Fotografía de Paco Sánchez |
Jueves, 2 de julio de 1992. Se sabía, mas no lo queríamos saber. José estaba mu malito, pero lo habíamos dotado de inmortalidad, sin entender que, andando el tiempo, sólo su obra trascendería lo terrenal. Su vida, no. Y Camarón se bebió la vida. A morro. La quiso ancha, antes que larga; rápida, auténtica, peligrosa...
El calor que hacía aquél 2 de julio de 1992 era sofocante. Hacía mucho viento de levante, viento del Este, que deseca esteros de Sancti Petri y salinas de San Fernando, rezumando azul de mar, para que espejos de sol y sal de Fernando Villalón, reflejen blancos destellos de flor salina; la nieve salada de Rafael Alberti, granito del salinar. El calor galopaba abrasador y una noticia de muerte también. Un caballo desbocado, potro de rabia y miel, un caballo blanco y negro del día y de la noche, atravesaba a galope, seguramente en busca de un triste palacio, donde cien príncipes soñaban con la gloria y donde cien reyes soñaron con el amor y se despertaron llorando.
El cáncer era evidente. Veintiún años después, la literatura periodística le sigue llamando, con eufemismo: "una penosa enfermedad" (como si alguna enfermedad no lo fuera).
La noticia convulsionó las redacciones de todos los medios de comunicación españoles. Canal Sur 2 (entonces diferenciado del 1) abrió el informativo de las tres de la tarde con su muerte. Editado por Manolo Casal, (callejolero como él), el cual realizó un trabajo impecable, apoyado en unas inéditas y valiosísimas declaraciones de Camarón, efectuadas a Canal Sur, recién llegado José de una clínica de Nueva York, con la parca incrustada en su semblante.
En el horizonte le esperaba la Expo y el albero de La Maestranza para encerrarse en ella con Curro Romero, entre clarines siguiriyeros; también las Olimpiadas de Barcelona´92, para compartir escenario con Freddie Mercury...
Todo se truncó a las siete y diez minutos de la mañana, en una habitación de la Unidad de Oncología Médica del hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona. ¿Maíta, qué es lo que tengo? fue la última y dolorosa pregunta de su vida, antes del fallo multiorgánico irreversible que lo inmortalizó por los caminos de la leyenda del tiempo: plata de luna en Los Puertos y oro de vino en Jerez, en preciosa descripción de Carlos Lencero.
Completan este informativo los testimonios de personalidades como el, entonces, alcalde de San Fernando, Antonio Moreno; la periodista Teresa Puig de Cataluña Radio; Jesús Antonio Pulpón —toda una institución en la representación artística—; el, entonces, director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, José Luis Ortiz Nuevo, y cantaores como Juan Peña El Lebrijano, Chano Lobato y El Turronero; así como Juan Lebrón, productor de la película Sevillanas de Carlos Saura. Todo con el trabajo de una redacción detrás, con Lucía Benítez, Juan Manzorro y Manolo Curao.
Tal día como hoy, ya con cierta perspectiva, quizá merezca la pena compartir un documento sonoro, cuando los jinetes galopaban con el viento del este, buscando el vasto mundo, el grano de polvo en el espacio y las flores de los siete climas. Temblando están las estrellas, la voz de Camarón viene. Tal día como hoy.
El cáncer era evidente. Veintiún años después, la literatura periodística le sigue llamando, con eufemismo: "una penosa enfermedad" (como si alguna enfermedad no lo fuera).
La noticia convulsionó las redacciones de todos los medios de comunicación españoles. Canal Sur 2 (entonces diferenciado del 1) abrió el informativo de las tres de la tarde con su muerte. Editado por Manolo Casal, (callejolero como él), el cual realizó un trabajo impecable, apoyado en unas inéditas y valiosísimas declaraciones de Camarón, efectuadas a Canal Sur, recién llegado José de una clínica de Nueva York, con la parca incrustada en su semblante.
En el horizonte le esperaba la Expo y el albero de La Maestranza para encerrarse en ella con Curro Romero, entre clarines siguiriyeros; también las Olimpiadas de Barcelona´92, para compartir escenario con Freddie Mercury...
Todo se truncó a las siete y diez minutos de la mañana, en una habitación de la Unidad de Oncología Médica del hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona. ¿Maíta, qué es lo que tengo? fue la última y dolorosa pregunta de su vida, antes del fallo multiorgánico irreversible que lo inmortalizó por los caminos de la leyenda del tiempo: plata de luna en Los Puertos y oro de vino en Jerez, en preciosa descripción de Carlos Lencero.
Completan este informativo los testimonios de personalidades como el, entonces, alcalde de San Fernando, Antonio Moreno; la periodista Teresa Puig de Cataluña Radio; Jesús Antonio Pulpón —toda una institución en la representación artística—; el, entonces, director de la Bienal de Flamenco de Sevilla, José Luis Ortiz Nuevo, y cantaores como Juan Peña El Lebrijano, Chano Lobato y El Turronero; así como Juan Lebrón, productor de la película Sevillanas de Carlos Saura. Todo con el trabajo de una redacción detrás, con Lucía Benítez, Juan Manzorro y Manolo Curao.
Tal día como hoy, ya con cierta perspectiva, quizá merezca la pena compartir un documento sonoro, cuando los jinetes galopaban con el viento del este, buscando el vasto mundo, el grano de polvo en el espacio y las flores de los siete climas. Temblando están las estrellas, la voz de Camarón viene. Tal día como hoy.
Jamás he visto un homenaje tan sentido como profundo y afectuoso como éste, Javier. Lo guarderé como un tesoro valiosísimo, todo un admirable documento.
ResponderEliminarYo creo que una persona no muere mientras se la recuerde, su ausencia es física, pero su legado, como el de Camarón, le hace inmortal...Y tú contribuyes aportando tu pluma a la causa.
Un emotivo, bonito y admirable testimonio.
¡¡¡GRACIAS!!!
Un abrazo-
Muchas gracias, Maricamen. Tienes toda la razón. Hay una cierta inmortalidad en aquellas personas a las que recordamos con afecto. Muy sabias las palabras de Ortiz Nuevo cuando dice que Camarón tenía una rica vida interior. Tenía también un aura específico que atraía la atención de las personas, más allá de su talento y de sus cualidades cantaoras.
EliminarGracias por tus cariñosa palabras.
Un abrazo
Hace 21 años que falleció Jose pero nacieron otras cosas de forma paralela. Era un conjunto de circunstancias dadas en el mismo cuerpo, no dejo siempre de sonreír hacia dentro y pensar "Que suerte tuvimos de tenerlo". Un abrazo primo, el verano se avecina lleno de noches frescas para revivir a Camarón.
ResponderEliminarQué alegría, prima, y qué honor verte por estos lares de esteros. Estás cargada de razón, fue un privilegio y siempre habitará en nuestros corazones. Todo lo que hago a diario, todo, incluso lo más cotidiano, mejora cuando escucho su cante. Es como un bálsamo o el primer lavado de cara con agua... La nana del caballo, cualquiera de sus tarantas o Viejo Mundo, que tanto le hubiera encantado oír a Federico, me hacen sentirme tan vivo, como cuando huelo la naturaleza o paladeo una exquisitez.
EliminarGracias por comentar.
Un abrazo grande.
Por lo meno tuve la suerte de esta con Camaron una vez, Camaron tenia 14 o quizas menos, yo estaba en un almacen detras de la iglesia mayor de la isla, teniamos un par de amigos una pequeña fiesta con su bienmesabe y su vinito de Chiclana, los amigos eran de la Isla y conocian a Camaron, entro para ver la fiesta se tomo un trago y se comio un par de bienmesabe canto solo una vez por buleria y se marcho, desde entonces solo he escuchado al Camaron por Cassetes y CD, eso sí tengo una buena colección de música de él y algo de su biografia. Me gusta escucharlo cuando estoy solo y con auriculares. Un saludo flamenco Paco de Cái
ResponderEliminarQué suerte la tuya, Paco. Mayor autenticidad no cabe, con un cartuchito de bienmesabe (¡qué bien me sabe!, remataban las bulerías de su último disco, escritas por Casilda Varela). Son momentos irrepetibles, para recordarlos siempre. Enhorabuena.
EliminarUn saludo.
Javier me dice lo ¡qué bien me sabe! del disco de Camarón disco de "Potro de Rabia y Miel" con el titulo de "Yo vendo pescaito" 1992 autores Pepe de Lucía y Casilda Varela. Compreme un cartuchito de bien mesabe y yo no me acordaba de esto ha sido tú el que me ha iluminado y me ha echo recordar bien las bulerías del Camarón. Y a Casilda Varela la conocí de pequeña, yo llevaba cositas buenas al chalet de Varela de una Mantequeria que habia en la calle San Francisco enfrente de Repeto y la conoci de mayor cuando se iba de fiesta por el barrio, por cierto tengo una foto de ella con Agustin el Morcillero y el Cigarrito que me dio permiso Pepe Rebujina para que le hiciera una copia, porque el Cigarrito era un buen amigo mío.Perdona por lo largo del comentario,Un abrazo Paco de Cái
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