Angelo Todaro

Puellae Gaditanae. Julio Ceballos
Óleo sobre lienzo

Bailaora en aguada.
Obra de Manolo Morgado.
Aguada sobre papel de estraza
El baile flamenco es pura seducción. Argucias estéticas, persuasión visceral. Trampa que atrapa; tragaera que te traga. Es un juego sensual profundo, en cada movimiento y en cada intención. Cartas marcadas. Indistintamente —además— del género que lo baile. 

Esa carga erótica de la danza, usada por otras culturas con iguales resultados estéticos, ha hipnotizado históricamente a todos los mortales, emborrachándole sus sentidos, con contoneos de caderas; explícitos movimientos de manos, insinuantes pies, hipnóticos giros de cabeza y colocación de hombros.

Y miradas. A veces se baila con la mirada. Embaucadora. A veces con poco se baila mucho. Y se transmite. Y nuestros instintos se encienden, y la sonrisa aflora porque te ha transmitido hasta el tuétano. Le dicen 'transmisión', pero es pura seducción. Es artimaña que ha tratado de atraparnos y nos ha encantado que nos atrape la encantadora de serpientes o quítenle, si prefieren, la preposición: la encantadora serpiente. Un arte que cala y un arte que se cala y luego se cobra la pieza. Un trasmallo —de tres mallas, cómo no— que enmalla tus sentidos con las (h)erbitanas exteriores, atrapándote como un velo de seda que te enreda en la red. ¿Dónde si no?

Manuela Carrasco. Efigie de una deidad


Merche Esmeralda
Merche Esmeralda baila hasta sonriendo. Parece que sonríe bailando, sin embargo es al revés. 

Manuela Carrasco te parte los huesos nada más que sus ojos negros se claven al frente. Mirada del alto y del bajo Egipto, el papiro del delta norte y la flor de lis del sur; bronce ancestral de diosa mitológica; Telethusa de Alberti, gitana de poderío.

Rocío Molina es la joven seducción danzística, la artimaña —arte y maña— perfecta para dejar que tus atávicos sentidos se convenzan y transiten por los sinuosos caminos del peligro.

Rocío Molina

La Macarrona, óleo de Alfonso Grosso


Muzaffer Uddin (1853–1907) Shah de Persia.
(Fotografía W & D Downey/Getty Images)
París. Exposición Universal de 1889

Que se lo digan al Sha de Persia, allá por mil ochocientos ochenta y nueve, con motivo de la Exposición Universal de París, cuando una de las mejores y más raciales bailaoras de la Edad de Oro del flamenco, Juana VargasLa Macarrona (Jerez de la Frontera, 1860-Sevilla, 1947) gitana "de aquí te espero" (como diría Chano Lobato), desdibujó al iraquí y le cautivó hasta hacerle exclamar:


Diario de Cádiz, 12 de agosto de 1889



_________________________

(1) Agradezco a "María Jesús", lobeliana como quien suscribe, la localización de la cita.

jueves, 8 de agosto de 2013

Pastora Imperio: madre con nombre de especia, hija con nombre imperial (A María Estévez)

Pastora Imperio baja del coche de caballos

Hasta hace relativamente poco tiempo, apenas un decenio, se ignoraba el segundo apellido de la gaditana Rosario Monge la Mejorana, la madre de Pastora Imperio. Descomunal bailaora —y cantaora— de los cafés Burrero y Silverio, y progenitora de una artista que ni quiso ni tuvo edad. Gitana de mistó, como la matriarca que la trajo al mundo, fruto de la unión con Víctor Rojas, sastre de toreros.

En el año 2001 —tras previa parada en la tasca hispalense de 1670El Rinconcillo, que clama su declaración BIC: Bar de Interés Cultural—, en las dependencias de Almirante Apodaca, en la Biblioteca Municipal de Sevilla, fue donde, sin buscarlo, como tantas veces ocurre y a la caza de hallazgos muy distintos, encontramos su empadronamiento en la calle Corredurías, cerquita ya de Feria, donde cada jueves instalan en Sevilla uno de los baratillos de más arte del mundo.


Rosario Monge la Mejorana. Foto: Fernando el de Triana,
Arte y artistas flamencos

La Mejorana, estaba empadronada en la casa números 43 y 45 de la citada calle, en la Sevilla de 1913. Para su segundo apellido, siempre se había especulado el de Vargas o el de Ortega —de hecho, según los periódicos gaditanos de la época, estaba entroncada con Curro Dulce, por lo tanto con los Ortega—, al ser este último bisabuelo de Manolo Caracol. Mas la planilla del padrón sevillano no ofrecía equívoco alguno:

ROSARIO MONGE MONGE, natural de CÁDIZ, de 50 años de edad, de estado VIUDA; hija de JOSÉ y DOLORES; sabe leer (), sabe escribir (), (1).



La Mejorana con sus hijos. A la izquierda, Pastora Imperio; a la derecha Víctor Rojas "Vito"
Foto: Fernando el de Triana, Arte y artistas flamencos

La Mejorana, a la sazón, vivía ya sola con su hijo, el guitarrista Víctor Rojas Monge (al que llamaba Vito), que años más tarde se entroncaría con Los Melu de Cádiz, al contraer matrimonio con Milagros, hermana mayor de Agustín, Perico, Manolo, Pilar, Encarna y José El Melu, carniceros de tabla; tablajeros de arte. 

La fiesta del casamiento fue sonada y se celebró en la calle Desamparados, en el patio donde estaba el reñiero de los gallos de pelea y a la que acudió toda la flamenquería de Cádiz y Jerez, con Antonio El Mellizo, Manuel Torre, los Rebujina, los Espeleta, los Jineto y, al decir de María Estévez (2), del músico Manuel de Falla, cuya obra El Amor Brujo la compuso, precisamente, a petición de la propia Rosario la Mejorana, quien le facilitó la base musical de seguiriyas, soleares, polos, martinetes y zambras, según el criterio, entre otros muchos estudiosos, de Molina Fajardo (3).





Pastora Imperio. José Villegas Cordero
Entre las curiosidades encontradas en el archivo de Diario de Cádiz, mostramos ésta, anteriormente aludida, en donde el propio redactor del periódico, señalaba el entronque de La Mejorana con Curro Dulce, en una noticia, a propósito de una gira de Pastora Imperio, fechada en 1908, en la cual la artista embarca en los muelles gaditanos, a bordo del buque Manuel Calvo, rumbo hacia Cuba y México:


Diario de Cádiz, 30 de abril de 1908


Más adelante, la noticia de impacto nacional de la boda de Pastora Imperio con Rafael el Gallo, fue muy difundida por toda la prensa española; matrimonio que, por cierto, terminó "como la comedia de Ubrique":


Diario de Cádiz, 11 de febrero de 1911



Diario de Cádiz, 21 de febrero de 1911

Retrato de Pastora Imperio. Manuel Benedito Vives

La noticia continuaba, dejando constancia de la enfermedad del padre de Pastora, marido de La Mejorana, que a los pocos meses fallecería:

"En el expreso de Andalucía marcharon hoy a Sevilla la madre y el hermano de Pastora Imperio, por estar muy delicado de salud el padre de ésta.

Gallito permanecerá con su esposa en Madrid hasta el miércoles, en cuyo día saldrán también para Sevilla.
Un fotógrafo hizo en la capilla retratos de los novios y asistentes al acto, pues el párroco se negó a que lo retratasen" (4).




María Estévez con Milagros Melu

Para conocer la vida de Pastora Imperio, recomendamos la lectura del trabajo de María Estévez, Reina del duende, libro que tuvimos el honor de presentar el pasado mes de diciembre en El Café de Levante. con la propia María que expresamente vino desde Los Ángeles; con Tere Torres y ante los habituales parroquianos del café.




María Estévez



Carmen Amaya y Pastora Imperio







No se puede ser más guapa.
Pastora Vega, biznieta de Pastora Imperio y

tataranieta de La Mejorana


                             

            
_________________________

(1) Archivo Municipal de Sevilla. Empadronamiento general, Año de 1913, P/147. Suele ser costumbre de muchos gestores de archivos y bibliotecas, creerse que los fondos son "suyos", en vez de públicos, para lo cual establecen normas absurdas, desproporcionadas y caprichosas, que zancadillean el normal desarrollo de la investigación. Es el caso del Archivo Municipal de Sevilla que, primero, no permite al investigador fotografiar los fondos públicos (ha de hacerlo el departamento de la fototeca) y, en segundo lugar, te cobra por cada reproducción; lo cual es inmoral (aparte de un atraco a mano armada con pasamontañas de hilo negro).

(2) ESTÉVEZ, María y DONA, Héctor, Reina del duende. La vida, los amores y el arte de una mujer apasionada, Barcelona: Rocaeditorial, 2012 (Págs. 260 y 261).

(3) MOLINA FAJARDO, Eduardo, Manuel de Falla y el "cante jondo". Prefacio de Andrés Segovia, Granada: Universidad de Granada, 1990 (Edición facsimilar de la de 1962), Págs 15 y 16.

(4) Diario de Cádiz, 21 de febrero de 1911.

domingo, 28 de julio de 2013

¡Por la bata!

Fotografía: Anna Caballero

Una de las expresiones más bonitas de la lengua romaní, de los gitanos bajoandaluces, la cual, personalmente, he oído entre familias gitanas del Barrio de Santa María de Cádiz, es: ¡Por la bata! —¡Por mi madre!—. Jurar por la bata es jurar por la madre; sagrada figura, donde las haya, en la comunidad gitana.

bata: madre.

bato: padre.

Así, el Padre nuestro, en caló decimonónico (Or bato nonrió), se rezaba como sigue:


                Bato nonrió, 

                sos soscabas on ler Otalpes,
                manjarificao quejesa tute acnao,
                abillanos on tucue chim,
                querese tute oropéndola
                andiá on la chen sata on or Otalpe.


Antonio Machado Demófilo recopiló algunos ejemplos, en los que ha quedado huella residual de dicha voz calé, en su libro Colección de cantes flamencos de 1881 (1), como la siguiente seguiriya gitana, concretamente la número 62 de las 177 recolectadas por él:

                                   

              Er corasón e pena
              Tengo traspasao
              Porque no tengo ar batito e mi arma
              Sentaíto a mi lao. (2)

Asimismo, en la compilación de cantes por martinetes que hizo (49 en total), encontramos el número 27:


               Los calorrí iban delante,

               Las calorrea iban etrás,
               Los churumbeles pequeños
               Bato, endíñeme usté pan. (3)



Del mismo modo, la debla número 2 recogida por Demófilo ya traducía en su anotación de 1881 la palabra bata (madre), así como las voces chabó (niño), chabosito (niñito), endiño (doy) y guiyará (irá o vendrá):




              De tres chabocitos que tengo

              Uno le endiño a mi suegro,
              Otro le endiño a mi bata;
              Y el otro guiyará cormigo
              Pa aonde quiera que yo vaya
                                   Deblica barea. (4)





O esta soleá, número 72 de su estudio, en el capítulo Soleares de tres versos, que usa la voz calé jachares, que significa 'disgustos', 'celos', 'tormento', 'penas'; (sustantivo derivado de 'azarar': turbar, sobresaltar, avergonzar, según Enrique Baltanás):

                                    Cuando te beo bení

                                    Son jachares pa mi bata
                                    Y alegría para mí. (5)

En el apéndice del Repertorio de Silverio que Machado Álvarez colectó, figuran también varios ejemplos. Son los casos de las seguiriyas gitanas, número 16, 19, 4850 y 61, respectivamente:


             Día e Santiago,

             Ar ponerse er so,
             Cómo mararon a mi bata y bato
             ¡Miren qué doló! (6)

              Delante e mi bato

              No me igas naa,
             Que m´araqueran muy malas rasones
              Cuando tú te vas. (7)

              Dile osté a mi bata    

              Que si no echa e menos                           
              Aquel hijito e la su entrañas
              Cuando está comiendo. (8)

              ¡Qué ducas tan grande!

              Caa vez que m´acuerdo
              E los sacais e la bata mía
              Loquito me güerbo. (9)

              Señó serujano

              Sengáñeme usté:
              Si mis chorreles se quean sin bata,
              Sin bato también. (10)


Veamos qué se decía de los gitanos gaditanos, en el Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, libro escrito en Sevilla en el año 1846:

"(...) En Cádiz es donde se diferencian de las demás provincias: particularmente cierta clase de ellos viste muy decentemente y se confunde con la aristocracia. Tienen algunas casas propias y establecimientos de carne; pues son los que trabajan en el matadero y espenden (sic) aquella. Hay muchos de color claro y se rozan con las familias más decentes: otros son marchantes de ganado, toreros, corredores de cuatropeas ó picadores de caballos, y la clase más indigente tiene fraguas ó esquilas. Las mujeres venden el menudo de las reses en las tabernas, y otras fríen morcillas de sangre, que ellas hacen. Por último en esta ciudad y algunos pueblos de su provincia son los más civilizados y tienen mejor fortuna". (...) Para ratificar sus palabras ó disputar (esto ya lo dice en general, no sólo de los gitanos gaditanos), usan del juramento con frecuencia y hacen mención de la gloria de sus difuntos, su libertad y todos los santos y vírgenes". (11)




Por su parte, Francisco Rodríguez Marín, erudito y folklorista como Demófilo, recogió la enorme superstición que las gitanerías de Cádiz, de los Puertos y de Jerez, tenía frente a otras, y el enorme revuelo que se formó cuando Silverio en Cádiz, recién llegado de hacer las Américas"mentó a la bicha", en un inoportuno cante que no volvió a repetir jamás —según su propia declaración a Rodríguez Marín, que comenzaba así:

                 Aunque te güerbas culebra

                 Y te tires a la mar
                 Te tengo que perseguir
                 Hasta mi intento lograr. (12)



La gran superstición, entronca con otro comentario de Demófilo, sobre los juramentos de la chiquillería de Cádiz (recordemos que el padre de Antonio Machado Demófilo había nacido en la capital gaditana):

"Por la leche que mamé; es una forma de juramento muy usual entre la gente del pueblo bajo y no sabemos si tomada de los gitanos. La clase trabajadora algo ilustrada, oye este y otros juramentos análogos, con gran repugnancia y considera como la mayor de las ofensas el hablar mal de las madres, a lo que llaman 'mentar la mare'; costumbre muy común entre los charrancillos y gente de mal vivir. Los chiquillos de Cádiz, cuando van desafiados, antes de comenzar la pelea, conciertan con toda solemnidad que no han de hablar mal de sus madres por daño que se hagan: ¡Cuidado, dicen, que no vale mentá la mare, ni rajá la camisa! (13)




Cerremos con un cante de José Monge Cruz, Camarón, pletórico de fuerza y frescura, dueño y señor de los festivales, en la España de la Transición, hacia 1977. Por fandangos, con la sonanta de Tomatito. Primero se acuerda del estilo del trianero-campogibraltareño Rafael Pareja, que años después El Gloria difundiría con maestría. Luego, justo en el minuto 2:35, encontramos nuevamente el hermoso término bato... como cuando su hermano mayor, Manuel Monge —en ausencia de su padre Luis— fue a pedirle a la Chispa para su hermanito José:

                  Al relente de la luna

                  toíta la noche me llevo
                  por ver si me puedo llevar
                  de las tres gitanas, una:
                  la morena no me gusta,
                  la del medio no me va,
                  la que me gusta, 
                  la de los sacais negros,
                  si su bato me lo da.

                     .

Y su bato se la dio. Se llamaba Dolores Montoya.



Foto: José Lamarca




_________________________

(1) MACHADO Y ÁLVAREZ, AntonioColección de cantes flamencos, recogidos y anotados por Antonio Machado y Álvarez "Demófilo". Edición, introducción y notas de Enrique Baltanás, Sevilla: Portada Editorial, 1996.

(2) Ibídem. Pág. 203.

(3) Calorrí (gitano), calorrea (gitanas)Ibídem. Pág. 239.

(4) Ibídem. Pág. 253.

(5) Ibídem. Pág. 105.

(6) Ibídem. Pág. 283.

(7) Ibídem. Pág. 284.

(8) Ibídem. Pág. 200.

(9) Ibídem. Pág. 289.

(10) Ibídem. Pág. 291.

(11) JIMÉNEZ, Augusto, Vocabulario del dialecto jitano por D. Augusto Jiménez, Sevilla: Imprenta de D. J. M. Gutiérrez de Alba, calle del Lagar, nº 14, 1846 (Págs. 7 y 8); (edición facsimilar de la Asociación de Libreros de Viejo).

(12) RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco, Quisicosillas, Madrid: Biblioteca Patria, S.A., 1910 (Págs. 83-88).

(13) Citado por el profesor LÓPEZ ÁLVAREZ, Juan, en La sociedad del folklore provincial gaditano, junio-noviembre 1885, Cádiz: Cátedra Adolfo de Castro, Cuaderno de la Cátedra 8, 1990 (Pág. 85).

martes, 2 de julio de 2013

Camarón, veintiún años de perspectiva

Fotografía de Paco Sánchez

Jueves, 2 de julio de 1992. Se sabía, mas no lo queríamos saber. José estaba mu malito, pero lo habíamos dotado de inmortalidad, sin entender que, andando el tiempo, sólo su obra trascendería lo terrenal. Su vida, no. Y Camarón se bebió la vida. A morro. La quiso ancha, antes que larga; rápida, auténtica, peligrosa...

El calor que hacía aquél 2 de julio de 1992 era sofocante. Hacía mucho viento de levante, viento del Este, que deseca esteros de Sancti Petri y salinas de San Fernando, rezumando azul de mar, para que espejos de sol y sal de Fernando Villalón, reflejen blancos destellos de flor salina; la nieve salada de Rafael Alberti, granito del salinar. El calor galopaba abrasador y una noticia de muerte también. Un caballo desbocado, potro de rabia y miel, un caballo blanco y negro del día y de la noche, atravesaba a galope, seguramente en busca de un triste palacio, donde cien príncipes soñaban con la gloria y donde cien reyes soñaron con el amor y se despertaron llorando.

El cáncer era evidente. Veintiún años después, la literatura periodística le sigue llamando, con eufemismo: "una penosa enfermedad" (como si alguna enfermedad no lo fuera).


La noticia convulsionó las redacciones de todos los medios de comunicación españoles. Canal Sur 2 (entonces diferenciado del 1) abrió el informativo de las tres de la tarde con su muerte. Editado por Manolo Casal, (callejolero como él), el cual realizó un trabajo impecable, apoyado en unas inéditas y valiosísimas declaraciones de Camarón, efectuadas a Canal Sur, recién llegado José de una clínica de Nueva York, con la parca incrustada en su semblante.

En el horizonte le esperaba la Expo y el albero de La Maestranza para encerrarse en ella con Curro Romero, entre clarines siguiriyeros; también las Olimpiadas de Barcelona´92, para compartir escenario con Freddie Mercury... 


Todo se truncó a las siete y diez minutos de la mañana, en una habitación de la Unidad de Oncología Médica del hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona¿Maíta, qué es lo que tengo? fue la última y dolorosa pregunta de su vida, antes del fallo multiorgánico irreversible que lo inmortalizó por los caminos de la leyenda del tiempo: plata de luna en Los Puertos y oro de vino en Jerez, en preciosa descripción de Carlos Lencero.


Completan este informativo los testimonios de personalidades como el, entonces, alcalde de San Fernando, Antonio Moreno; la periodista Teresa Puig de Cataluña Radio; Jesús Antonio Pulpón —toda una institución en la representación artística—; el, entonces, director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, José Luis Ortiz Nuevo, y cantaores como Juan Peña El Lebrijano, Chano Lobato y El Turronero; así como Juan Lebrón, productor de la película Sevillanas de Carlos Saura. Todo con el trabajo de una redacción detrás, con Lucía Benítez, Juan Manzorro y Manolo Curao.





Tal día como hoy, ya con cierta perspectiva, quizá merezca la pena compartir un documento sonoro, cuando los jinetes galopaban con el viento del este, buscando el vasto mundo, el grano de polvo en el espacio y las flores de los siete climas. Temblando están las estrellas, la voz de Camarón viene. Tal día como hoy.


viernes, 21 de junio de 2013

Camarón, apuntes de una entrevista breve

Foto: Kiki. Una de las imágenes más comercializadas de Camarón
sin la autorización de su autor: Joaquín Hernández "Kiki", y a espaldas de los
beneficios económicos de la venta de miles de camisetas.

Cuando escribo sobre Camarón soy absolutamente subjetivo. Lo reconozco. José me gustaba hasta cuando tosía. Me fascinaba verle ahuecarse las palmas de sus manos con tremenda personalidad, acariciando los tiempos de su leyenda. La expectación que creaba. La imprevisibilidad que su sólo nombre producía. Sus espantás; las gitanas esperándolo con los corales rojos; los gitanos con los cordones de oro y sus mejores galas: camisas de puños vueltos con el pelo "a lo Camarón"; especulaciones sobre su más que probable desplante. Me encantaba la mirada expresiva que en el escenario y de soslayo echaba a su izquierda, cómplice de Paco de Lucía o del Tomate, sus dos principales guitarristas, junto a Paco Cepero. Tres escuelas de guitarras que marcaron tres decenios con el artista de las Callejuelas. Tuvo tocaores anteriores. Ya lo creo. Algunos ignorados por la flamencología oficial, caso de Juan Doblones del barrio de Santa María y otros que ahora no vienen al caso.

Servidor entró en la radio por casualidad. En algún sitio he escrito que llegué a ella "como se llega a la escayola, a la venta de arropías o al cultivo de lapas de pelo". Discurría 1989 y Camarón estaba en la cima de su fama, pero también en el ocaso de sus facultades. Era otoño y la expectación que se había levantado por su disco Soy gitano, grabado en los míticos estudios de Abbey Road con Ricardo Pachón, era enorme. Sevilla esperaba y reivindicaba su estreno, pero José escogió Cádiz para hacerlo. Sevilla se enfadó evidentemente, las ciudades no son entes; hablo de los círculos flamencos hispalenses y Cádiz y sus flamenquitos lo disfrutaron; a fin de cuentas se trataba de su territorio natural. De sal y de son.



Inesperada puesta de largo en el Teatro Andalucía, en la ciudad que fue manantial claro para su repertorio, por citar los más obvios: su Perla querida; Joseíco que le incrustó pa los restos el remoquete de Camarón; Rosa la Papera y María la Sabina, coetáneas de su madre, Juana Cruz, que le arrimaron sus cantes mecidos y Santiago Donday con desgarro, tizne y olor de fragua, ambos de padres fragüeros, y uno de los cantaores que más le fascinaron a José, por la imprevisibilidad y anarquía de su cante.

Recibí una llamada inesperada a casa. Era la voz de Pepe Suazo avisándome de que en la Peña Camarón, de Cádiz, estaba José, por si quería entrevistarlo... Cientos de agujas de miedo se me clavaron en mi barriga. ¡Qué malísima buena suerte y qué buenísima suerte más mala! Me asusté. Sudé sólo de pensarlo y noté el cañonazo de adrenalina que sólo certificaba mi manifiesta inseguridad. No tenía experiencia para entrevistarlo y encima estaría ante mi ídolo. En mi radiocasete Orion de los 70 había pulverizado una cinta de gasolinera, de ferrocromo, que se titulaba Mano a mano entre Camarón y Lebrijano. Era cuanto tenía. En mi casa, por mor de hermanos mayores, sólo había discos de Beatles magníficos, por otra parte, de Bob Dylan, Deep Purple y el single de My Sweet Lord... Tenía trece o catorce años y el cante de José se me metió en las tripas y me hizo irremediablemente camaronero. Bendita falta de remedio. Bendita subjetividad a la hora de escribir esto.

El resultado es la entrevista que a continuación comparto. Entrevista breve. Demasiado breve para estar ante quien estaba. Inseguro, subjetivo, verde y fascinado; nada alejado del personaje para abordarlo con objetividad. Jamás se me olvidará la forma de mirar de José, la expresividad racial de sus ojos negros y su increíble sencillez, tan sólo comparable a su timidez natural.

No le gustó "que mentaran a su mare Juana"apostilló a mi pregunta y agradeció el detalle de que la capital le hiciera antes una peña que su San Fernando natal. Disculpen mi torpeza manifiesta y disculpen la vocecita de veinte años menos...


Peña Camarón de la Isla, Cádiz, noviembre de 1989. Foto: Fariñas